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COVID-19: la prioridad es la vacunación mundial, no las dosis de refuerzo

COMUNICADO de Médicos Sin Fronteras

Mientras la ‘tercera dosis’ es debate en los países ricos, millones de personas vulnerables y trabajadores sanitarios en países de ingresos bajos y medios aún esperan las primeras dosis de la vacuna de la COVID-19. Esta inequidad global y las limitaciones de suministros deben solucionarse cuanto antes.

En vista de la inequidad global de las vacunas y las limitaciones de suministro, Médicos Sin Fronteras (MSF) reclamamos a los Gobiernos y empresas farmacéuticas que no planeen ni administren inyecciones de refuerzo de la vacuna COVID-19 en ningún lugar antes de que todo el personal sanitario y las personas vulnerables de todo el mundo estén completamente vacunados.

Se debe dar prioridad a aumentar la cobertura de vacunación mundial con la serie de vacunación completa antes de administrar las dosis de refuerzo. Sin embargo, pueden ser necesarias dosis adicionales como parte de la serie de vacunación primaria para ciertas personas, como los inmunodeprimidos moderados o graves, que pueden no estar adecuadamente protegidos con la serie "estándar".

Y es que, dado que solo el 1% de los habitantes de los países de bajos ingresos ha recibido al menos una dosis de las vacunas COVID-19[RG1]  de los más de 3.600 millones de dosis administradas en todo el mundo, y con el telón de fondo de 4 millones de muertes y la variante del Delta fuera de control, sería inconcebible ofrecer a las personas ya totalmente vacunadas otra dosis antes de proteger a más personas con la primera.

Todavía no se ha llegado a un consenso científico sobre la necesidad generalizada de dosis de refuerzo para la población general. El uso de las dosis de refuerzo debe basarse en pruebas científicas sólidas y priorizarse para las personas que más lo necesitan. Sin embargo, en última instancia, el mayor número de vidas se salvará proporcionando vacunas a las personas que aún no han recibido ninguna dosis.

"Los líderes de los gobiernos que ya han vacunado a más personas más allá de las más vulnerables deben pararse a reflexionar y analizar este dramático desequilibrio mundial en el acceso a las vacunas antes de seguir adelante con los esfuerzos para ofrecer refuerzos a las personas vacunadas", afirma la Dra. Carrie Teicher, directora de Programas de MSF Estados Unidos.


Porcentaje de personas que han recibido al menos una dosis de la vacuna del COVID-19, a 15 de septiembre de 2021. Fuente: Our World in Data.

Porcentaje de personas que han recibido al menos una dosis de la vacuna del COVID-19, a 15 de septiembre de 2021. © Our World in Data


"No podemos dejar que las corporaciones farmacéuticas dicten prematuramente la necesidad de refuerzos en ausencia de datos y pruebas concluyentes, cuando tenemos que estar moviendo montañas para garantizar que las dosis disponibles se destinen a proteger a los trabajadores sanitarios y a las personas vulnerables de los países de ingresos bajos y medios que siguen corriendo un grave riesgo de contraer y morir a causa de la COVID-19".

Hay una necesidad desesperante de dosis en los países de ingresos bajos y medios, y COVAX está luchando por conseguir suficientes dosis para alcanzar incluso una fracción de sus objetivos de vacunación establecidos. Al mismo tiempo, Pfizer-BioNTech y Moderna ya han entablado conversaciones con países ricos con altos índices de vacunación, en particular la UE, para hacer pedidos de terceras dosis de sus vacunas. Con la actual crisis de escasez de vacunas, esta maniobra representa un puro lucro por parte de las corporaciones farmacéuticas.

"Los gobiernos ricos no deberían dar prioridad a la distribución de terceras dosis cuando gran parte del mundo en desarrollo ni siquiera ha tenido la oportunidad de recibir sus primeras vacunas contra la COVID-19", reclama Kate Elder, asesora principal de políticas de vacunas de nuestra Campaña de Acceso.

"Nos encontramos en esta devastadora situación de inequidad en materia de vacunas precisamente porque las corporaciones farmacéuticas priorizaron los beneficios sobre las vidas, y los países donde la mayoría de estas tienen su sede decidieron seguir un enfoque de 'yo primero'.

Los gobiernos ricos deben redistribuir urgentemente esas dosis al resto del mundo. Cuanto más tiempo permanezcan miles de millones de personas sin vacunar, más variantes que nos amenazan a todos se desarrollarán. Este enfoque centrado en los beneficios y en el egoísmo no solo es moralmente cuestionable, sino también imprudente".





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