OPINI脫N de Jorge Majfud
El vers铆culo sagrado de los conservadores en Estados Unidos es la Segunda enmienda aprobada en 1789. Como cualquier vers铆culo de cualquier libro sagrado, es breve y abierto a diferentes interpretaciones. Como en cualquier religi贸n, son interpretaciones teol贸gicas, es decir, pol铆ticas.
Una interpretaci贸n verdaderamente conservadora nos lleva a conclusiones poco deseadas por los conservadores. Thomas Jefferson (sus libros fueron prohibidos por ateo) era de la idea poco dogm谩tica de que todas las leyes deben ser cambiadas seg煤n las necesidades de cada generaci贸n. Pero tanto Jefferson como el resto de los “padres fundadores” eran racistas, detalle que no es reconocido ni siquiera por los racistas de hoy.
El vers铆culo de la enmienda reza:
“A well-regulated Militia, being necessary to the security of a free State, the right of the people to keep and bear Arms, shall not be infringed” (Siendo necesaria una milicia bien regulada para la seguridad de un Estado libre, no se violar谩 el derecho del pueblo a poseer y portar armas.)
Cinco palabras son las claves para entender qu茅 significa la enmienda: 1. Militia, 2., 3. free State, 4. people y 5. Arms. Empecemos por esta 煤ltima.
5. Arms. De la misma forma que la palabra “car (carro)” significaba en el siglo XVII algo bastante diferente a lo que hoy significa “car (auto)” y de ah铆 las nuevas leyes de tr谩nsito, lo mismo la palabra “arms” significaba una flintlock o un rifle musket. En cualquier caso, para que una persona pudiese matar a otra deb铆a estar a una distancia de pocos metros y, luego de disparar, deb铆a realizar un trabajo artesanal para recargar. Desde hace algunas d茅cadas, la gente y los jueces entienden que con la palabra “armas”, en 1789 los (sagrados) padres fundadores se refer铆an tambi茅n a una AR-15 y a otros rifles de asalto capaces de matar, a mucho mayor distancia, a varias decenas de personas antes que cualquiera atine a correr o a defenderse.
4. People. Desde la misma constituci贸n de 1787, la palabra “people” en “We the people” significaba “hombre blanco, esclavista y propietario”. De ninguna manera negros, indios o blancos pobres. Pero una palabra es un ideol茅xico, es decir, un saco que sirve para cargar diferentes mercanc铆as.
3., 2. Free State. La idea de los “estados libres” opuestos a los “estados esclavistas” pertenece a un avanzado siglo XIX que se debat铆a en abolir la esclavitud, mucho despu茅s de expandirla sobre territorios indios y mexicanos donde la esclavitud no exist铆a o era ilegal. En 1789 y por unas generaciones m谩s, “el estado libre” era el estado esclavista de los blancos. De hecho, en todas las cartas, trascripciones del Congreso y art铆culos period铆sticos se asume como algo obvio que “la raza libre” era la raza blanca, ya que las otras eran incapaces de entender la libertad. La esclavitud se expandi贸 en nombre de la Ley, el Orden y la Libertad. La tercera estrofa del himno nacional escrita en 1814 por Francis Scott Key proclama:
“Ning煤n refugio puede salvar al asalariado y al esclavo
del terror de la huida, de la sombra de la tumba”.
La canci贸n de este abogado fue motivada por la quema de los brit谩nicos de la Casa de gobierno en Washington, luego pintada de blanco por los esclavos para ocultar la memoria del fuego. Inglaterra quiso castigar un ataque similar de los estadounidenses a Canad谩, cuando quer铆an ese territorio como el estado catorce. Muchos negros esclavos se pusieron a favor del invasor, por obvias razones, y el patriota Scott Key, esclavista de ley, descarg贸 su furia po茅tica en la famosa canci贸n, ahora Himno nacional.
