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Memoria del antifascismo

OPINI脫N de Mois茅s P茅rez*

Movilizaci贸n antifascista con pancartas de recuerdo a Carlos Palomino, asesinado por el fascismo en Madrid. Europa Press

Los corazones de los j贸venes se quedaron completamente helados cuando escucharon a su profesor. El educador, entre la rabia, la impotencia y la desolaci贸n, hab铆a narrado c贸mo un grupo de neonazis cortaron de ra铆z la vida del joven independentista, antirracista y antifascista Guillem Agull贸 . La noticia fue un golpe de realidad para sus alumnos, una especie de despertar sobre el peligro ultraderechista en una 茅poca de proliferaci贸n de agresiones fascistas en Valencia. El crimen cometido por Pedro Cuevas , integrante por un lado neonazi y habitual de las gradas radicales de Mestalla , marc贸 varias hornadas.

Miquel Ramos , entonces un estudiante de EGB y posterior integrante del grupo Obrint Pas , as铆 como periodista especializado en los fen贸menos ultraderechistas, fue una de tantas personas impactada por aquel acto criminal. «Nuestra generaci贸n qued贸 marcada por ese crimen. Cada a帽o nos reun铆amos en Burjassot en el d铆a de su muerte para recordarle. Su nombre estuvo siempre en boca de todos. Tanto en la nuestra, como en homenaje y dolorosa advertencia, como en la de los neonazis», recuerda, para ampliar: «Ten铆amos catorce a帽os. Algunos ya nos interes谩bamos por la pol铆tica, pero especialmente por la m煤sica. Escuch谩bamos La Polla Records , Kortatu, Eskorbuto, Cicatriz, Mano Negra... y nos fascinaba que grupos en catal谩n llenaran estadios. En cambio, nos averg眉enza hablar en valenciano en nuestra ciudad por miedo a que nos pusieran mala cara y nos dijeran que hablaremos en cristiano».

«Cuatro meses despu茅s del asesinato de Guillermo, empezaremos el instituto en Valencia. Para aquellos que quer铆amos seguir recibiendo clases en nuestra lengua, s贸lo hab铆a tres institutos p煤blicos en toda la ciudad: Benlliure , Clot y Llu铆s Vives. Me toc贸 el primero, a varios kil贸metros de mi casa», expresa. E incorpora: «脡ramos 'los de la l铆nea' (por la l铆nea en valenciano). Pronto recibimos nuestro bautismo en manos de los bakalas del barrio». El mensaje que les enviaron era de clara amenaza: «Didle a los cerdos de la l铆nea que les esperamos a la salida». «Aquellos j贸venes rondinaban por el centro con sus avispas, sus chaquetas Alfa con una bandera de Espa帽a cosida y sus pelos con el flequillo corto de punta, que entonces lo denominaban por el de cenicero. La amenaza se consum贸 y uno de mis mejores amigos acab贸 en la puerta del instituto con la nariz rota de un cabezazo», rememora.

El actual investigador de los movimientos reaccionarios narra esta experiencia juvenil en Antifascistas. As铆 se combati贸 en la extrema derecha desde los a帽os 90 (Capit谩n Swing, 2022), una obra que relata la historia paralela de la evoluci贸n de la ultraderecha y la lucha en las calles de los colectivos antifascistas, que abarca desde la violencia extremista durante la larga transici贸n valenciana y el asesinato de la persona trans Sonia Rescalvo en 1991 hasta el crimen de Carlos Palomino , los golpes policiales contra las bandas neonazis, el papel del movimiento okupa, el crimen que acab贸 con la muerte del antifascista Davide, el fen贸meno de Plataforma per Catalunya, como las gradas de f煤tbol alimentaron a los grup煤sculos fascistas, la irrupci贸n de Voxy las precauciones de periodistas que han combatido desde su pluma la expansi贸n de la ultraderecha, como el valenciano Joan Cantarero.
El asesinato de Guillem Agull贸 tuvo impacto en varias generaciones de j贸venes que observaron el peligro y la amenaza violenta de la extrema derecha. Archivo El Tiempo

El relato nos permite escabullirse en los denominados como en los a帽os de plomo de la ultraderecha, que se dieron durante la d茅cada de los noventa del siglo pasado. Una muestra de c贸mo el antifascismo luchaba contra las organizaciones ultraderechistas est谩 presente en aquella primera experiencia de Ramos con los grup煤sculos fascistas: «Junto al instituto, se encontraba el Kasal Popular , una antigua estaci贸n de bomberos ocupada en 1991. All铆 almorz谩bamos cada ma帽ana, y los fines de semana hac铆amos charlas, conciertos y pas谩bamos la tarde conversando sentados en unos viejos sof谩s [...] 脡ramos de los m谩s j贸venes que frecuent谩bamos el Kasal. Aquellos que llevaban el centro nos conoc铆an y nos ten铆an cari帽o. Cuando se enteraron de la agresi贸n, decidieron protegernos».

