
La Torre Eiffel se ilumina con motivo de la COP21 en Par铆s (2015). Foto: Yann Caradec (CC BY-SA 2.0)
En unas semanas podremos haber visto el nuevo multilateralismo en acci贸n, o sus l铆mites. El acuerdo global catalizado por la OCDE sobre impuestos a las grandes tecnol贸gicas es un hito. La cumbre a principios de noviembre en Glasgow del COP26 para avanzar en la implementaci贸n del Acuerdo de Par铆s de 2015 contra el cambio clim谩tico es una oportunidad que no cabe desperdiciar. Pero, a la vez, estamos viendo el coste del no multilateralismo, en la ausencia de una verdadera acci贸n global para ampliar la vacunaci贸n contra el COVID-19 al conjunto de la humanidad, lo que va “en contra de la moral y de la l贸gica”, como afirm贸 Agnes Binagwaho de la Universidad de Equidad Global Sanitaria, de Ruanda, en la reciente cumbre del T20 (la red de think tanks del G20) en Mil谩n.
Multilateralismo es alianza de potencias y otros actores en busca de objetivos comunes. Se opone al unilateralismo (actuar uno solo), al a-lateralismo (que puede conducir a la anarqu铆a o caos globales) y al “¡S谩lvese quien pueda!” (que se ha vivido en Afganist谩n). El nuevo multilateralismo, en un mundo multipolar, forzosamente diferente al que vivimos en el pasado, tiene diversos actores y niveles. Lo llamamos en su d铆a gobernanza inductiva. Desde entonces, se ha asentado la idea de la pluralidad de los concernidos, los multiple stakeholders: Estados y gobiernos, ciudades, sociedades civiles (ciudadanos, ONG y fundaciones), empresas y sindicatos, etc., como veremos en la cantidad de actores que va a confluir en Glasgow. Puede ser, como en el caso del Acuerdo de Par铆s, un multilateralismo sin tratados, aunque el acuerdo de la OCDE, al introducir reformas fiscales requerir谩 ratificaciones nacionales, que en muchos casos no est谩 asegurada. Y es un multilateralismo global. EEUU, China, la India y los pa铆ses de la UE, entre otros, son parte del acuerdo logrado desde la OCDE y del de Par铆s. Casi todos ellos, pero no Xi Jinping, estar谩n tambi茅n en Glasgow. EEUU y la UE van al COP26 con una propuesta para reducir en una d茅cada en un 30% la emisi贸n de metano, m谩s da帽ino que el CO2, pero sin el apoyo, al menos de momento, de China, la India, Rusia o Brasil, los mayores emisores de este gas de efecto invernadero.
La nueva Agenda Com煤n que ha presentado el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, propugna un “multilateralismo interconectado, inclusivo y eficaz”. Est谩 llena de objetivos bienintencionados, pero carece de instrumentos y medios financieros para lograrla. No hay fondos comunes para luchar contra el cambio clim谩tico, o para una vacunaci贸n global contra el COVID-19, aunque est茅n resucitando los Derechos Especiales de Giro y muchos pa铆ses desarrollados est茅n dispuestos a ceder los suyos a los m谩s atrasados.
El multilateralismo no ha resuelto todo en el pasado, pero ha permitido avances en la lucha contra la pobreza (aunque esta ha vuelto a crecer con la pandemia), en la reducci贸n de los conflictos armados en el mundo, en derechos y condiciones de las mujeres, y en una vacunaci贸n bastante global (el 85%) de ni帽os frente a diversas enfermedades. Hoy los principales retos, amenazas, en la agenda global no son, salvo excepciones, directamente de seguridad militar, sino de otro tipo –clima, biodiversidad, pandemias, Estados fr谩giles o terrorismo y ciberseguridad, entre otros–, que requieren nuevas formas y m茅todos de cooperaci贸n multilateral.
Interesante es en la Agenda Com煤n que Guterres present贸 a la Asamblea General de la ONU en septiembre, la idea de un nuevo pacto social global –la Agenda 2030 de Objetivos de Desarrollo Sostenible es parte de eso– y, sobre todo, el deseo de suministrar bienes p煤blicos globales. De hecho, en su Agenda, Guterres pedir谩 la constituci贸n de una Junta Consultiva de Alto Nivel, dirigida por ex jefes y jefas de Estado y de Gobierno, que se帽ale los bienes p煤blicos globales y otras esferas de inter茅s com煤n donde m谩s falta haga mejorar la gobernanza y proponga alternativas a tal fin. Promover谩 la convocatoria de una “Cumbre del Futuro”. Desde el T20 se propugna un multilateralismo m谩s inclusivo y centrado en la gente, que vaya m谩s all谩 del habitual enfoque geopol铆tico.
A este respecto, y m谩s all谩 de la llamada “diplomacia de las vacunas”, que no ha funcionado como se esperaba, ni siquiera para China, tenemos un problema presente que pone de relieve el coste de la falta de ese nuevo multilateralismo eficaz que se busca. A saber, la falta de una campa帽a global de vacunaci贸n contra el COVID-19. Como ha puesto de relieve el Fondo Monetario Internacional (FMI) en su 煤ltimo informe, a finales de septiembre, el 58% de la poblaci贸n de los pa铆ses de altos ingresos estaba plenamente vacunado, el 36% en las econom铆as emergentes y un mero 4% en los pa铆ses de bajos ingresos. No se trata de generosidad, sino incluso de ego铆smo, pues esta falta de vacunaci贸n global favorece el surgimiento de variantes, y, adem谩s, como recalca el FMI, est谩 frenando el despegue de la econom铆a mundial.
Los ministros del ramo del G20 han acordado –sin poner los medios– que se vacune un 40% del mundo para final de este a帽o, y la pr贸xima cumbre de este Grupo, en Roma a final de mes, podr铆a aprobar el objetivo de un 70% para finales de 2022. Pero, con la din谩mica actual, ser谩 dif铆cil lograrlo. Para ello, como indicaba Agnes Binagwaho, 脕frica tendr铆a que fabricar sus propias vacunas, sin negar el derecho a un beneficio por parte de las farmac茅uticas que las han desarrollado.
En este caso, el coste del no multilateralismo es elevado. Si Glasgow no supone un progreso real, lo ser谩 a煤n m谩s. Mientras, aunque sea con un acuerdo de m铆nimos (impuesto del 15% como m谩ximo para las Big Techs donde presten sus servicios, no donde tengan su residencia fiscal), la OCDE se ha mostrado como el gran think y action tank global, que puede catalizar ese necesario multilateralismo, que requiere la colaboraci贸n de muchos, desde luego de los “grandes”, y que resuelva problemas, en vez de dilatarlos en el tiempo, agrav谩ndolos cuando no generando otros nuevos.
Andr茅s Ortega
Elcano Blog