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Ell río Paraná sufre su peor bajante en más de medio siglo

El río Paraná, coloso de Sudamérica y décima cuenca del mundo, sufre su peor bajante en más de medio siglo y es un enigma si la causa obedece a un ciclo natural o al cambio climático, con efectos inciertos a largo plazo.

Gente caminando durante la sequía en el lecho de un brazo del Paraná cerca de Rosario, Santa Fe, Argentina, el 22 de agosto de 2021. Foto AFP

Segundo en extensión detrás del Amazonas en América del Sur, el Paraná viene encogiéndose desde 2019 y ha tocado mínimos que no tenía desde 1940.

Los expertos dudan si recobrará la exuberancia que lo convirtió en la principal vía de integración del Mercosur, aun cuando llegue la temporada de lluvias en diciembre.

En los últimos meses la bajante afectó la navegación mercante, la generación eléctrica, la pesca, la industria turística, la provisión de agua para consumo y riego, y modificó el relieve, el agua y el suelo de una forma que nadie aventura si será permanente.

- Estratégico -

El Paraná se vincula con las aguas subterráneas del Acuífero Guaraní, una de las mayores reservas de agua dulce del planeta.
Sus más de 4.000 kilómetros unen a importantes ciudades de Sudamérica y de sus sedimentos se nutren las planicies agrícolas que baña en Argentina.

"El Paraná es el humedal más extenso, más biodiverso y de mayor importancia socio-productiva de Argentina", explica a la AFP el geólogo Carlos Ramonell, catedrático de la Universidad Nacional del Litoral.

Aunque el brazo principal tiene caudal, en este momento en su red de cauces secundarios "sólo entre el 10 y 20% tienen agua, el resto está seco", señala.

"Se han mencionado como causas las represas brasileñas, la deforestación, el cambio climático, pero desde el punto de vista científico no estamos en condiciones de decirlo. Obviamente ha sido el déficit de lluvias, pero ¿provocado a partir de qué?", cuestiona Ramonell.
- Perturbaciones comerciales -

El Paraná nace en Brasil, recibe afluentes del Paraguay y desemboca al Atlántico en Argentina, donde su tramo navegable es vital para las exportaciones de Bolivia y Paraguay, países sin salida al mar.

"Por el Paraná no se navega desde abril, las mercaderías se transportan por tierra hacia el río Paraguay, lo que cuadruplicó el costo", señala a la AFP Juan Carlos Muñoz, directivo de Armadores Fluviales paraguayos.

Unas 4.000 barcazas, 350 remolcadores y 100 porta contenedores esperan la crecida.

En mayo pasado la apertura extraordinaria de los embalses en Brasil liberó el paso de cientos de barcazas paraguayas aguas abajo. Pero la bajante ya no lo permite.

AFP




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