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Nuevo enemigo, se busca

OPINI脫N de Jorge Majfud

“El enemigo nunca descansa… Tu misi贸n es la nuestra”

As铆 y en primera plana, Lockheed Martin, una compa帽铆a privada que vende armamento de guerra (siemrpe haciendo referencia al “derecho de defensa” y a la “seguridad nacional”) se anuncia en el New York Times, por si hay alg煤n otro comprador, aparte del gobierno.

50.000.000.000 d贸lares a la b煤squeda de nuevos enemigos. 

El 31 de diciembre de 2021 el Wall Street Journal public贸 un extenso an谩lisis. S贸lo el t铆tulo comuenza con una pregunta y termina con la resuesta: “Who Won in Afghanistan? Private Contractors. El ej茅rcito estadounidense gast贸 14 billones de d贸lares ($14 trillion) durante dos d茅cadas de guerra; los que se beneficiaron van desde los principales fabricantes hasta los empresarios”.

Tras el nuevo fiasco militar en Afganist谩n, y tras semejante fortuna invertida por Washington en las compa帽铆as de la guerra, en los mercaderes de la muerte, es urgente encontrar un nuevo enemigo y un nuevo conflicto.

Antes de una aventura mayor con China, la opci贸n es clara: continuar violando los tratados de no expansi贸n armament铆stico de la OTAN hacia el Este, presionar a Rusia para que reaccione desplegando su ej茅rcito en la frontera con Ucrania y, acto seguido, acusarla de intentar invadir el pa铆s vecino. ¿No ha sido exactametne esta la historia de los tratados firmados con los ind铆genas estadounidenses desde finales del siglo XVIII? ¿No ha sido exactmente este el orden y el metodo de actuaci贸n sobre la Fontera salvaje? Los tratados con otro spueblos han servido para ganar tiempo, para consolidar una posici贸n (fuerte, base). Una vez convertidos en un escollo para una nueva expanci贸n, se los viola acusando a  la otra  parte de agresi贸n o de incumplimiento. 

Por otra parte, el presidente Joe Biden necesita recuperar su alica铆da popularidad. Tanto la impopularidad de los presidentes como el masivo apoyo que reciben luego de probar su masculinidad ejerciendo el bullying internacional, constituyen un patr贸n de larga data. Bastar铆a con recordar las dudas sobre la sexualidad del presidente William McKinley, el llamado a la masculinidad imperial de Washington y, finalmente, el mismo McKinley enviando al Maine a La Habana en 1898, con el cual la prensa amarilla inventar谩 la guerra “Hispano Americana” para robarle Cuba a los negros rebeldes que luchaban contra Espa帽a. 

Negocio redondo que, a juzgar por la historia de los 煤ltimos doscientos a帽os, ser谩 apoyada por la mayor铆a del pueblo estadounidense o por todos los poderosos en Wall Street, Londres y Washington.




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