La gente de aquel Kasal Popular estuvo involucrada en la Asamblea Antifascista de Valencia , impulsada durante los a帽os noventa, y en colectivos como Sharp(Skinheads Against Racial Prejudice), al que estuvo vinculado Agull贸. «El Sharp se mantuvo activo en Valencia hasta finales de los noventa y cobij贸 a decenas de j贸venes atra铆dos por la est茅tica, la m煤sica y la pol铆tica. Aunque la actividad como colectivo se diluy贸, sus miembros m谩s activos siguieron militando en otras plataformas antifascistas que surgieron. En otras ciudades, se crearon otros colectivos de skins antifascistas, como el Red and Anarchist Skinheads, que acog铆a a j贸venes libertarios y comunistas principalmente. La est茅tica skin ha estado presente hasta la fecha tanto en el movimiento antifascista como en los grupos neonazis», expone en la obra el periodista.

En esa d茅cada, se produjo la explosi贸n del fen贸meno skin, el cual ya hab铆a hecho fortuna en toda Europa. «Despu茅s de d茅cadas de aislamiento a causa de la dictadura franquista y el comp谩s de espera de la transici贸n, emergieron nuevos movimientos sociales de izquierda (okupas, insumisi贸n, ecologismo...) como nuevos grupos de extrema derecha, todos ellos , de un lado y de otro, ya en sinton铆a con el resto de Europa. Al mismo tiempo, llegaron las modas juveniles, con las denominadas tribus urbanas, que tambi茅n se mezclar铆an en esta explosi贸n de identidades. Aunque estas est茅ticas no ten铆an siempre relaci贸n con determinadas ideas pol铆ticas, un fen贸meno que ya hab铆a aparecido en los a帽os ochenta tomar铆a m谩s vuelo gracias al sensacionalismo de los medios de comunicaci贸n ya la progresiva implicaci贸n pol铆tica de sus miembros. Hab铆a llegado la 茅poca de los skins», disecciona.

La expresi贸n valenciana de las cabezas rapadas neonazis fue Acci贸n Radical , un grup煤sculo conectado con el asesino de Agull贸 y los ultras fascistas del Valencia CF. «La revista EL TIEMPO cont贸 que la direcci贸n de contacto con Acci贸n Radical que figuraba en el fanzine neonazi Zyklon B – cuyo nombre es el gas que utilizaban los nazis en los campos de exterminio – era la sede de la Coordinadora Obrera Nacional Sindicalista. Este sindicato estaba liderado por el abogado y empresario valenciano Jos茅 Luis Roberto», se帽ala en la obra sobre un colectivo ultraderechista de car谩cter residual con fuertes conexiones internacionales, ultras que huyeron de la justicia y agresiones donde participar铆an posteriores miembros de la extrema derecha Vox. «El auge de Acci贸n Radical y el incremento de la violencia neonazi hicieron que los ataques a los activistas de izquierdas se produjeran en cualquier momento», apostilla.

«En Valencia, la Asamblea Antifascista sigui贸 con su actividad en los a帽os posteriores al desalojo del Kasal Popular, al juicio por el asesinato de Guillem Agull贸 y la desarticulaci贸n de Acci贸n Radical. Los grupos neonazis continuaban activos y organizaban actos cada 20N y probaciones racistas como la del barrio de Ruzafa», recuerda, para proseguir en el libro sobre c贸mo los movimientos sociales, las organizaciones civiles y la izquierda valenciana fueron v铆ctimas constantes de la violencia ultraderechista , curtida de un componente blavero. Confecciona una larga lista: «En 2005, ultras del Valencia CFatacaron a varios seguidores del Athletic de Bilbao y dejaron diferentes heridos. En 2006, los anticatalanistas boicotearon en Sollana la presentaci贸n de otro libro. Ese mismo a帽o, los ultraderechistas tomaron la Facultad de Derecho de Valencia y amenazaron al rector. Un mes despu茅s, varios ultraderechistas entraron en la librer铆a Tres y Quatre de Valencia y rompieron algunos libros y agredieron a los clientes».




