OPINI脫N de Leticia Calder贸n Chelius
Desde hace m谩s de dos d茅cadas se marc贸 el 18 de diciembre como el d铆a del migrante. La verdad es que se han nombrado tal cantidad de d铆as a prop贸sito de lo que se les ocurra, que la fuerza de centrarse un d铆a para que un tema resuene tenga eco y nos haga reflexionar a prop贸sito de procesos como la migraci贸n, por ejemplo, se han ido diluyendo. A煤n peor cuando el hecho de que hay un d铆a de la mujer, de la naturaleza, de los peatones o de las personas en movilidad humana y s煤mele los festejos que quieran, no se reflejan en las mejores condiciones de los grupos y causas que cada d铆a conmemora. En el caso de la migraci贸n, ser铆a muy dif铆cil decir que en 21 a帽os en que el 18 de diciembre es oficialmente el d铆a del migrante, se han dado mejores condiciones, no solo para transitar entre pa铆ses, ni para resolver cuestiones de lo m谩s b谩sicas, como obtener visados que acrediten la posibilidad de migrar en mejores condiciones que hacerlo en la clandestinidad como lo hacen millones de seres humanos en el planeta a los que se les niega un documento que valide su decisi贸n a migrar.
Desafortunadamente en estas dos d茅cadas en que conmemoramos el d铆a del migrante muchas cosas han encrudecido las condiciones de este proceso desde sus distintas facetas (tr谩nsito-destino), pero, adem谩s, se han sumado situaciones muy complejas. Por ejemplo, la migraci贸n internacional ha aumentado de manera importante porque pas贸 de representar el 2% de la poblaci贸n mundial a inicios del siglo XXI, a estar en casi un 4% en la actualidad. Aunque esto es porcentualmente bajo, la realidad es que en n煤meros absolutos es un aumento descomunal dado que la poblaci贸n mundial a su vez, nos hemos multiplicado de manera importante en dos d茅cadas (hoy somos casi 8 mil millones de seres humanos en el planeta). En estas dos d茅cadas tambi茅n se ha doblado el n煤mero de fronteras que a su vez, han incrementado las restricciones de tr谩nsito. Uno de los puntos m谩s complicados de explicar luego de tantos a帽os de recordarle al mundo que hay un d铆a del migrante, es que decimos que la migraci贸n es un derecho humano, pero esto que suena tan potente, choca de frente con el hecho de que los pa铆ses pueden decidir qui茅n entra y quien no a sus territorios y por tanto, hacen de ese derecho una simple cantaleta que acepta el derecho a migrar pero no a ser aceptado. El verdadero cambio implicar铆a poner por encima de la soberan铆a nacional de cada estado, la condici贸n humana de las personas y su derecho efectivo a migrar, lo que en 20 a帽os no ha avanzado pese a ser pr谩cticamente el primer punto de lo que el d铆a del migrante abandera.
En esos a帽os de repetirnos que hay un d铆a del migrante, lejos de facilitar la movilidad se han generado adem谩s nuevos espacios de “espera” como Lampedusa, Canarias o Tapachula, donde se confina a las personas en un limbo jur铆dico que nos les permite avanzar, pero tampoco les da condiciones para permanecer dignamente, cuando su opci贸n tampoco es volver de donde salieron. Las guerras de este siglo (como la de Siria), adem谩s de la violencia criminal, la precariedad extrema, o el sin sentido de futuro, son los motivos principales para que las personas sigan migrando sin que nada haya cambiado en 20 a帽os, sino por el contrario, tal parece que naciones enteras que no ten铆an en su imaginario la experiencia de la migraci贸n hoy son algunos de los flujos m谩s importantes del planeta, como los venezolanos, los salvadore帽os o los hondure帽os, que apenas hace unas d茅cadas jam谩s hab铆an experimentado una movilidad tan significativa. Ni que decir de los haitianos que son un pueblo hist贸ricamente en la di谩spora, pero que este siglo no les ha dado descanso en esa b煤squeda incesante por encontrar su lugar en el mundo.
