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El duro oficio de criticar

OPINI脫N de Juan Pablo C谩rdenas*

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Los periodistas que tenemos opini贸n con regularidad recibimos muestras de est铆mulo y aprobaci贸n por lo que escribimos o decimos. Por supuesto son expresiones las m谩s de las veces de adhesi贸n, pero tambi茅n a veces se nos fustiga por lo que afirmamos. A prop贸sito de mi columna anterior, un amable lector me reprocha por no proponer soluciones a los males que denunciamos, lo que me llev贸 a contestarle que eso les corresponde a los pol铆ticos y no a quienes tenemos la misi贸n de ser “un testigo acucioso, incorruptible y apasionado por la verdad”, como lo anotara el destacado deont贸logo argentino Tom谩s Eloy Mart铆nez.

Es cierto que aparentemente suele ser f谩cil criticar sin ofrecer soluciones, pero ello no siempre es as铆. Por lo dem谩s, generalmente en cada cr铆tica suelen insinuarse o derivarse muchas propuestas destinadas a que los pa铆ses y gobernantes las recojan e implementen. La prensa cumple con el complejo prop贸sito de transmitir lo que ve, escucha y siente. No siempre es f谩cil desprenderse de los afectos para reprobar a quienes est谩n en el poder y ¡vaya que resulta arriesgado hacerlo en ciertas circunstancias!

El destacado periodista Julian Assange lleva a帽os defendi茅ndose de una odiosa e implacable persecuci贸n de parte del gobierno de los Estados Unidos que busca condenarlo a la c谩rcel por denunciar los desprop贸sitos cometidos por la Casa Blanca y sus servicios secretos. 脡l simplemente se dedic贸 a descubrir los horrores escondidos por la potencia imperial y ya vemos el enorme costo que ha pagado su encomiable osad铆a. En nuestro pa铆s ha ocurrido varias veces lo mismo y la persecuci贸n no solo ha sido ejercida por las diferentes dictaduras de nuestra historia.

Lo peor que podr铆amos otorgarle al gobierno de Gabriel Boric ser铆a plazos muy dilatados para cumplir sus promesas electorales, as铆 como aceptar que sus errores son expresi贸n solo de la juventud o inexperiencia de sus colaboradores. A un mes de iniciar su mandato, el pa铆s ya teme, lamentablemente, que muchas de sus demandas vayan a ser postergadas o dejadas de mano. Por ejemplo, respecto de acabar con las AFP, garantizar salud y educaci贸n de calidad para todos y cumplir con otro extenso conjunto de peticiones tan voceadas en las movilizaciones sociales. A muchos preocupa a esta altura que en su gabinete haya quienes est茅n renuentes a superar el modelo neoliberal y, por ning煤n motivo sigan dispuestos a legislar en favor de un impuesto a los m谩s ricos, nacionalizar nuestras riquezas fundamentales y mejorar urgentemente las pensiones de los jubilados, as铆 como los miserables salarios que recibe m谩s de la mitad de la poblaci贸n.

En una loable decisi贸n el nuevo Mandatario ha instruido que nadie que sea parte del Ejecutivo pueda percibir ingresos por encima de los seis millones de pesos. Sin embargo, al mismo tiempo anuncia que vendr谩 un reajuste del sueldo m铆nimo de tal forma que alcance a los 400 mil pesos y cuya ejecuci贸n sea de forma escalonada. Todo ello en un mar de descontento social por una inflaci贸n desatada que afecta especialmente a productos tan esenciales como el pan, el suministro el茅ctrico y los combustibles.

Es cierto que los anteriores gobernantes o los parlamentarios todav铆a en ejercicio reciben sumas considerablemente m谩s altas que esos seis millones que propone Boric como tope, pero no deja de ser una verg眉enza que el salario m铆nimo pueda seguir representando m谩s de 15 o 20 veces menos que lo que ganan los supuestos representantes del pueblo. ¿Podr铆a decirse que propuestas como esa representen un cambio fundamental o un atisbo de soluci贸n transformadora o igualitaria? ¿O un cometido que siquiera se acerque a la de aquel senador que propuso que durante el gobierno de Michelle Bachetet se le metiera una retroexcavadora a la econom铆a neoliberal?