1. Militia. Como cualquiera en su sano juicio puede darse cuenta, la expresi贸n “una Milicia bien regulada” no significa individuos actuando por cuenta propia. Pero eso no es todo. Tanto en el siglo XVII como en el XIX estas milicias fueron la polic铆a de los esclavistas. ¿C贸mo un pu帽ado de amos blancos pod铆a someter a una mayor铆a de negros esclavos? No por el l谩tigo sino por las armas de fuego. Pero como los amos formaban una confederaci贸n en cada estado y entre los estados esclavistas, las milicias armadas eran de vital importancia para salvaguardar la vida de los amos blancos y el sistema mismo, el cual produjo los hombres m谩s ricos del pa铆s, el capitalismo esclavista del siglo XIX, incluso cuando el norte ya era un antiguo polo de desarrollo comercial e industrial.
Todo derecho est谩 regulado y toda interpretaci贸n depende de los intereses pol铆ticos del momento. Veamos un ejemplo radical y absurdo referido a la Primera enmienda, de la cual me cuento como radical defensor.
En 2010, la Suprema Corte (con una amplia mayor铆a de jueces elegidos por presidentes conservadores) fall贸 en favor de Citizens United, una organizaci贸n “sin fines de lucro” a favor de los derechos de las grandes corporaciones. Su fundador, Floyd Brown, la defini贸 as铆: “Somos gente a las que no les importa la pol铆tica; gente que desea que el gobierno los deje en paz; pero si nuestro pa铆s nos llama a luchar en el extranjero, lo haremos con gusto”. Para este viejo fanatismo anglosaj贸n, las brutales intervenciones en otros pa铆ses no son pol铆ticas ni son sobre intereses econ贸micos, sino puro patriotismo, Dios y la moral.
En la demanda y en el fallo final, cinco miembros en nueve de la Corte Suprema entendieron que la limitaci贸n de donaciones de un grupo cualquiera a un candidato constitu铆a una “violaci贸n a la libertad de expresi贸n”. Adem谩s, pasaron a tener el derecho de hacerlo de forma an贸nima, lo que entre los acad茅micos se conoce como “dark money” (“dinero oscuro”). Claro, otra vez, en “El pa铆s de las leyes” se hace todo legal. La corrupci贸n es cosa de latinoamericanos y de negros pobres en 脕frica.
Como suele ocurrir en una democracia como la de Estados Unidos, secuestrada por las corporaciones, los ciudadanos ten铆an otra opini贸n. A principios de 2010 una encuesta de ABC y The Washington Post hab铆a revelado que el 80 por ciento de los estadounidenses se opon铆a a la eliminaci贸n de trabas y l铆mites en las donaciones a los pol铆ticos propuesta por Citizens United.
Las interpretaciones (pol铆ticas) contra las regulaciones favorecen siempre a quien tiene el poder. Nadie dice que en cada aeropuerto de Estados Unidos se viola la Constituci贸n porque no se permite el porte de armas. La edad para comprar libremente rifles de asalto es 18 a帽os, pero si fuese por los fan谩ticos de las armas, ser铆a seis a帽os, cuando la v铆ctima entra a una escuela y no se siente libre y segura. Pero el l铆mite de 18 a帽os no deja de ser una regulaci贸n. ¿D贸nde se lee eso en la Segunda enmienda?
Mientras tanto, 40.000 personas mueren cada a帽o en este pa铆s por violencia de armas. No por casualidad las matanzas suelen tener una motivaci贸n racial contra “las raza inferiores”, ya que esa obsesi贸n est谩 en el ADN de la historia de este pa铆s. Los negros, los asi谩ticos o los “hispanos” no masacran blancos por odio. El problema de la criminalidad en los barrios negros se debe a esta misma historia de discriminaci贸n: cuando se convirtieron en ciudadanos, fueron segregados de inmediato a punta de revolver y por diversas pol铆ticas como el trazado de autopistas o la criminalizaci贸n de ciertas drogas introducidas por la misma CIA al pa铆s y usadas por Nixon, de forma deliberada, para criminalizar negros y latinos.
Este es el concepto de libertad de quienes sufren de una paranoia que no los deja ser libres. Y se la imponen a los dem谩s en nombre de la libertad—como en tiempos de la esclavitud legal, defendida hasta por los “esclavos felices”.