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Una Cumbre muy positiva, aunque con algunos bajones y límites

VI CUMBRE DE LA CELAC EN MÉXICO

OPINIÓN de Sergio Ortiz



COSAS BUENAS

La Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) realizó el 18 de septiembre la VI Cumbre en México, que fue en 2020 y 2021 su presidente protémpore con Andrés Manuel López Obrador y su canciller Marcelo Ebrard.

La reunión ya fue un hecho positivo porque la entidad vivía semiparalizada en los últimos cuatro años y ocho meses transcurridos desde su V Cumbre en enero de 2017 en República Dominicana. Ese parate tiene sus explicaciones políticas: la derecha continental, alineada con Washington, siempre puso palos en la rueda a la CELAC. Entre sus 33 miembros están todos los países menos Estados Unidos y Canadá. Tal la pequeña y gigantesca diferencia con la OEA, digitada por el imperio y con la cara visible del impresentable Luis Almagro.

Como parte de esas diferencias entre una y otra, Cuba está ausente en el ministerio de colonias. Y en cambio está presente desde el vamos en la nueva comunidad, que tuvo su cumbre de unidad en México en 2010 y su I Cumbre en Caracas, con la partida de nacimiento en 2011 y el inolvidable Hugo Chávez. En La Habana se hizo la II Cumbre de 2014 donde se definió a América Latina y el Caribe “como zona de paz”, una definición clave sobre la entidad, opuesta por el vértice a los planes militaristas de Barack Obama, Donald Trump y el actual ocupante del Salón Oval, Joe Biden.

La cumbre anterior a ésta, en 2017, estuvo parcialmente afectada por los manejos de los socios del imperio, sobre todo Colombia. Complotaban a full contra Venezuela. Incluso pudrieron una reunión de alto nivel de CELAC realizada en mayo de ese año en El Salvador, como parte de la campaña contra el gobierno constitucional de Nicolás Maduro. Eran los tiempos de apogeo del magnate neonazi y sus socios menores Iván Duque, Mauricio Macri, Jair Bolsonaro, Sebastián Piñera y otros miembros del Cartel de Lima.

Ahora soplan otros vientos y ese Cartel se vino abajo con la victoria de Pedro Castillo, de Perú Libre.

Por eso la VI Cumbre en el Palacio Nacional de México tuvo sabor a la recuperación de muchos de los objetivos pioneros de la CELAC, esa que prohijaron Chávez, Raúl, Evo, Dilma, Correa, Ortega y Cristina Fernández, entre muchos otros.

BUEN ENTORNO Y DOCUMENTO

El contexto de la cita mexicana tuvo muchos picantes (locoto, jalapeño y otros) porque AMLO festejó con un acto y desfile militar los 211 años del inicio de la independencia de México. Su discurso fue muy bueno, reivindicando al cura Miguel Hidalgo que lideró aquellas luchas y en 1811 fue fusilado y descabezado por los realistas. El presidente mexicano tuvo un mensaje independentista y favorable a Cuba, no sólo en sus palabras pues invitó a Miguel Díaz Canel a hablar en el acto. El cubano reforzó la hermandad histórica entre los dos pueblos, con muchos civiles y militares que lucharon en uno y otro país por la misma causa latinoamericana.

Ni el anfitrión ni el visitante se quedaron en cosas históricas sino que vinieron al presente, criticando el bloqueo a Cuba y las campañas agresivas en su contra llevadas adelante por el mal vecino. En julio pasado hubo un rebrote de esas campañas contra Cuba socialista, que no logró  sus objetivos destituyentes.


Esa unidad latinoamericana y caribeña estuvo plasmado en la Declaración de México: defender la región como zona de paz, condenar el bloqueo a Cuba, Venezuela y Nicaragua; abogar por los derechos argentinos en Malvinas, apoyar el derecho a la independencia de Puerto Rico, demandar vacunas contra el Covid-19 como un bien público universal, reclamar por los pueblos originarios y afrodescendientes, exigir el cumplimiento de los programas adoptados contra el cambio climático, corregir los alevosos índices de desigualdad que tiene nuestra América y lograr el objetivo de sacar de la pobreza a tantos millones de personas en nuestra región, sobre todo de la pobreza extrema, etc.

