OPINI脫N de Teresa Moll谩 Castelles
Hace apenas dos d铆as conoc铆amos la terrible noticia de que el Tribunal Supremo de los Estados Unidos devuelve a los Estados la potestad para regular sobre el asunto. Est谩n en juego los derechos de treinta y seis millones de mujeres en edad reproductiva, que viven en los veintis茅is de los cincuenta Estados que se han anunciado dispuestos a promulgar leyes restrictivas con car谩cter m谩s o menos inmediato.
Es un verdadero mazazo para los derechos de las mujeres de Estados Unidos y, por extensi贸n, para el resto de las mujeres del mundo.
Ayer, con motivo de esta noticia, escuchaba en la radio una reflexi贸n de un se帽or (cuyo nombre no recuerdo por no haber prestado atenci贸n) que me result贸 como m铆nimo curiosa. Soy incapaz de reproducir los datos, pero los dio. Y hablaba de esta medida como consecuencia de los miles de criaturas que mueren cada a帽o como consecuencia de las armas. Por tiroteos o por accidentes de las armas que llevan las propias criaturas a quienes se las entregan sus padres para su autodefensa. Hablaba de la necesidad de procrear para “reemplazar” a las criaturas muertas por armas.
Este ataque al derecho de las mujeres a decidir sobre su propio cuerpo es un ataque a la base misma de los derechos humanos de las mujeres, puesto que es una forma de violencia machista, en este caso violencia estructural.
Y es estructural porque parte de las estructuras de poder. En este caso del poder judicial y tambi茅n del poder legislativo que va a legislar en contra del derecho a decidir de m谩s de la mitad de la poblaci贸n estadounidense, como lo son las mujeres.
El avance de las derechas nunca es una buena noticia para las mujeres. La derecha, incluso la llamada moderada, siempre hace sentir la influencia de la Iglesia Cat贸lica en cualquiera de sus versiones. Y ya conocemos que la Iglesia Cat贸lica no se caracteriza, precisamente, por la defensa de la igualdad entre mujeres y hombres. Por tanto, el resultado de esa influencia siempre conllevar谩 el retroceso en los derechos de las mujeres.
Y de eso saben mucho nuestras madres y abuelas que sufrieron la furia del r茅gimen fascista del dictador en sus propias carnes, cuando despu茅s de una etapa de libertades con la II Rep煤blica, las devolvieron a casa y les prohibieron trabajar despu茅s del matrimonio salvo algunas excepciones.
Con la sentencia del Supremo De los Estados Unidos se abre la puerta a una recesi贸n de los derechos ya conseguidos de las mujeres sobre sus propios cuerpos y sobre su decisi贸n de ser o no madres voluntariamente.
En alguna ocasi贸n he dicho que el feminismo es un movimiento universalista porque cuando nos toca a una, sea de donde sea, nos tocan a todas. Y este ataque a los derechos de las mujeres estadounidense, lo es para todas las mujeres del mundo.
Como era de esperar las movilizaciones contra esta decisi贸n no se han hecho esperar y miles y miles de mujeres se echaron a la calle y lo seguir谩n haciendo en los pr贸ximos d铆as para hacer patente su desacuerdo con dicha decisi贸n de un Tribunal Supremo, pero mucho me temo que esta decisi贸n de claro corte republicano y de derechas, con claras influencias de la Iglesia Evangelista m谩s reaccionaria, ser谩 dif铆cil de revertir por el movimiento feminista estadounidense. Al menos en los pr贸ximos a帽os.
La idea obsesiva del patriarcado m谩s rancio por controlar el cuerpo de las mujeres ha de tener una clara respuesta que las mujeres norteamericanas est谩n dando en las calles, pero deber铆a ser una respuesta global.
Y creo que el derecho al aborto deber铆a ser protegido en todo el mundo y ser declarado un derecho inalienable de todas las mujeres del mundo. Ya que la gestaci贸n solo la podemos llevar adelante las mujeres, dejen nuestros ovarios en paz y dejen que seamos nosotras las que decidamos si queremos ser o no madres. Y, sobre todo y tal y como dice un eslogan feminista, saquen sus rosarios de nuestros ovarios.
Nuestro cuerpo es nuestro y sobre 茅l solo deber铆amos decidir nosotras. No somos posesi贸n de jueces, pol铆ticos, sacerdotes, etc. Y si se quieren m谩s nacimientos por aquello de la curva poblacional y esas cosas, que se legisle sobre pol铆ticas p煤blicas de ayuda a la natalidad y a la conciliaci贸n de la vida personal, laboral y familiar con servicios p煤blicos de calidad para revertir el envejecimiento poblacional. Solo de esa manera se estimular谩 la natalidad para combatir la situaci贸n actual.
Con prohibiciones de la interrupci贸n de los embarazos no deseados solo van a conseguir m谩s muertes de mujeres por que se seguir谩n practicando en la clandestinidad y en peores condiciones m茅dicas que pueden acabar poniendo en peligro la vida de las mujeres.
Estamos ante un reto mundial que como feministas debemos afrontar sin ninguna vacilaci贸n. Recordemos que en el Estado Espa帽ol estamos pendientes de un recurso que el partido popular, un partido de derechas y 煤ltimamente creo que, de ultraderecha, present贸 ante el Tribunal Constitucional. Las pr贸ximas podemos ser nosotras, las mujeres del Estado Espa帽ol.
Toda mi solidaridad con las mujeres de los Estados Unidos y muy alerta porque esta sentencia puede ser la primera de muchas.
Ben cordialment,
Teresa