OPINI脫N de 脕ngel Vi帽as
Las sorpresas no terminan en lo recogido en el libro objeto de estos comentarios. En este post voy a atreverme a establecer una comparaci贸n que a muchos lectores puede parecer entre curiosa o inquietante. En el siguiente y 煤ltimo Guillermo Portilla abundar谩 en algunas referencias que aqu铆 solo dejo apuntadas a medias.
‘Castigar a los rojos. Acedo Colunga, el gran arquitecto de la represi贸n franquista’, 脕ngel Vi帽as | Francisco Espinosa | Guillermo Portilla (Cr铆tica, 2022)
Los sublevados de 1936 copiaron en sus medidas punitivas m谩s importantes no solo de los antecedentes hispanos (Santa Inquisici贸n incluida) y nacionalsocialistas. En la b煤squeda de un mecanismo simple que pudiera arrojar al averno a todos los espa帽oles que no comulgaban con los principios que inspiraron la sublevaci贸n del 18 de julio, tambi茅n remedaron, consciente o inconscientemente, a los malvados bolcheviques. ¡Los extremos se tocan!
Sorprendente, pero no tanto. En lo que s铆 puede haber controversia, faltos como estamos de otras obras o escritos de Acedo Colunga, es si los remed贸 consciente o inconscientemente. En todo caso, se trata de una cuesti贸n hasta cierto punto objetivable.
No conozco a ning煤n autor que haya establecido esta posibilidad de comparaci贸n que, sin la menor duda, no es nada inocente. Si lo hay, presento mis disculpas de antemano. No he podido leer m谩s sobre el tema ya que durante la pandemia he estado tambi茅n ocupado en escribir un tocho de casi 600 p谩ginas, ya en manos de CRITICA. Supongo que cuando salga el a帽o que viene levantar谩 tambi茅n alguna que otra ampolla.
Se ha dicho y repetido hasta la saciedad que uno de los componentes que entraron en la ideolog铆a del denominado “Glorioso Movimiento Nacional” fue la imitaci贸n m谩s o menos encubierta de los reg铆menes fascistas (primero el italiano y poco despu茅s el alem谩n, deslumbrado Franco por el ejemplo que hab铆an dado los duros guerreros de la Legi贸n C贸ndor).
Lo que no se ha elaborado en el terreno que nos ocupa es que, en la asunci贸n de ciertas modalidades del derecho penal de autor, la anticomunista Espa帽a de Franco tambi茅n estuvo muy abierta a modalidades parecidas a las que practicaban los odiados bolcheviques. Por supuesto, esto no significa que Franco fuese un 茅mulo de Lenin o de Stalin. Simplemente que sus asesores discurr铆an por v铆as en cierto modo paralelas.
Tal enfoque, poco trabajado en lo que s茅 y que no abordamos en nuestro libro porque nos concentramos en lo m谩s sustancial, lleva a considerar lo que hizo el enemigo ideol贸gico y de clase de los militares sublevados en Espa帽a que fue el comunismo. Los brav铆simos oficiales y jefes del Ej茅rcito de Franco, muy cristianos, muy tradicionalistas, muy espa帽oles, en el fondo no hicieron demasiados ascos en el plano jur铆dico al abordar de forma parecida el elenco de “males” (o “pecados” para los defensores de la SMICAR)
Tan “cristianos” fueron que uno de los m谩s feroces de entre ellos, el teniente general Don Gonzalo Queipo de Llano, se cobij贸 bajo el manto de Nuestra Se帽ora de la Macarena para ser enterrado con todos los honores debidos a su acendrada muestra de religiosidad en la bas铆lica correspondiente. All铆 sigue, por cierto. Al igual que el jefe de su Asesor铆a jur铆dica, otro destacado asesino de uniforme.
Sin embargo, todos emularon a los odiados bolcheviques a pesar de que la lucha contra el comunismo se elev贸 al sintagma que reun铆a en s铆 todos los males, pensables e impensables.
Un librito que ten铆a olvidado en mi biblioteca (y que para mi propio horror reconozco haber desestimado hasta el momento) se titula, en efecto,
¡¡ESPA脩A!! Alzamiento de la Patria contra Mosc煤
Lo escribi贸 un tal J. Mata. Se public贸 en Zaragoza, en noviembre de 1936, en la Imprenta Editorial Gamb贸n. Estaba dedicado “especialmente a los patriotas de las regiones “leales” “. Ten铆a como subt铆tulo “Apuntes hist贸rico-cr铆ticos sobre el Alzamiento de la Patria contra la invasi贸n mas贸nica-bolchevique”.
Me parece m谩s acertada que la denominaci贸n habitual de “judeo-mas贸nica”. Como han estudiado tantos historiadores y polit贸logos, el adjetivo “judaico” termin贸 desapareciendo del lenguaje viperino habitual de los grandes teorizantes del franquismo, pero el bolchevique no lo hizo jam谩s.
El para m铆 desconocido se帽or Mata debi贸 escribir su panfleto (en un tama帽o algo inferior al de bolsillo y con la friolera de 176 p谩ginas) en los meses del verano y principio de oto帽o, tras refugiarse en Francia. Cabe suponerlo porque el Imprim谩tur eclesi谩stico dat贸 del 7 de noviembre de 1936 bajo la firma de Rigobertus, “archiepiscopus caesaraugustanus” En rom谩n paladino: Rigoberto Dom茅nech Valls, nacido en Alcoi en 1870 y fallecido en Zaragoza en 1954.
