
Angela Merkel en el Foro Econ贸mico Mundial en Davos, Suiza (2011). Foto: World Economic Forum (CC BY-NC-SA 2.0)
Angela Merkel, como canciller de Alemania, ha dominado la pol铆tica europea durante cuatro mandatos, 15 a帽os, muchos de ellos complejos y dif铆ciles. A veces con valent铆a, otras sin ella; m谩s como t谩ctica, gestora de crisis, que como estratega, sin verdadera visi贸n, aunque trabajadora infatigable, estudiosa, conocedora a fondo de todos los dossiers que trataba y firme creyente en las virtudes de la negociaci贸n y en sus propios valores. Su salida, y la posible llegada a la Canciller铆a m谩s poderosa de la UE del socialdem贸crata Olaf Scholz, junto a otros movimientos en curso, abre una nueva oportunidad para Europa.
En la dura crisis primero econ贸mica y financiera y luego de deuda que empez贸 en 2008 con la ca铆da de Lehman Brothers en EEUU, Merkel “salv贸 el euro”. Pero impuso un sufrimiento, un sacrificio, excesivo a Grecia –como luego ella misma reconocer铆a– e incluso a Espa帽a e Italia, que no han llegado a recuperarse del todo al mezclarse la recuperaci贸n de esa crisis con los efectos de la pandemia. En el G20 apost贸 desde el principio por una pol铆tica fiscal keynesiana, pero luego, respondiendo 煤nicamente a los intereses nacionales de una Alemania m谩s envejecida y consecuentemente preocupada por sus fondos de pensiones, le dio un frenazo repentino a principios de 2010 a la pol铆tica expansiva, que pill贸 a otros pa铆ses, como Espa帽a, desprevenidos. En la crisis de la deuda, en la que se la identific贸 con “la austeridad”, Merkel cre铆a siempre que la situaci贸n se iba a resolver, o al menos encauzar, en la siguiente reuni贸n del Consejo Europeo, pero no fue as铆.
La segunda Merkel fue mucho m谩s decidida y valiente, a veces contra la opini贸n de su partido, la Uni贸n Democristiana, y de sus conciudadanos (por ejemplo, en materia de refugiados de la guerra civil de Siria), aunque quiz谩 no visionaria. Con el par贸n de la energ铆a nuclear para 2022 marc贸 un hito. Con los confinamientos en contra de la opini贸n de los L盲nder, tambi茅n. Sobre todo, ante la crisis econ贸mica derivada de la pandemia, con su decidido apoyo –iniciativa que no sali贸 de Berl铆n– al paquete de recuperaci贸n, transformaci贸n y resiliencia de 750.000 millones de euros, aunque no se trate de momento de un precedente o de un paso hacia una Uni贸n Fiscal de la UE o al menos de la Eurozona. Ha favorecido la idea de soberan铆a o autonom铆a tecnol贸gica europea, con una pl茅tora de iniciativas impulsadas desde Berl铆n y desde una Comisi贸n Europea, presidida por una alemana, aunque el liderazgo pol铆tico, que no t茅cnico, de Ursula von der Leyen, y m谩s a煤n el del presidente del Consejo, el belga Charles Michel, dejen que desear. En materia de pol铆tica de defensa, ha llevado una acci贸n m谩s activa y participativa por parte de Alemania –aunque la empez贸 su predecesor Gerhard Schr枚der, ha apoyado la idea de una defensa europea y de m谩s gasto, pero la realidad es que las fuerzas armadas alemanas siguen sufriendo de falta de medios–. Alemania pesa, pero no es una potencia en el pleno sentido del t茅rmino.
¿Qu茅 puede cambiar? Si llega a gobernar, como indican las encuestas, Scholz, ministro de Finanzas saliente (ya dice mucho) lo tendr谩 que hacer al frente de una coalici贸n, a煤n no clara –habr谩 que esperar a las elecciones del d铆a 26 y luego a las negociaciones posteriores– pero que previsiblemente incorporar谩 en cualquier caso a Los Verdes. Pero ya casi todos son –somos– verdes, en Alemania y m谩s all谩. La pol铆tica de lucha contra el cambio clim谩tico puede recibir un nuevo impulso.
Un canciller Scholz, a煤n sin dejar de defender los intereses nacionales, si bien con otra visi贸n, probablemente sea m谩s activo en cuesti贸n de “soberan铆a europea”, tecnol贸gica y de seguridad y defensa, lo que se puede reforzar con la crisis de confianza en Washington y de identidad de la OTAN tras la debacle de Afganist谩n y la crisis provocada con Francia, y hasta cierto punto con Alemania, por la venta y cesi贸n de tecnolog铆a de submarinos nucleares a Australia para contrarrestar a China. Les anglosaxons, hubiera dicho De Gaulle.
El avance hacia una Uni贸n Bancaria en la Eurozona, que no hacia una Uni贸n Fiscal –la oposici贸n democristiana, m谩s partidaria de la vuelta a la austeridad, le echa en cara a Scholz que defienda una “Uni贸n de Deuda” y un “euro blando”–, aunque todos defienden crear una uni贸n de mercados de capital en la UE. Habr谩 ocasi贸n de revisar con mayor flexibilidad los criterios del Pacto de Estabilidad de la Uni贸n Econ贸mica y Monetaria (d茅ficit, deuda e inflaci贸n), sobre todo si hay otros cambios importantes de gobierno en otros pa铆ses centrales de la UE.
Italia est谩 en esta l铆nea, como Espa帽a. En los pa铆ses n贸rdicos, vuelve a predominar la socialdemocracia, lo que no significa que dejen de ser frugales. Incluso, desde fuera, en EEUU, Biden es un gran keynesiano. Pero que domine el centro-izquierda en los pa铆ses centrales de la UE, Espa帽a incluida, no es garant铆a, como ya ocurri贸 en el pasado. La gran inc贸gnita es Francia con sus elecciones presidenciales y legislativas (por este orden) en abril pr贸ximo, que se ver谩n en parte marcadas por la visi贸n de Europa, en una contienda que ya no es s贸lo a dos (Macron y Le Pen). En ese semestre, Francia ejercer谩 la presidencia del Consejo de la UE, y aunque esta figura ha perdido importancia con el Tratado de Lisboa, Macron querr谩 aprovechar la situaci贸n –y el cierre del proceso de democracia participativa y deliberativa que habr谩 supuesto el experimento de la Conferencia sobre el Futuro de Europa– para marcar su pol铆tica europea, aprovechando la llegada de un nuevo canciller m谩s proclive en Berl铆n. Aunque en la UE, m谩s que liderazgo alem谩n (o franco-alem谩n), se trata de construir un liderazgo colectivo potente.
Est谩 por ver tambi茅n la pol铆tica hacia Rusia. Merkel impuls贸 a la vez las sanciones desde 2014 y el gasoducto Nord Stream 2 que no gusta ni a algunos vecinos ni a Washington. En cuanto a China, Merkel separ贸 la defensa aparente de los derechos humanos –puramente declarativa– de la pol铆tica econ贸mica y comercial, que impuls贸. Puede que haya cambios, aunque es una pol铆tica guiada esencialmente por los intereses industriales alemanes.
En resumen, con la salida de Merkel, la l铆der m谩s popular en Europa (m谩s popular que su propio pa铆s), la UE pierde un referente, pero gana posibilidades. Se abre una ventana de oportunidad y de nuevo dinamismo. De momento s贸lo eso. Pero eso no es poco.
Andr茅s Ortega
Investigador senior asociado del Real Instituto Elcano. Consultor independiente y director del Observatorio de las Ideas.
Blog Luces Largas | @andresortegak