OPINI脫N de Ilka Oliva Corado
Generacionalmente nos han dicho, desde tiempos post dictaduras que en boca cerrada no entran moscas, de ah铆 que nos colguemos y seamos tan descarados, porque no se trata del miedo por lo que vivieron nuestros abuelos en las dictaduras, sino de voltear a ver hacia otro lugar cuando la violencia la viven los pueblos originarios que siempre han sido vistos como los mozos al servicio de los mestizos urbanos. Los m谩s apaleados, los empobrecidos, los explotados hasta reventarles el cuero, los asesinados en masa.
Si hay gente que ha sido violentada en la historia latinoamericana son los pueblos originarios, que han sobrevivido a genocidios durante 500 a帽os y sin embargo; su resistencia es superior a cualquier cart贸n de universidad y calle asfaltada. Han sido traicionados una y otra vez por el mestizo humanista que con su silencio solapa cualquier acto de violencia perpetrado desde el gobierno que, con sus tent谩culos de opresi贸n criminaliza cualquier manifestaci贸n de denuncia y resistencia que lleven a cabo los pueblos originarios.
Desde el gobierno les quitan el derecho a la educaci贸n, a la salud, a una vida integral, los obligan a ser los mozos del terrateniente m谩s rastrero y hasta del mestizo m谩s muerto de hambre que a cambio de una miseria los tiene limpiando sus casas y cuid谩ndoles a sus hijos. Porque son junto a los negros, los 煤ltimos de la cola, los que en sus lomos cargan con todos los males de la sociedad inmoral y traicionera que se sienta a sus anchas sobre la dignidad de quienes siguen viendo de frente, aunque les escurra sangre de las sienes y tengan los pies reventados.
Siguen siendo esas manos las que edifican, las que se solidarizan, siguen siendo esos rebozos los que abrigan, siguen siendo esos ojos los que a pesar del llanto vislumbran los amaneceres de lucha y resistencia que jam谩s un mestizo podr谩 igualar. Son ellos los que conocen la tierra y sus encantos, la voz de las monta帽as y la tempestad del mar, son ellos los que saben de la sabidur铆a de los r铆os y de la nobleza de los volcanes. Son ellos quienes conocen la inmensidad de la lluvia y la pureza del p茅talo de las flores silvestres.
Nosotros, los mediocres, los arrogantes, los mestizos urbanos, somos la traici贸n, el silencio que mata cuando solapa la violencia gubernamental y volteamos a ver a otro lugar porque la luz que emana desde el coraz贸n de los pueblos originarios obliga a escondernos debajo de las camas, al ser tan diminutos y cobardes ante tantas agallas, resistencia y dignidad de los que llevan m谩s de 500 a帽os luchando. Los t铆tulos de universidad, el asfalto y el tefl贸n los podemos meter con nosotros debajo de las camas, que no tienen lugar cuando se trata de lucha y entereza, porque para eso tenemos el ejemplo de los maestros de maestros, que sin saber leer ni escribir nos ense帽an a defender la tierra y la vida hermanados en solidaridad. Malaya, pero nosotros somos buenos, pero para la traici贸n y para el silencio que mata de igual forma que disparando la metralla, tenemos tambi茅n las manos manchadas de sangre, porque al final de cuentas en esta sociedad de caretas, nadie puede esconder la cruz de su parroquia.
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Ilka Oliva Corado. @ilkaolivacorado