El diccionario biogr谩fico espa帽ol de la RAH (edici贸n on line) afirma que fue catedr谩tico (¡otro!), te贸logo, obispo de Mallorca y finalmente arzobispo en la ciudad en la que hab铆a tronado el general Cabanellas, temprano conspirador contra la Rep煤blica. Fue uno de los varios que secundaron el intento de golpe de Estado “legal” de un tal Francisco Franco (no pod铆a ser otro) desde el EMC del Ej茅rcito de Tierra en febrero de 1936 (esto no lo dice dicha monumental obra; lo afirma servidor). Lo que de tan “piadoso” eclesi谩stico se recoge en 茅l puede encontrarse en https://dbe.rah.es/biografias/39805/rigoberto-domenech-valls.
Es l贸gico, pues, que el se帽or Mata no tuviese dificultad alguna en ver visado su panfletillo por la “autoridad militar”. Es decir, recibi贸 todos los parabienes de las autoridades que iban a formar el d煤o permanente que constituy贸 el basamento ideol贸gico esencial de la dictadura de Franco (con perd贸n a los resabios falangistas que cumplieron, tras 1945, una funci贸n muy diferente).
De la basura intelectual e hist贸rica que escribi贸 tal autor dos cosas me han llamado la atenci贸n. La primera es que se adelant贸 en buena medida en varias d茅cadas al Bolloten de la teor铆a de la “revoluci贸n camuflada”.
Al describir la acci贸n del Gobierno republicano -que, seg煤n 茅l, pregonaba a todo trapo mentiras por la radio- al Sr. Mata se le ocurri贸 mencionar a los comunistas. Lo hizo con estas palabras:
“Asombrados ante el peligro de tener que afrontar ellos la situaci贸n, se batieron en retirada, negando que fuesen a implantar su sistema, antes asegurando que solo intentaban, en uni贸n de los dem谩s, defender la Rep煤blica” (p. 27).
Lo cierto es que los comunistas no pretend铆an establecer una Rep煤blica sovi茅tica (no lo quer铆an entonces ni lo quisieron despu茅s) pero…. ¿y los malvados bolcheviques? ¡Ah!, eso es otra cosa.
Ya el 25 de julio, precis贸 el Sr. Mata, “convocados por el Komintern de Par铆s aquellos jefes comunistas con los reci茅n llegados de Espa帽a, conven铆an en que Toulouse fuera el centro de la movilizaci贸n de numerosas expediciones, en las que cada comunista espa帽ol se mezclar铆a con los enviados de Francia, para establecer la rep煤blica sovi茅tica de Barcelona” (p. 89). Con pocas variantes, esta burrada hist贸rica lleg贸 hasta finales del siglo XX o principios del presente.
Se comprender谩 que, en estas supuestas condiciones, y luchando contra tan criminales elementos, el patri贸tico teniente coronel Acedo Colunga tampoco viese el menor inconveniente en importar de la URSS, a su vez, la concepci贸n fundamental del enemigo ontol贸gico. Es decir, del que lo es por el hecho de ser jud铆o o comunista, etc. Hab铆a que aprovechar del adversario todo lo que pudiera servir para fortalecer el bando propio.
Ignoramos, en ausencia de papeles privados de Acedo Colunga que pudieran, tal vez, arrojar alguna luz, en qu茅 medida el principio fundamental com煤n a los derechos penales sovi茅tico y nacionalsocialista lleg贸 a su conocimiento. Me extra帽ar铆a que no hubiese ocurrido porque un vistazo a la literatura de los a帽os treinta en Espa帽a muestra que entre los eminentes juristas patrios hab铆a alguno que se atrevi贸 en profundizar, ignoro con qu茅 alto grado de sabidur铆a, en los fundamentos del c贸digo penal de la URSS.
Me parece improbable que Acedo Colunga no hubiese o铆do hablar del catedr谩tico Eugenio Cuello Cal贸n, que ya hab铆a publicado alg煤n trabajo sobre el mismo y una comparativa entre los correspondientes a tres dictaduras de la 茅poca: la nacionalsocialista, la fascista y la sovi茅tica. Aparecieron en 1931 y 1934.
Sobre dicho caballero, que no dud贸 en adherirse al GMN con gran entusiasmo, el lector curioso puede encontrar una rese帽a en https://humanidadesdigitales.uc3m.es/s/catedraticos/item/14535. No s茅 si el Se帽or lo tendr谩 en su gloria, pero su juicio como experto lo dejo al profesor Guillermo Portilla, al que debemos la glosa de la Memoria de Acedo Colunga.
Tambi茅n es impensable que un fiscal tan acreditado en Asturias como nuestro personaje no hubiese le铆do nada acerca de la persecuci贸n estalinista de destacados exdirigentes sovi茅ticos ca铆dos en desgracia. Adem谩s, se acentu贸 desde el oto帽o de 1936 hasta alcanzar su paroxismo en la segunda mitad de 1937 y la primera de 1938. En la medida en que el fiscal general Andrey Vishinsky fue ganando fama parecer铆a extra帽o que el teniente coronel que redactaba entonces su inmortal Memoria no supiera nada de 茅l.
Es decir, quedan cabos por atar. Para la aportaci贸n de servidor al libro que acabamos de publicar no son demasiado importantes. Las dictaduras tienen unas l贸gicas comunes que determinan su acci贸n. Lo que hacen los juristas en ellas es recubrirla con el caparaz贸n m谩s adecuado. Y justificar los asesinatos “legales”, siempre por la Patria, espa帽ola, nazi o sovi茅tica.
En el pr贸ximo y 煤ltimo post de esta peque帽a glosa participar谩 como protagonista el profesor Guillermo Portilla.
(continuar谩)