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El secreto del turbante de Nadia Ghulam: Diez años disfrazada de hombre para sobrevivir a los talibanes

-Decidí ponerme ropa de hombre por un día. Pensé que esto sería sólo por un día, mañana las cosas cambiarán. Volveré a ser Nadia y seguiré con mi vida. Durante 10 años tuve que vivir como un hombre, trabajar como un hombre... Perdí mi identidad. Perdí parte de mi infancia, toda mi adolescencia...
-Creo que se han vuelto peores. Han aprendido a mentir. Antes eran tan ignorantes que todo lo que hacían, lo hacían en público, sin esconderse
-Ahora mismo en Kabul están buscando familias, mujeres y personas que o bien trabajaban para el gobierno anterior o bien colaboraban con alguna organización internacional o con la prensa. Todas estas personas están desapareciendo una por una. Y siguen diciendo: no hemos hecho nada
 

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Nadia Ghulam (Kabul, Afganistán, 4 de junio de 1985) es una escritora y refugiada afgana en España. Durante diez años se hizo pasar por su difunto hermano para evadir las rígidas prohibiciones del régimen talibán contra las mujeres. Años más tarde, narró esta experiencia por medio de la novela El secreto de mi turbante, que escribió junto con Agnès Rotger y que le valió el Premio Prudenci Bertrana 2010.

El año 1991, durante la guerra civil afgana, resultó malherida cuando la casa de la familia Ghulam fue destruida por una bomba. Salió del hospital, seis meses y catorce operaciones después, con cicatrices en el rostro, que la marcaron para el resto de su vida. En aquellos momentos los talibanes habían conseguido el control del país y, a raíz de la guerra, su familia lo había perdido todo. Su hermano había muerto y el padre se encontraba en un estado precario de salud y ni ella ni sus hermanas o la madre podían trabajar por el hecho de ser mujeres. En este momento, a la edad de once años, decidió cambiar de identidad y hacerse pasar por su hermano Zelmai para poder trabajar y alimentar a su familia.

El 2006, gracias la Asociación para los Derechos Humanos en Afganistán (ASDHA), llegó a Barcelona, ciudad en que vive actualmente con sus padres adoptivos. Se encuentra implicada en diferentes iniciativas para ayudar su país, además de aprender catalán, informática, integración social y materias que tienen que ver con  la calidad del trabajo de las ONG.5

Además de El secreto de mi turbante, ha escrito Cuentos que me curaron (2014), con Joan Soler, y La primera estrella del anochecer (2016).

Tenía 11 años cuando los talibanes llegaron al poder por última vez en Afganistán

Por Anelise Borges Las constantes noticias e imágenes de aviones logrando salir de Kabul alivian el dolor de Nadia Ghulam que, desde miles de kilómetros de distancia, en España, vigila a algunos de sus familiares que esperan su turno para dejar Afganistán.

"Mi padre y mi madre no pudieron venir. Mi padre tiene una enfermedad psíquica. Y mi madre tiene varias afecciones, pero sobre todo no puede caminar. Cuando les dije que tenía la posibilidad de sacarlos mi madre dijo, déjenme porque no pueden hacerme nada".

Se refiere a los talibanes, que Nadia Ghulam conoce muy bien…Tenía 11 años cuando llegaron al poder por última vez en Afganistán. Una bomba arrasó la casa de Nadia, mató a su hermano y destruyó el sustento de sus padres.

Nadia, que resultó herida en el ataque, se tuvo que hacer cargo de la supervivencia de la familia: "Decían que las mujeres no podían trabajar, no podían estudiar, no podían salir de casa. No sabía qué hacer. Mi hermano no estaba con nosotros, mi padre estaba loco con una enfermedad psicológica.

Así que decidí ponerme ropa de hombre por un día. Pensé que esto sería sólo por un día, mañana las cosas cambiarán. Volveré a ser Nadia y seguiré con mi vida. Durante 10 años tuve que vivir como un hombre, trabajar como un hombre... Perdí mi identidad. Perdí parte de mi infancia, toda mi adolescencia...".

Dos décadas después, Nadia Ghulam trabaja día y noche para sacar a todos los que pueda del Afganistán controlado por los talibanes. Asegura que no cree en ninguna de las promesas del grupo de que las cosas han cambiado.

"Creo que se han vuelto peores. Han aprendido a mentir. Antes eran tan ignorantes que todo lo que hacían, lo hacían en público, sin esconderse.

Ahora mismo en Kabul están buscando familias, mujeres y personas que o bien trabajaban para el gobierno anterior o bien colaboraban con alguna organización internacional o con la prensa. Todas estas personas están desapareciendo una por una. Y siguen diciendo: no hemos hecho nada. Porque han aprendido a mentir".

Nadia muestra el tuit que escribió al Presidente del Gobierno español, un mensaje en el que pedía añadir a seis miembros de su familia, todos ellos mujeres, a la lista de evacuados. Y asegura que su batalla no ha hecho más que empezar.

