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La libertad vigilada de los libertarios

OPINI脫N de Jorge Majfud

El gobernador Ron DeSantis de Florida ha prohibido 54 libros de matem谩ticas alegando que incluyen la Teor铆a cr铆tica de la raza y nuevos m茅todos pedag贸gicos que, seg煤n 茅l, “no son efectivos” como el Aprendizaje social y emocional (SEL). No explic贸 ni discuti贸 qu茅 p谩rrafos de las matem谩ticas pueden ser antirracistas, pero dio una conferencia de prensa con el estilo propio de los pol铆ticos de la negaci贸n: con furiosa obviedad sobre c贸mo se cre贸 el universo, la moral y el sexo de los caracoles.

Los medios y las plataformas crean una necesidad psicol贸gica y los pol铆ticos de la negaci贸n venden a los consumidores la droga que los alivia, droga con todos los ingredientes reaccionarios que se puedan imaginar: seguridad, inmediatez, victimizaci贸n. Algunas alucinaciones son tan viejas como la Teor铆a del genocidio blanco, inventada en el siglo XIX cuando los negros se convirtieron en ciudadanos, casi en seres humanos.

Esta pol铆tica de la negaci贸n profundiza y limita la discusi贸n a la pol铆tica de identidad (como la negaci贸n del racismo; la negaci贸n de la existencia de gays y lesbianas) silenciando la matrices como la existencia de una lucha de clases y cualquier forma de imperialismo propio. Si de eso no se habla, eso no existe.

Este producto se vende tan bien que, como ha ocurrido desde hace siglos, se ha exportado manufacturado a las colonias del sur. Por ejemplo, solo el nombre “libertarismo”, ahora bandera de figuras ascendentes de la extrema derecha en Am茅rica latina como el argentino Javier Milei, es una copia literal de los “libertarians” que surgieron en Estados Unidos como reacci贸n a la humillante elecci贸n de un mulato como presidente de Estados Unidos en 2008. Como el Tea Party, estos grupos siemrpe se justifican en una tradici贸n que toman de los llamados Padres Fundadores. Incluso en Argentina y Brasil se han usado la bandera amarilla con la serpiente que representaba la uni贸n de las Trece Colonias y que enroscada sobre el lema “No pases sobre m铆” m谩s bien parece un emoji de excremento humano. Tambi茅n en Europa, en Am茅rica latina y hasta en Hong Kong los grupos de derecha han hondeado la bandera racista y esclavista de la Confederaci贸n.  

Muchos estadounidenses que flamean esta bandera en sus 4×4 se sorprenden cuando uno les recuerda que es la bandera del 煤nico grupo que estuvo cerca de destruir el pa铆s que dicen defender (Estados Unidos) con el objetivo de mantener la esclavitud y el privilegio de los blancos. Muchos ni siquiera lo saben porque en este pa铆s la historia cruda es uno de los tab煤es m谩s consolidados.

No sin paradoja, fue un conservador libertario, el representante por Texas y candidato a la presidencia Ron Paul, quien reconoci贸 y conden贸 la tradici贸n imperialista de Washington y la responsabiliz贸 de los l铆deres latinoamericanos como Fidel Castro y Hugo Ch谩vez. “Nosotros no recordamos nada y ellos no se olvidan de nada”, dijo en un debate. Por esta insistencia, fue silenciado por la gran prensa y muchos de sus seguidores (entre ellos algunos de mis ex estudiantes, quienes contin煤an militando en pol铆tica) se convirtieron en votantes del socialista Berenie Sanders.

El nuevo mote de “libertario” fue una estrategia conocida en los negocios: cuando una empresa est谩 quebrada por las deudas, se la declara en banca rota, se le cambia el nombre y se contin煤a con en el mismo negocio. Lo mismo ha ocurrido con el neoliberalismo. Impuesto a la fuerza de las armas en Chile con Pinochet y por la fuerza de los bancos internacionales en decenas de otros pa铆ses en los 80s y 90s y, m谩s recientemente, con Mauricio Macri en Argentina y Luis Lacalle Pou en Uruguay, siemrpe han terminado en un doloroso fracaso, no s贸lo econ贸mico sino social. Fracaso, naturalmente, no para sus intereses de clase.