Es verdad que lo que va del siglo XXI que se ha avanzado en generar leyes, normas, acuerdos y pactos nacionales e internacionales que evocan siempre los derechos como un punto de partida, sin embargo, ese marco jur铆dico muchas veces, la mayor铆a de las veces, es solo un formalismo que no se traduce en mejoras concretas de cosas tan b谩sicas como facilitar desde tr谩mites administrativos que pueden cambiarle la vida a las personas, hasta reconocer la extrema hipocres铆a detr谩s de la manera como se restringe la migraci贸n que es sobre todo una forma de selecci贸n de mano de obra que mantiene condiciones restrictivas para poder explotarla m谩s y mejor. La verdad es que el modelo econ贸mico en su forma actual requiere de una mano masiva que los propios pa铆ses ya no alcanzan a producir con su propia natalidad. Por tanto, m谩s que seguir repitiendo que la poblaci贸n migrante multiplica la poblaci贸n local, lo que pasa, sobre todo en las econom铆as m谩s ricas del mundo, especialmente la de Estado Unidos, es que necesitan desesperadamente una poblaci贸n joven que supla a su propia mano de obra ante el inminente proceso de envejecimiento que se verifica en la mayor parte del planeta.
Lo que deseo para este d铆a del migrante del 2021, luego de dos d茅cadas de asistir puntualmente a la cita que ayuda al planeta a mencionar el tema, reflexionar, llamar la atenci贸n sobre tantas cosas que podr铆an facilitarle el duro tramo que enfrentan millones de seres humanos cuando se ven forzados a hacerlo, tal vez podr铆amos simplemente bailar en ronda y nadie, absolutamente nadie, preguntarse ni d贸nde naci贸 ni de d贸nde viene el que nos toma la mano al bailar. Que quede dicho, “ning煤n ser humano es ilegal”.
Desde hace m谩s de dos d茅cadas se marc贸 el 18 de diciembre como el d铆a del migrante. La verdad es que se han nombrado tal cantidad de d铆as a prop贸sito de lo que se les ocurra, que la fuerza de centrarse un d铆a para que un tema resuene tenga eco y nos haga reflexionar a prop贸sito de procesos como la migraci贸n, por ejemplo, se han ido diluyendo. A煤n peor cuando el hecho de que hay un d铆a de la mujer, de la naturaleza, de los peatones o de las personas en movilidad humana y s煤mele los festejos que quieran, no se reflejan en las mejores condiciones de los grupos y causas que cada d铆a conmemora. En el caso de la migraci贸n, ser铆a muy dif铆cil decir que en 21 a帽os en que el 18 de diciembre es oficialmente el d铆a del migrante, se han dado mejores condiciones, no solo para transitar entre pa铆ses, ni para resolver cuestiones de lo m谩s b谩sicas, como obtener visados que acrediten la posibilidad de migrar en mejores condiciones que hacerlo en la clandestinidad como lo hacen millones de seres humanos en el planeta a los que se les niega un documento que valide su decisi贸n a migrar.