Con el objetivo de que el lector se d茅 cuenta de la dimensi贸n de estas agresiones, el autor sigue con los actos violentos de la ultraderecha valenciana: «A los pocos d铆as, el concejal del Bloque Nacionalista Valenciano en Mislata fue agredido al medio de la calle por unos neonazis. Cuando acudi贸 a la comisar铆a a poner la denuncia, la polic铆a no le atendi贸 por hablar en valenciano. Tambi茅n en Mislata, el Centro Social La Quimera, en el que participaba tambi茅n el concejal agredido, fue objeto de numerosos ataques por parte de la ultraderecha. Varios ataques con c贸cteles Molotov y una paliza a una de las j贸venes que frecuentaban el local se sumaban a otras agresiones y atentados cada vez m谩s violentos en aquellos a帽os». Los explosivos colocados en las sedes del Bloc en Gandia (Safor) y Catarroja (Horta), as铆 como lacolocaci贸n de artefactos en la sede de la Comisi贸n Espa帽ola de Ayuda al Refugiado en Valencia son otros de los siniestros episodios de la primera d茅cada de los 2000.
La nueva piel ultraderechista y Vox

Para relatar el trabajo contra el fascismo de estos colectivos, el autor realiza una radiograf铆a de su evoluci贸n. «La extrema derecha se qued贸 al margen del nuevo r茅gimen, en el caso de aquella que no quiso integrarse en el que fue el partido catch-all de la derecha a partir de los ochenta –primer Alianza Popular y despu茅s el PP -, y no dej贸 de experimentar derrotas en cada uno de sus intentos. El lastre franquista y el poco inter茅s que suscitaba sus propuestas entre la poblaci贸n le obligaron a reflexionar, especialmente cuando en otros pa铆ses de Europa el neofascismo se reconvert铆a en una opci贸n democr谩tica m谩s», indica.

«La nueva era de la ultraderecha, que iba m谩s all谩 de las organizaciones neonazis y las bandas callejeras, plantear铆a un nuevo reto a los colectivos antifascistas. Al ser organizaciones legales, realizar actos p煤blicos y presentarse a las elecciones, se cre贸 un escenario que obligaba al antifascismo a articular una respuesta diferente a la dada hasta ese momento contra grupos que operaban casi clandestinamente o que s贸lo se hab铆an dedicado a la violencia», anota sobre el cambio de piel est茅tica de la ultraderecha y las complicaciones que ten铆a el antifascismo para hacerle frente. Pese a esta nueva etapa, la ultraderecha estar铆a alejada durante un buen tiempo de los registros electorales logrados por Fuerza Nuevaa principios de la reanudaci贸n democr谩tica espa帽ola: «Desde que Blas Pi帽ar perdi贸 su esca帽o en 1982, la ultraderecha espa帽ola intentaba sobrevivir fuera de casa com煤n de las derechas que fue primero Alianza Popular y despu茅s el PP».

La victoria del socialista Jos茅 Luis Rodr铆guez Zapateroy la promulgaci贸n de leyes progresistas en el 谩mbito civil provoc贸 en determinados sectores de la derecha una radicalizaci贸n ideol贸gica. Era la conocida como revuelta neocon espa帽ola: «El atentado de Al Qaeda en Madrid el 11 de marzo del 2004, pocos d铆as antes de las elecciones generales, motiv贸 la ca铆da del PP por la nefasta y la retorcida manipulaci贸n que supuso intentar atribuirle a ETA y por su implicaci贸n en la guerra de Irak, que gener贸 protestas multitudinarias en todo el Estado. Cuando lleg贸 el gobierno de Zapatero, la derecha espa帽ola empez贸 a radicalizarse y, a su vez, fragmentarse. El PP, que hasta el momento hab铆a sido el hogar de todas las derechas, sufri贸 un proceso de despegue. Despu茅s de varios a帽os de radicalizaci贸n y dinamitado por varios frentes, acab贸 por iluminar el

«La irrupci贸n de Vox en las instituciones a partir de 2018, cinco a帽os despu茅s de su nacimiento, fue algo que muchos no vieron venir. Est谩bamos acostumbrados a una ultraderecha marginal que s贸lo obten铆a, y de forma anecd贸tica, unos pocos concejales en peque帽as localidades, ya la que poca gente le prestaba atenci贸n [...] La ofensiva neocon en los a帽os de Zapaterohizo que la ultraderecha se desatara progresivamente del PP. Vox recogi贸 poco a poco el malestar de gran parte del sector ultraderechista, que ve铆a que en Europa y Estados Unidos de Am茅rica con la llegada de Trump hab铆a una posibilidad de hacerse un agujero», escribe. Y completa: «Y as铆 fue hasta que alcanzaron los cincuenta y dos esca帽os en el Congreso y cientos de diputados y concejales en parlamentos auton贸micos que tiene hoy en d铆a el partido encabezado por el exmiembro del PP, Santiago Abascal».
Excantante de Obrint Pas, el periodista Miquel Ramos est谩 especializado en investigar los movimientos de la ultraderecha. Capit谩n Swing