"He podido salvar seis vidas y darles un futuro mejor porque estas niñas podrán estudiar, ir a la universidad y ser libres. Para mí, mi familia no es sólo la gente que viene... sino todas las mujeres de Afganistán. Y si ellas no están bien. Yo no estaré bien. Ahora quiero luchar por sus vidas, por su libertad. No puedo quedarme callada. No puedo estar aquí y olvidar a estas otras mujeres porque me identifico con su dolor. Este dolor está en mí. En mis cicatrices físicas y psicológicas. Y esto no lo voy a olvidar".

Por eso seguirá luchando para tratar de sacar de allí a quienes no lo consiguen y serán perseguidos por un régimen que puede ser incluso más cruel de lo que fue.


Que regresen las mujeres formadas para que sean los talibanes los que huyan

Nadia Ghulam ha reclamado a la comunidad internacional no cortar la ayuda humanitaria y contribuya a empoderar a las mujeres que están fuera del país para que puedan regresar con formación y esta vez sean los talibanes "los que tengan que huir".

En una entrevista a Efe en Badalona, donde vive esta refugiada, desfigurada por una bomba a los 8 años y que vivió una década haciéndose pasar por su hermano fallecido para poder trabajar y esquivar el machismo talibán, ha explicado que lleva cuatro noches sin dormir intentando conseguir salvoconductos para sacar a mujeres y niñas de Afganistán.

Por Lara Malvesí

"Ahora, más que nunca, necesitamos cooperación de la comunidad internacional, para las niñas que no han podido salir pero también para las mujeres que están fuera. Hay mucha diáspora en Europa, mujeres afganas preparadas", ha señalado.

"Esas mujeres deben aprovecharse junto a su conocimiento como herramienta para reconstruir el país, aunque sea desde la distancia. Ellas saben qué hacer. Mi plan es formar a mujeres desde fuera e igual que los talibanes volvieron sin que nadie lo esperara, algún día seremos nosotras las que vayamos a ocupar el país con nuestros bolígrafos, con nuestro conocimiento en vez de armas", ha reivindicado.

Ghulam ha reconocido que es su "sueño" que algún día una mujer afgana pueda ser la presidenta del país. "Ojalá conseguir un cambio para las mujeres y que igual que ahora huyen de los talibanes, algún día los talibanes tengan que escapar de nosotras", ha dicho.

En ese plan de ayudas internacionales que reclama de los países occidentales para las mujeres afganas, la también educadora social solicita que todas las universidades apuesten por establecer al menos una beca cada una para una mujer afgana.

"Así podrán salir de la jaula y volar, volar muy lejos", ha afirmado Ghulam, quien considera el bien más indispensable de la persona la propia libertad".

"Sin libertad no soy persona. Es tan necesaria como el aire que respiramos. Doy gracias porque aquí puedo conducir, puedo ir en bicicleta, salir sola de casa o sentarme en un bar", ha contado.

"No me hace bien contar una y otra vez mi historia. La gente cree que es terapéutico, pero no. Me produce incluso dolor físico. Mis terapeutas me dicen que pare. Pensaba que ya no lo haría más pero ahora estoy reviviendo mi historia estos días", ha confesado.

Entre las mujeres para las que ha conseguido permiso están su hermana y también dos primas y seis niñas pequeñas. Algunas de ellas ya estarían en el aeropuerto de Kabul, aunque no sabe si su avión ya ha salido o no, ni cuando lo hará, por lo que no se despega ni un segundo del teléfono.

También está en contacto con el Ministerio de Exteriores para conseguir "permisos" para 35 mujeres y niñas becadas en sus estudios por la asociación "Puentes para la paz" que fundó en 2016.


Todas ellas se encontrarían en Kabul, fuera de sus residencias habituales, escondidas, y esperando los salvoconductos a través de la activista. "Si ahora no lo conseguimos, las llevaré de algún modo a otro sitio. En Afganistán no pueden estar", ha afirmado.


"Mi madre de acogida catalana no se puede creer que lleve yo cuatro noches sin dormir porque yo soy muy dormilona. Pero es que esto es una motivación más grande que dormir. Se me llenan las ojos de lágrimas de pensar que si saliera podrían llegar 35 mujeres y niñas al aeropuerto de Madrid en libertad. Eso me da fuerza", ha afirmado.


Quienes no saldrán de Afganistán son sus padres biológicos porque tienen dificultades por su edad y condición física. "Mi madre ha hecho un gran sacrificio. Me ha dicho: qué voy a hacer yo ya ahí, viviré solo un año más a lo mejor. Mejor salva la vida de alguien que pueda educarse, estudiar, tener un futuro", ha explicado.


Preguntada sobre el apoyo que a su juicio están recibiendo de España, Ghulam se ha mostrado agradecida por la "solidaridad" que está recibiendo tanto de las autoridades como de la sociedad civil e incluso de familias particulares que se ofrecen para acoger.

"¿Es suficiente? Delante del dolor y pánico de la gente de mi pueblo que está viviendo nada es suficiente (...) Necesitamos más apoyo y más formas para sacar a la gente", ha reclamado.



nadiaghulam.com

wikipedia.org/wiki/Nadia_Ghulam

Euronews

EFE





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