Cuando a un periodista como el que escribe se le insta a tener paciencia, darle tiempo a las n贸veles autoridades, pareciera que ya muchos se olvidan de que hace m谩s de 30 a帽os el Pont铆fice romano clam贸 en Chile que los pobres no podr铆an esperar. Posici贸n que fuera en muchos casos ya enunciada por el Episcopado chileno antes de que la m谩xima autoridad de la Iglesia Cat贸lica nos visitara.

¿Es que se puede tener tanta templanza en un pa铆s que exhibe uno de los m谩s altos 铆ndices de desigualdad del mundo, cuando la delincuencia (muchas veces hija del hambre y las injusticias) asola los barrios y casas de toda nuestra poblaci贸n? ¿Por qu茅 tendr铆a que corresponderles a los periodistas ofrecer soluciones frente a tan descarada y evidente inequidad, cuando votamos y elegimos para ello a los que nos ofrec铆an las promesas m谩s l煤cidas y pertinentes? Ciertamente, no podemos mantenernos en silencio frente a la c铆nica pretensi贸n de imputarle a la guerra ruso ucraniana los males de nuestra econom铆a desigual, como si no hubi茅semos vivido permanentemente con guerras en el mundo. Algo tan absurdo como deducir que del retiro de los fondos previsionales radica el incremento de los precios. Como si los empresarios especuladores no tengan responsabilidad alguna en las colusiones y abusos.

No debiera extra帽arnos tanto que actualmente estemos seg煤n una conocida encuestadora entre los 10 pa铆ses m谩s infelices de la tierra. Quienes conocimos de cerca a muchos integrantes de la actual administraci贸n, y tuvimos a varios de compa帽eros e incluso de estudiantes en la Universidad, pienso que debemos animar un af谩n cr铆tico y de “observadores acuciosos” respecto de que hagan y se propongan hacer. Cuando, adem谩s, a varios de ellos los vimos vociferar en apoyo a las demandas del pueblo y sus organizaciones sociales. Ser铆a cosa de repasar, por ejemplo, las im谩genes de aquellas marchas que nos llevaron al Estallido Social del 2019 para comprobar c贸mo se est谩n desdibujando sus anhelos y compromisos.

La amistad y el pasado com煤n con las actuales autoridades nos exigen todav铆a m谩s a los periodistas de opini贸n dispuestos a honrar nuestras ideas y trayectorias. De otra forma podr铆an habernos visto golpear las puertas de La Moneda y de los partidos para reclamar puestos de trabajo, como no pocos portadores del mismo cart贸n profesional.

Como lo se帽alara el mismo Tom谩s Eloy Mart铆nez, ciertamente “el periodismo no es un simple medio de vida; es una manera de mirar la vida”.


*Juan Pablo C谩rdenas Squella es un periodista y profesor universitario de vasta trayectoria. En el 2005 recibi贸 en premio nacional de Periodismo y, antes, la Pluma de Oro de la Libertad, otorgada por la Federaci贸n Mundial de la Prensa. Tambi茅n obtuvo el Premio Latinoamericano de Periodismo, la Houten Camara de Holanda (1989) entre otras m煤ltiples distinciones nacionales y extranjeras. Forma parte de los sesenta periodistas del mundo considerados H茅roes de la Libertad de Expresi贸n, reconocimiento hecho por la Federaci贸n Internacional de Periodistas. Ha sido director y columnista de las revistas Debate Universitario, An谩lisis y Los Tiempos, as铆 como del diario electr贸nico primeral铆nea.cl. Tambi茅n fue por m谩s 18 a帽os director de la Radio Universidad de Chile y de su diario digital. Se ha desempe帽ado como profesor de varias escuelas de periodismo de Santiago y Valpara铆so y en la Universidad de Chile alcanz贸 el grado de profesor titular y senador universitario.

http://juanpablocardenas.cl

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