Libertario y neoliberal son la misma cosa, pero los libertarios le agregaron la furia de Savonarola y Lutero. Es la misma diferencia que hay entre el serm贸n pausado de un sacerdote cat贸lico y la arenga sudorosa de un pastor protestante. ¿Recuerdan aquellos muchachos tan amables con acento ingl茅s que predicaban barrio por barrio salvando almas (sobre todo las suyas) all谩 en los 70s y 80s? Bueno, la semilla ha dado frutos.

Contrario a las de los Padres Fundadores estadounidenses que insist铆an en separar la religi贸n del Estado (herencia de los fil贸sofos de la Ilustraci贸n), los libertarios han metido al misionero en los gobiernos. En Brasil organizaron rezos en un congreso; la misma esposa del presidente Bolsonaro es una influyente pastora; en Costa Rica la esposa de un candidato “hablaba en lenguas” para apoyar la campa帽a electoral; m谩s recientemente el diputado Milei argument贸 en la c谩mara contra los impuestos citando la Biblia: los jud铆os se fueron de Egipto para escapar de la esclavitud y de los impuestos, como ahora se van los empresarios de Argentina. La lista es larga y significativa.

La pol铆tica de la negaci贸n es la pol铆tica del exitismo frustrado: “la derecha sabe gobernar pero tiene mala suerte”, por eso fracasa siempre. El sentimiento de frustraci贸n fue una raz贸n para que tantos millones de europeos civilizados apoyasen el fascismo y el nazismo hace cien a帽os. Si ya no lo vemos venir, es porque estamos dentro de ese absurdo suicida.

¿Qu茅 hay m谩s adoctrinador que repetirle a los ni帽os que somos los campeones de la libertad? Que nunca invadimos para defender intereses econ贸micos sino, como dec铆a Roosevelt y los esclavistas, por altruismo, para llevar la libertad a los pa铆ses de negros que no saben gobernarse. ¿Qu茅 hay m谩s adoctrinador que negar los horrores de una historia de la que no somos responsables pero la adoptamos cuando decimos “nosotros” y acto seguid negamos haber hecho nada malo?

Por si todo este fanatismo fuese poco, el gobernador DeSantis, como ahora sus remedos del Sur, tambi茅n insiste en que los profesores y los activistas por los derechos civiles adoctrinan a los j贸venes, pero ¿qu茅 adoctrinaci贸n es m谩s radical que ense帽ar a negar la historia en nombre de Dios, la libertad, la patria y la familia?

¿Qu茅 m谩s radical que presentar a los tradicionales opresores de clase, de g茅nero y de etnias ajenas como v铆ctimas?

¿Qu茅 m谩s radical que el poema de Kipling, “La pesada carga del hombre blanco”, bandera del imperialista feliz que en una mano cargaba la Biblia y en la otra el l谩tigo?

¿Qu茅 m谩s radical y qu茅 peor adoctrinaci贸n que la pol铆tica de la negaci贸n que permite que se comentan viejos cr铆menes colectivos como si fuesen derechos tribales?

¿Qu茅 m谩s radical, dogm谩tico, doctrinario e hip贸crita que llenar tribunas con discursos contra la “cancel culture” (cultura de la cancelaci贸n), furiosos discursos sobre la libertad y, apenas llegan al poder se dedican a aprobar una y otra vez leyes prohibiendo decir esto, discutir aquello, hacer lo otro? La misma hipocres铆a de los esclavistas de Estados Unidos que defend铆an la expansi贸n de la esclavitud en nombre de la libertad, el orden y la civilizaci贸n. Nada diferente a los dictadores latinoamericanos promovidos por las Transnacionales, herederas de los poderosos esclavistas sure帽os.

Esta derecha rancia y rejuvenecida a fuerza de cirug铆a es tan libertaria que solo proh铆be algo cuando los de abajo amenazan con obtener o conservar alg煤n derecho. Siemrpe en nombre de la Ley y el Orden. Como dec铆a Anatole France, “la Ley, en su magn铆fica ecuanimidad, proh铆be, tanto al rico como al pobre, dormir bajo los puentes, mendigar por las calles y robar pan”.





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