El documento aprobado merece una buena nota, en sus 44 tomas de posición sobre temas particulares, como la cuestión del bloqueo a Cuba, las Malvinas, Puerto Rico, Covid-19, etc.   


COSAS MALAS

Como no somos idiotas ni ingenuos, tomamos nota de varias cosas negativas ocurridas en la reunión y en partes del documento.

Luis Lacalle Pou, de Uruguay, ofendió con que “vemos gravemente lo que ocurre en Cuba, Nicaragua y Venezuela”. Mario Abdo Benítez, de Paraguay, hizo otro tanto. 

El líder cubano contraatacó al uruguayo, refregándole que su gobierno había aprobado una ley neoliberal de ajuste, un paquetazo rechazado por 700.000 firmas. Añadió: “el neoliberalismo, el monroísmo y la OEA es lo que acaba de defender aquí”.

Maduro recogió el guante: “Ponga usted, Presidente Lacalle, la fecha y el lugar para un debate. Venezuela está lista para debatir de democracia, de libertades, de resistencia, de revolución y de lo que haya que debatir”. Las ratas “made in USA” huyeron. 

Una pena que el bolivariano no le planteó a Benítez el caso de las dos niñas argentinas de 11 años asesinadas por la Fuerza de Tareas Conjuntas de Paraguay, crimen que el presidente del estado infanticida celebró en septiembre de 2020 como una “operación exitosa” contra el terrorismo. Se trata de Miriam y María Carmen Villalba, cuya prima Lichita está desaparecida desde noviembre del mismo año. 

Los familiares de estas niñas son presos políticos y combatientes del Ejército del Pueblo Paraguayo (EPP), acusados por el gobierno actual y los anteriores de Asunción de “terroristas”.

Más arriba dijimos que el documento general era muy bueno. Ahora apuntamos una crítica, justamente sobre el “terrorismo”.  El documento dice: “Reitera su profundo rechazo a todo acto de terrorismo en todas sus formas y manifestaciones, sin importar sus motivaciones, financiamiento, lugar y persona que lo haya cometido. Reitera su preocupación por el extremismo violento que pueda conducir al terrorismo”. 

¿El EPP es terrorista? ¿Las FARC Segunda Marquetalia son terroristas? ¿Los Antifa (Antifascistas) de EE UU son terroristas? ¿Los de “Primera línea” de Chile son terroristas? ¿Los de la rebelión popular en Colombia son terroristas? ¿Los luchadores mapuches de Chile y Argentina son terroristas?

Según ese párrafo y otros que lo continúan, incluidos a pedido de Paraguay, esas organizaciones deberían ser catalogadas de terroristas. 

No lo compartimos en absoluto. Los terroristas son los del policías del ESMAD de Colombia, la FTC de Paraguay y los Carabineros de Chile, que reprimen criminalmente a sus pueblos y albergan en bases militares a sus asesores norteamericanos. Estos practican el terrorismo contra todo el mundo, con un costo extraordinario: un millón de muertos en Afganistán e Irak, y 8 billones de dólares de gasto en esas guerras imperiales y perdidas.


CARICIAS AL FMI

Desde el punto de vista político, lo más flojo de la Declaración es que no pone en el centro a la cuestión de la deuda externa, no denuncia a los organismos financieros, léase FMI y Banco Mundial, ni a los fondos de inversión privada estilo BlackRock. Estos han hecho endeudarse en gran escala a nuestros pueblos. Dichos créditos no han servido para mejorar el nivel de vida de la gente sino para minorías que acumulan riqueza y fugan divisas a bancos y off shore en el extranjero. El caso típico es Argentina, que en 2018 recibió un crédito de 45.000 millones de dólares al FMI y se fugaron 86.200 millones según informó el Banco Central el 14 de mayo del 2020. 

