Jorge Zavaleta Alegre.-
En los Andes sudamericanos urge revisar su pasado y presente. Su historia est谩 alejada de la 脡tica y sembrada de crueles explotadores de la riqueza amaz贸nica y minera con asientos mineros de oro, vanadio y plata.
Esos oscuros antecedentes tratan de ser hoy intangibles, violando la endeble democracia. Revisemos solo el Per煤 de siglos atr谩s y el presente para corroborar la peligrosa fragilidad de este pa铆s latinoamericano.
El actual presidente Pedro Castillo, l铆der de izquierda democr谩tica radical ha ganado las elecciones de julio 2021 al grupo conservador representado por la hija del expresidente Fujimori, condenado a 25 a帽os de prisi贸n por violaci贸n de derechos humanos y desbalance patrimonial.
No obstante la transparencia del proceso electoral, la oposici贸n se niega a aceptar al ganador, porque el candidato Castillo proviene de un pueblo remoto de los Andes, Cajamarca, en cuya capital los conquistadores dieron muerte al Inca Atahualpa. El racismo y los intereses de clase son dos elementos inseparables en este nuevo siglo.
La otra aspirante a la presidencia, la conservadora Keiko Fujimori, acusada de lavado de activos y organizaci贸n criminal, quien tuvo apoyos entre los partidos conservadores de cara a la segunda vuelta electoral. El mensaje que los une es contra cualquier proyecto que pretenda alterar los intereses de una clase dominante. Salvar al pa铆s del comunismo es un recurso insulso porque la crisis actual es consecuencia de una econom铆a de libre mercado en manos de gobiernos corruptos en un estado fr谩gil, d茅bil dominado por el narcotr谩fico y la informalidad.
La Historia de Am茅rica registra barbaridades. Una sola referencia basta. En las regiones serrana y amaz贸nica del Peru- Ancash y Madre de Dios-, dos provincias que llevan el nombre de Carlos Ferm铆n Fitzcarrald, responsable de la muerte de comunidades enteras en su delirio de encontrar caminos para exportar riquezas de un territorio virgen.
Este homenaje a Fiftzcarrald fue impuesto por ex-terratenientes cuyos latifundios fueron convirtieron en sociedades agr铆colas de inter茅s social o cooperativas, por decisi贸n de un gobierno revolucionario de las fuerzas armadas (1968-75), que trasfiri贸 los latifundios a los campesinos. M谩s de una hacienda se extend铆a desde el Oc茅ano Pacifico hasta la selva amaz贸nica.
¿Porque Fitzcarrald es un h茅roe en este pa铆s conquistado en el siglo XV por el reino de Espa帽a? Esta pregunta se formulan muchos ciudadanos y las respuestas se pueden conocer en libros y en pel铆culas como la del alem谩n Welmer Herzog.
Entre las investigaciones realizadas destaca Carlos Manzoni, escritor y periodista, en su libro y en el diario La Naci贸n de Argentina, quien nos cuenta la historia de Carlos Ferm铆n Fitzcarrald, que iba a ser fusilado y ocurri贸 un milagro: un p谩rroco que le estaba por dar la extremaunci贸n lo reconoci贸 y le salv贸 la vida.
Este hombre que escap贸 a la muerte fue, tiempo despu茅s, conocido como el "rey del caucho", se hizo millonario y dej贸 su nombre en la geograf铆a peruana. Le vino la muerte a los 35 a帽os, cuando se ahog贸 en una accidentada expedici贸n.
Bautizado como Isa铆as Ferm铆n, nombre que despu茅s se cambiar铆a por el de Carlos Ferm铆n, Fitzcarral hab铆a nacido el 6 de julio de 1862, en San Luis de Huari, peque帽o poblado en el centro oeste de Per煤. Sus or铆genes se difuminan en medio de la leyenda, pero se sabe que fue el mayor de los siete hijos que tuvieron un marinero de origen irland茅s, William Fitzgerald, y una dama peruana proveniente de familia hacendada, Esmeralda L贸pez.
Al finalizar sus estudios primarios, ingres贸 al Liceo Peruano de Lima, con la intenci贸n de convertirse en marinero y seguir as铆 la tradici贸n paterna. Pero al morir su padre, en 1879, qued贸 sin apoyo econ贸mico para seguir esa carrera y decidi贸 ir a probar fortuna al oriente peruano con algunos mapas que hab铆a trazado su progenitor.
Justo estall贸 la guerra de Per煤-Chile y Carlos Ferm铆n decidi贸 enlistarse en el ej茅rcito, donde poco despu茅s fue acusado de ser un esp铆a chileno, por carecer de documentos y andar con mapas de los r铆os orientales. Fue juzgado por una corte marcial y condenado a muerte.
Pero fue en ese momento cuando ocurri贸 su milagro: el p谩rroco que le fue a dar la extremaunci贸n lo reconoci贸, porque en su 茅poca de misionero hab铆a sido hospedado en casa de los Fitzcarrald, garantiz贸 su buena conducta y le salv贸 la vida.
Luego de este percance, el hombre se "sumergi贸" en la selva amaz贸nica, donde convivi贸 con los nativos y se familiariz贸 con los secretos del caucho, el famoso "oro blanco", que estaba en plena ebullici贸n por aquella 茅poca de fines del siglo XIX.