Desafortunadamente en estas dos d茅cadas en que conmemoramos el d铆a del migrante muchas cosas han encrudecido las condiciones de este proceso desde sus distintas facetas (tr谩nsito-destino), pero, adem谩s, se han sumado situaciones muy complejas. Por ejemplo, la migraci贸n internacional ha aumentado de manera importante porque pas贸 de representar el 2% de la poblaci贸n mundial a inicios del siglo XXI, a estar en casi un 4% en la actualidad. Aunque esto es porcentualmente bajo, la realidad es que en n煤meros absolutos es un aumento descomunal dado que la poblaci贸n mundial a su vez, nos hemos multiplicado de manera importante en dos d茅cadas (hoy somos casi 8 mil millones de seres humanos en el planeta). En estas dos d茅cadas tambi茅n se ha doblado el n煤mero de fronteras que a su vez, han incrementado las restricciones de tr谩nsito. Uno de los puntos m谩s complicados de explicar luego de tantos a帽os de recordarle al mundo que hay un d铆a del migrante, es que decimos que la migraci贸n es un derecho humano, pero esto que suena tan potente, choca de frente con el hecho de que los pa铆ses pueden decidir qui茅n entra y quien no a sus territorios y por tanto, hacen de ese derecho una simple cantaleta que acepta el derecho a migrar pero no a ser aceptado. El verdadero cambio implicar铆a poner por encima de la soberan铆a nacional de cada estado, la condici贸n humana de las personas y su derecho efectivo a migrar, lo que en 20 a帽os no ha avanzado pese a ser pr谩cticamente el primer punto de lo que el d铆a del migrante abandera.
En esos a帽os de repetirnos que hay un d铆a del migrante, lejos de facilitar la movilidad se han generado adem谩s nuevos espacios de “espera” como Lampedusa, Canarias o Tapachula, donde se confina a las personas en un limbo jur铆dico que nos les permite avanzar, pero tampoco les da condiciones para permanecer dignamente, cuando su opci贸n tampoco es volver de donde salieron. Las guerras de este siglo (como la de Siria), adem谩s de la violencia criminal, la precariedad extrema, o el sin sentido de futuro, son los motivos principales para que las personas sigan migrando sin que nada haya cambiado en 20 a帽os, sino por el contrario, tal parece que naciones enteras que no ten铆an en su imaginario la experiencia de la migraci贸n hoy son algunos de los flujos m谩s importantes del planeta, como los venezolanos, los salvadore帽os o los hondure帽os, que apenas hace unas d茅cadas jam谩s hab铆an experimentado una movilidad tan significativa. Ni que decir de los haitianos que son un pueblo hist贸ricamente en la di谩spora, pero que este siglo no les ha dado descanso en esa b煤squeda incesante por encontrar su lugar en el mundo.
Es verdad que lo que va del siglo XXI que se ha avanzado en generar leyes, normas, acuerdos y pactos nacionales e internacionales que evocan siempre los derechos como un punto de partida, sin embargo, ese marco jur铆dico muchas veces, la mayor铆a de las veces, es solo un formalismo que no se traduce en mejoras concretas de cosas tan b谩sicas como facilitar desde tr谩mites administrativos que pueden cambiarle la vida a las personas, hasta reconocer la extrema hipocres铆a detr谩s de la manera como se restringe la migraci贸n que es sobre todo una forma de selecci贸n de mano de obra que mantiene condiciones restrictivas para poder explotarla m谩s y mejor. La verdad es que el modelo econ贸mico en su forma actual requiere de una mano masiva que los propios pa铆ses ya no alcanzan a producir con su propia natalidad. Por tanto, m谩s que seguir repitiendo que la poblaci贸n migrante multiplica la poblaci贸n local, lo que pasa, sobre todo en las econom铆as m谩s ricas del mundo, especialmente la de Estado Unidos, es que necesitan desesperadamente una poblaci贸n joven que supla a su propia mano de obra ante el inminente proceso de envejecimiento que se verifica en la mayor parte del planeta.
Lo que deseo para este d铆a del migrante del 2021, luego de dos d茅cadas de asistir puntualmente a la cita que ayuda al planeta a mencionar el tema, reflexionar, llamar la atenci贸n sobre tantas cosas que podr铆an facilitarle el duro tramo que enfrentan millones de seres humanos cuando se ven forzados a hacerlo, tal vez podr铆amos simplemente bailar en ronda y nadie, absolutamente nadie, preguntarse ni d贸nde naci贸 ni de d贸nde viene el que nos toma la mano al bailar. Que quede dicho, “ning煤n ser humano es ilegal”.