Con declaraciones del exvicepresidente del Gobierno espa帽ol, Pablo Iglesias , como v铆ctima del fascismo en su 茅poca de estudiante y despu茅s como miembro del ejecutivo por el acoso sufrido durante meses en su domicilio, Ramos entrevista al eurodiputado anticapitalista Miguel Urb谩n por que apunte tratamientos contra el auge de la extrema derecha: «La reconstrucci贸n del tejido comunitario por parte de los movimientos sociales, el sindicalismo social de plataformas como la PAH o el Sindicato de Alquiladores y las nuevas formas de sindicalismo vinculadas a conflictos contra la creciente precariedad laboral son el mejor ant铆doto contra el ascenso de la extrema derecha».

«Frente a la ofensiva reaccionaria contra los derechos de las mujeres y al colectivo LGTBI, el feminismo y la lucha por los derechos LGTBI son hoy dos de los principales frentes del antifascismo», agrega al libro Ramos, quien redondea: «L extrema derecha, all铆 donde forma parte del gobierno, intenta desmantelar todas las pol铆ticas sobre esta materia. Las acciones violentas contra los colectivos feministas y LGTBI han hecho que estos colectivos est茅n cada vez m谩s involucrados en plataformas antifascistas y el antiracismo asuma que ambas luchas son inseparables de su praxis y reivindicaciones».
«Valencia, tumba del fascismo»

A ra铆z del origen valenciano del autor, Antifascistas. As铆 se combati贸 en la extrema derecha desde los a帽os 90 (Capit谩n Swing, 2022) permite adentrarse en la fuerza que adquiri贸 el antifascismo del Pa铆s Valenciano tras las agresiones neonazis del 9 de octubre de 2017. «Un mes despu茅s de los ataques, se convoc贸 una manifestaci贸n que reuni贸 a cerca de 8.000 personas contra las agresiones de la ultraderecha. Al a帽o siguiente, en previsi贸n de un nuevo boicot, empez贸 a preparar una demostraci贸n de fuerza sin precedentes en Valencia. No pod铆an volver a ocurrir los hechos del 2017 y no hab铆a confianza en que las autoridades lo impidieron. As铆 que, unos meses antes de la fecha, los grupos antifascistas de toda la Comunidad Valencianaempezaron a reunirse para coordinar el desembarco en la ciudad de una manera segura y un dispositivo propio que impidiera a los ultraderechistas atacar la manifestaci贸n», cuenta.

La exhibici贸n de m煤sculo del antifascismo valenciano durante la movilizaci贸n vespertina del d铆a nacional valenciano del 9 de octubre de 2018 fue posible gracias al tejido que hab铆a emergido a帽os atr谩s. Un ejemplo es Acci贸n Antifascista Valencia : «Empez贸 a gestarse a finales del 2015, tras el desfile de un grupo de neonazis en la procesi贸n c铆vica del 9 de octubre. La ultraderecha siempre estaba presente el 9 de octubre por la ma帽ana, pero ese a帽o las banderas nazis desfilaron con total impunidad en medio de los actos oficiales del d铆a [...] Acci贸n Antifascista de Valencia, que se present贸 en verano de 2016, volvi贸 a reivindicar un antifascismo m谩s combativo que fuera m谩s all谩 de la autodefensa o de la reacci贸n frente a las manifestaciones o agresiones neonazis».
El antifascismo sac贸 m煤sculo en la manifestaci贸n del 9 de octubre de 2018, un a帽o despu茅s de las agresiones neonazis. EL TIEMPO

«No s贸lo Valencia ha vivido un resurgimiento del antifascismo con fuerza. En ciudades como Castell贸n de la Plana, ya exist铆a desde a帽os atr谩s una hegemon铆a antifascista, siendo siempre uno de los modelos seguir para el resto de colectivos del territorio. La marca de las BAF y el trabajo transversal y multidisciplinar de la Cosa Nostra y otros colectivos de la ciudad han sido fen贸menos muy particulares», se帽ala sobre unos colectivos de extrema izquierda. «El Colectivo Antifascista de Alicante, creado en 2011, ha logrado establecerse como referente de las comarcas del sur y se ha implicado en numerosas luchas sociales», incorpora, por citar tambi茅n el trabajo de la Asamblea Popular de Elda y Petrer, en la comarca del Vinalop贸 Mitj脿, contra grup煤sculos neonazis como Lo Nuestro, HSM y las sucesivas renovaciones de marca. Todo un recorrido por hacer memoria y presente del antifascismo en el Estado espa帽ol.

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