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Barinas, ¿meando fuera del perol?

OPINIÓN de Carlos Luna Arvelo

Lo de Barinas como a muchos, me tomó por sorpresa. Nunca fui capaz de imaginar que la candidatura del chavismo fracasaría en su objetivo de conquistar la gobernación de Barinas. El candidato tenía con qué, el Partido tenía con qué, el chavismo tenía con qué; sin embargo, los resultados ya los vimos. La MUD logró mayoría de votos. Reitero esto sin dejar de confesar que aún pasados los días, se me hace difícil digerir la derrota.

Estos resultados obligarían a todos, especialmente en el chavismo, a valorar qué pasó, por qué a pesar de tantas “ventajas” favorables al chavismo el resultado fue adverso. Hasta ahora sólo el candidato derrotado ha dado las primeras declaraciones públicas sobre los resultados y sus causas. Dijo varias cosas, por ahora destacaré solo dos de ellas.

Ha dicho Arreaza que quizás con unas semanas más de campaña se podría haber logrado su triunfo. También dijo que “cualitativamente” su campaña fue la ganadora, aunque perdió la elección, en su campaña destaca Arreaza que se logró conectar a los electores con el sentimiento y el ideario de Chávez.



Dejando de lado opiniones que otros han expuesto, me permito refutar estos dos planteamientos que Arreaza hizo en la primera rueda de prensa después que el CNE oficializara los resultados de la elección.

Lo primero es que la campaña duró las pocas semanas que podía durar. Argumentar que si hubiese durado más tiempo el resultado sería distinto, es caer en terrenos de suposiciones y razonamientos hipotéticos que nadie nunca tendría forma de demostrar objetivamente hablando. Entendiendo que esto es un argumento que busca disipar el derrotismo dentro de sus filas, pero consideramos que debió ser más realista y menos idealista. Si algo caracterizó al Comandante Chávez en política fue su capacidad de asumir los hechos desde el mayor realismo posible, sin dejar de lado ideales y sueños.

Pero el peor argumento que ha esbozado Arreaza es ese de que la campaña del chavismo fue cualitativamente ganadora, aunque el candidato perdió. Es una perogrullada afirmar que en el terreno electoral una campaña es exitosa solo si logra el objetivo final de cualquier campaña, cosechar la mayoría de votos. Los procesos electorales se miden cuantitativamente por quien, al final, arrastra la mayoría de votantes. Consolarse con eso de que la campaña del perdedor es la ganadora es infantil, por decir lo menos.



Hasta el día de hoy no conocemos declaraciones oficiales, aparte de las de Arreaza, de dirigentes del Partido sobre los resultados de Barinas. Cuando no se expresa públicamente nada sobre un asunto, se recurre al silencio y/o la indiferencia. Es penoso que ante un hecho tan relevante para el chavismo el Partido PSUV y sus dirigentes se muestren tan indiferentes.

No faltarán quienes argumenten que fue tan inesperado el resultado que lo lideres fueron tomados por sorpresa y cinco días después no han sido suficientes para que reaccionen ante los hechos. Quizás eso indique que el chavismo oficial está “meando fuera del perol”, como se diría en la jerga popular.

En Barinas fue evidente que los tiempos no dieron para que quienes apuestan a mantener el chavismo como opción preferente se impusiera a quienes optan por opciones contrarias y opuestas. Por el contrario, a pesar de lo que ha declarado Jorge Arreaza, la brecha entre el candidato del chavismo y el de la MUD se ensanchó, en comparación a al proceso del 21N.

Definitivamente que el chavismo aunque hoy pueda ostentar 20 de las 24 gobernaciones, debe someterse a una revisión profunda para encontrar las claves de lo que pasó en Barinas. Es verdad que Barinas no es Venezuela y que en las elecciones del 9E no se disputaba la Presidencia, pero no es menos cierto que el chavismo asumió el reto de conquistar la elección del 9E tal como si el resultado definiría la superioridad del chavismo sobre el antichavismo en el país.



Esperamos con avidez análisis más cercanos a la comprensión de la realidad del descalabro que sufrió el chavismo en Barinas. No para flagelarnos, pero tampoco para autocompadecernos de que un territorio, con el simbolismo que tiene Barinas, termine siendo conquistado por la MUD y los sectores que representan el antichavismo furibundo.

Apostamos a que en el país todo haya tiempo para que la dirigencia entienda que no basta con hacer la campaña más costosa, ni la campaña donde simbólicamente se intente rescatar el ideario chavista, ni que tantos asesores y propagandistas insistan en que el chavismo es mayoría, la final de los finales la última palabra la tienen los electores.

En el año 2015 el chavismo tuvo el revés político más importante de su historia, cuando en las elecciones para la Asamblea Nacional la oposición ganó la mayoría de curules. Todos vivimos el desastre que esto supuso, no sólo al chavismo sino al país todo.

No nos atrevemos a imaginarnos qué consecuencias tendría para el país que la oposición lograra derrotar al chavismo en una disputa por la Presidencia. Así como el chavismo no fue capaz de imaginarse esta derrota del 9E, hoy a dos años por una disputa presidencial parece obligatorio para el chavismo pasearse por los peores escenarios electorales del 2024. No hacerlo es seguir meando fuera del perol.



Carlos Luna Arvelo.

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