Ya en 1983 y 1984 el gran Fidel Castro, luego que México entrara en cesación de pagos, advirtió que la deuda latinoamericana era impagable y propuso un club de países deudores para negociar una salida conjunta. Y decía que la plata debía salir del recorte del abultado presupuesto militar, sobre todo estadounidense y atlantista.

En cambio, la tibia Declaración de México “hace un llamado a las diversas instituciones financieras regionales e internacionales para la promoción de un conjunto de medidas complementarias que contemplen el mejoramiento de condiciones en el tratamiento de la deuda, el reconocimiento de las necesidades de financiamiento en condiciones flexibles, el mejoramiento de las condiciones en el tratamiento de la deuda, incluyendo la posibilidad de renegociar las condiciones de pago de la deuda. Hace un llamado urgente a la revisión de las políticas de acceso y sobrecargos en los préstamos de apoyo financiero del Fondo Monetario Internacional (FMI) manteniendo simultáneamente la solidez financiera de esa institución”.

¡Ni una crítica a los planes de ajustes promovidos por el Fondo, ni un pedido de auditoria de las deudas fraudulentas ni un aval a la suspensión de pagos hasta ver aquellas auditorías!

El punto en cuestión parece redactado por Alberto Fernández y Martín Guzmán, que vienen haciendo muy buena letra con Kristalina Georgieva. Ayer pagaron 1.900 millones de dólares al FMI del capital prestado a Macri hace tres años, legalizando el robo.

COSA A CORREGIR

El asunto a corregir en estas cumbres pluralistas, que tienen adentro a buenos como Cuba, Venezuela y otros, y a malos como los presidentes de Uruguay y Paraguay (en México faltaron sus colegas de Brasil, Colombia y Chile), es que se acuerdan grandes declaraciones y después no se ponen en práctica. 

Por eso Maduro reiteró su solicitud de elegir una Secretaría Ejecutiva del bloque y así fortalecer la integración, unión y promoción de la democracia entre los pueblos. “Retomemos el Consejo de Ministros Social, el Consejo de Ministros Económico y que los Cancilleres mantengan el rumbo”, propuso para dar vida y practicidad a los acuerdos. Eso ha quedado para más adelante. ¿Para cuándo? No se sabe. Nunca se pudo conformar el Banco del Sur ni adoptar como moneda común el SUCRE, que fuera propuesta de Correa.

¿A qué obedecen estos retrasos históricos? Al peso que aún conserva la derecha en la CELAC, que puede disminuir con los próximos comicios en Brasil, Chile y Colombia, y con la previsible victoria del sandinismo en Nicaragua. 

Sin esa modificación de las correlaciones de fuerza, el panorama será errático dentro de la CELAC. Y por eso es inoportuna e incorrecta la propuesta de AMLO de fusionar este organismo -con la sumatoria de EE UU y Canadá - en una especie de “Unión Europea”.

Mejor es fortalecer la CELAC, y en su interior el núcleo antiimperialista del ALBA, con Cuba, Venezuela, Bolivia, Nicaragua, etc, y enterrar la podrida OEA. Esa es la tarea hoy. Y hay que hacerlo en unidad con otros pueblos y naciones del mundo que en esta pandemia y crisis económica han demostrado ser amigos de nuestra América, como China.  Este es otro límite: no hubo ni una palabra sobre la amistad y negocios en común con Beijing. Puedo ser mal pensado, ¿será por el Tratado de Libre Comercio entre México, Canadá y EE UU?

Si así fuera, lo siento por “pobre México, tan lejos de Dios y tan cerca de EE UU”, pero la CELAC tiene que tener la mejor onda con China socialista, a la que no mencionaron ni una vez en los 44 apartados de su extensa Declaración. ¿Omisión, olvido, censura?. Un serio error político porque al defender a Beijing de los ataques norteamericanos nos defendemos entre todos.








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