Entr贸 a la selva pobre y solo; a帽os despu茅s, sali贸 de ella, millonario y casado con una bella dama, Aurora Velazco, hijastra del riqu铆simo comerciante brasile帽o Manuel Cardozo Da Rosa, con el que se hab铆a asociado.
En menos de una d茅cada, gracias a la explotaci贸n del caucho, Fitzcarrald se convirti贸 en uno de los hombres m谩s ricos de Per煤, se construy贸 una mansi贸n alrededor de la cual se form贸 un poblado y abri贸 un almac茅n en el que se pod铆a comprar todo tipo de mercanc铆as.
"No podr铆amos hablar del caucho sin hablar de la vida de este hombre extraordinario...", dice el escritor y periodista argentino Ovidio Lagos en el libro “Arana, rey del caucho”. Terror y atrocidades en el Alto Amazonas, donde narra la vida de otro hombre que se hizo rico gracias al "oro blanco".
"En 1888, Fitzcarral ya figuraba entre los m谩s destacados caucheros del r铆o Ucayali. A diferencia de otros productores de l谩tex, ten铆a un estilo que lo acercaba m谩s a un gentleman que a un simple cauchero. Su vapor, el Berm煤dez, era c茅lebre por sus caracter铆sticas epic煤reas...", se relata en la obra de Lagos.
Su misi贸n parec铆a imposible, pero, en 1895, luego de tres a帽os de exploraci贸n, descubri贸 lo que hoy se conoce como el Istmo de Fitzcarrald y que se considera el descubrimiento geogr谩fico m谩s importante de Per煤 en el siglo XIX. Este era un paso de unos 11 kil贸metros por tierra que un铆a el r铆o Cashpajali con el Manu y la Madre de Dios, y simplificaba enormemente la log铆stica del caucho.
Una escena de la pel铆cula de Herzog. Una vez descubierto ese paso, Fitzcarrald, gracias al trabajo de numerosos nativos, arrastr贸 una barcaza a lo largo de esos 11 kil贸metros que separaban las dos cuencas, con alturas que llegaban a los 500 metros. Esta proeza fue la inspiraci贸n para el aclamado film Fitzcarraldo (1982) dirigido por el alem谩n Werner Herzog.
Como la fiebre del caucho daba para todo, Fitzcarrald plane贸 organizar n煤cleos de colonizaci贸n europea en la zona, comprar lanchas de vapor para facilitar el comercio y construir una l铆nea ferroviaria en plena selva. Sus millonarios ingresos y sus inmensas explotaciones le valieron el apodo de "rey del caucho".
La uni贸n comercial con dos socios fue apabullante. "Iniciaron las compra en Inglaterra de una prodigiosa flota fluvial, compuesta por vapores especialmente dise帽ados para esos r铆os, y su poder de dominaci贸n fue absoluto. Fitzcarrald obtuvo del ministro de Guerra peruano, coronel Juan Ibarra, exclusiv铆simos derechos para que 茅l y sus socios fueran los 煤nicos concesionarios de los r铆os Ucayali, Urubamba, Manu y Madre de Dios".
A los 35 a帽os, aquel chico que alguna vez hab铆a so帽ado con ser marinero como su padre, manejaba un imperio comercial, recib铆a honores de las autoridades peruanas y hab铆a inscripto su nombre en la geograf铆a de su pa铆s. Ten铆a por delante una vida resuelta, que podr铆a disfrutar al lado de su bella esposa y sus cuatro hijos. Estaba en su mejor momento, tocando el Cielo con las manos. Pero... siempre hay un "pincelazo" que lo arruina todo.
El final inesperado. El 1 de mayo de 1897 emprendi贸 junto a un socio boliviano un nuevo viaje en un vapor llamado Adolfito, en el que adem谩s de mercader铆as para comerciar llevaba los rieles con los que empezar铆a el tendido del ferrocarril del istmo. El 9 de julio, mientras atravesaba uno de los r谩pidos del r铆o Urubamba, la muerte lo esperaba agazapada.
En un momento, la corriente estrell贸 el barco contra las rocas. En medio de la confusi贸n, Fitzcarrald vio que su socio Vaca Diez se estaba ahogando y se arroj贸 en su auxilio, pero las aguas lo envolvieron y termin贸 茅l mismo ahogado. Su cuerpo, junto con el de su socio, apareci贸 en la isla Guinea.
Se trunc贸 as铆 la vida del hombre que qued贸 en la historia como el "Rey del caucho", pero que tambi茅n, todo hay que decirlo, es muy cuestionado por su maltrato a los indios. "Nadie lo sucedi贸 en sus negocios. Ninguno de sus hijos pudo continuar su tarea. El imperio que hab铆a construido en apenas diez a帽os se derrumb贸 de la noche a la ma帽ana. Pero a diferencia de Julio C茅sar Arana, otro conquistador amaz贸nico, que vivi贸 hasta los ochenta y ocho a帽os solo para ser irremisiblemente olvidado…ingres贸 al Olimpo que habitan los h茅roes peruanos.