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El peor enemigo de la prevenci贸n del suicidio

OPINI脫N de Adriana D铆ez G贸mez del Casal, Eduardo Fonseca Pedrero y Susana Al-Halab铆

file-20210909-27-nx9dwd.jpg?ixlib=rb-1.1Shutterstock / Orawan Pattarawimoncha

Si se pudiera dibujar el peor enemigo de la prevenci贸n del suicidio tomar铆a la forma del silencio. A lo largo de la historia ha existido un velo de oscuridad que no permit铆a hablar a todas aquellas personas que pensaban en acabar con su vida para terminar con su sufrimiento.

El tab煤 y los diversos mitos que acompa帽an a la conducta suicida han supuesto -y contin煤an haci茅ndolo- una importante barrera para su prevenci贸n. Una de tales creencias err贸neas es la idea de que es mejor guardar silencio por su posible efecto contagio. ¿Es cierto? No. S铆. Depende.

La pregunta no es si hablar o no hablar del tema. Ah铆 la respuesta siempre ser谩 s铆. Hablar supone consuelo y descanso. Informar adecuadamente ejerce como factor de protecci贸n.

Aqu铆 la clave es c贸mo. Hablar del suicidio no es f谩cil, no lo ha sido nunca. El suicidio paraliza el latido de las personas que escuchan su nombre y quiz谩s sea esta la raz贸n del mutismo que genera y de los miedos que despierta.

Actualmente, la conducta suicida supone un problema de salud p煤blica a nivel mundial. Las cifras ya superan con creces las muertes por accidentes de tr谩fico o por violencia de g茅nero, pero ¿d贸nde est谩 el espacio para hablar del suicidio? ¿D贸nde se encuentran los recursos para frenar esta tendencia? En definitiva, ¿c贸mo lo hacemos?

Efecto Werther y efecto Papageno

El efecto llamada o efecto Werther toma su nombre de la novela Las penas del joven Werther, publicada en 1774. En este libro, el protagonista sufre tanto por amor que decide poner fin a su vida. Tras su publicaci贸n, numerosos j贸venes de la 茅poca decidieron imitar al protagonista ante el dolor del amor no correspondido.

En el lado opuesto, se encuentra el efecto Papageno. Este personaje, procedente de La flauta m谩gica de W.A. Mozart, abandona la idea del suicidio cuando unos ni帽os le hacen cambiar de opini贸n record谩ndole las alternativas posibles a la muerte. Observamos as铆 dos efectos opuestos a la hora de hablar o informar de suicido.

El impacto de la informaci贸n no debe limitarse a los posibles efectos nocivos que puede generar si se hace de forma inadecuada.

M谩s a煤n, los medios de comunicaci贸n tienen (¡deben!) un papel relevante ya que pueden actuar como factor educador y de protecci贸n. Lo hacen cuando dan a conocer a la poblaci贸n general una comprensi贸n del fen贸meno en boca de expertos.

As铆 facilitan una actitud emp谩tica, derribando la falsa idea de que hablar sobre el suicidio incrementa la posibilidad de que ocurra e informando sobre los recursos existentes y las alternativas posibles.

Se puede informar sobre personas que contemplaron el suicidio pero consiguieron sobreponerse con ayuda. O hablar sobre c贸mo las ideas de suicidio no son interminables, ofreciendo as铆 esperanza y modelos adecuados.

Los medios informativos pueden tener un impacto positivo y preventivo en personas que est谩n en riesgo siempre que se trate de forma adecuada. Por lo tanto, s铆 es necesario hablar del suicidio, pero siempre, recordemos, de la forma adecuada.

¿C贸mo se puede abordar el suicidio en los medios de comunicaci贸n?

Son numerosos las publicaciones de este estilo para hablar sobre el suicidio en los medios de comunicaci贸n. Todas ellas destacan que debe evitarse el sensacionalismo o la idea rom谩ntica de la muerte para abordar la conducta suicida como lo que es: un fen贸meno complejo y un problema de salud p煤blica que exige un trabajo colaborativo entre todos los agentes de la sociedad. Algunas directrices son las siguientes:

  • No hablar nunca del m茅todo que se utiliza. La literatura cient铆fica muestra que puede haber un efecto llamada o una repetici贸n del m茅todo, especialmente si la persona fallecida es popular o famosa.
  • No glorificar el suicidio. La persona que se suicida es alguien que no ha encontrado, por el momento, una soluci贸n mejor para acabar con su sufrimiento. Pero no es una buena forma de solucionar problemas ni un modo de afrontarlos. Es una soluci贸n permanente para una situaci贸n y un dolor que, en la inmensa mayor铆a de los casos, es pasajero.
  • Evitar tratar el suicidio de forma unicausal, es decir, mediante simplificaciones causa-efecto. La conducta suicida es compleja y depende de multitud de factores (psicol贸gicos, sociales, 茅ticos, culturales, biol贸gicos, etc.). La suma de todos ellos es lo que aumenta la probabilidad de llevar a cabo una conducta suicida.

¿Qu茅 se debe hacer para informar del suicidio?

En primer lugar, es aconsejable exponer las se帽ales de alarma. La mayor铆a de personas que mueren por suicidio o intentan hacerlo suelen dar se帽ales de aviso (expresar desesperanza, hacer testamento, cambiar rutinas y h谩bitos, consumir alcohol y otras drogas, etc.). Informar a la poblaci贸n general sobre ellas permite actuar de forma temprana.

Por otro lado, es necesario informar del suicidio como un problema de salud. Es importante hablar sobre los recursos disponibles que permiten ofrecer un espacio de ayuda a aquellas personas que se puedan encontrar en una situaci贸n parecida (llamar a una l铆nea de atenci贸n en crisis o al 112, acudir a los servicios de salud mental, pedir ayuda a una persona cercana, etc.).

Tambi茅n se debe mostrar el valor positivo del apoyo de amigos, familiares y otras personas. Resulta dif铆cil pedir ayuda o saber que est谩 disponible si no hay lugar ni momento para hablar de ese sufrimiento. Frente al acoso de las ideas de suicidio no estamos solos, existen otras alternativas, otros recursos, otras soluciones.

La evidencia cient铆fica muestra que los medios de comunicaci贸n tienen un gran poder para sensibilizar e informar de los factores de protecci贸n existentes.

El suicidio es prevenible y es problema de todos. Romper el silencio resulta algo imprescindible. Para ello es necesaria la informaci贸n, formaci贸n, sensibilizaci贸n y concienciaci贸n de los diferentes miembros de la sociedad.

Hablar del suicidio de forma correcta permite dar voz a quien m谩s lo necesita y, sobre todo, dar a conocer que no est谩n solos, que existen alternativas y recursos, que hay vida m谩s all谩 que todav铆a no pueden ver.

Adriana D铆ez G贸mez del Casal y Eduardo Fonseca Pedrero son profesores de psicolog铆a de la Universidad de la Rioja y Susana Al-Halab铆 lo es en la Universidad de Oviedo.

Este art铆culo fue publicado originalmente en The Conversation. Art铆culo original.





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