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Agravamiento de las necesidades humanitarias en muchas zonas de conflicto ante un mundo que aparta la mirada

Cruz Roja Internacional
 

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"Hoy en día, tenemos más de 100 conflictos armados en todo el mundo", señala Mirjana Spoljaric, presidenta del CICR.

Dado el sufrimiento que provocan estos conflictos en la población civil, sumado a una emergencia climática que no deja de empeorar y el alza de los precios de los alimentos y la energía, nos espera un 2023 de grandes necesidades humanitarias. La comunidad internacional debe hacer lo posible por que ningún conflicto quede relegado; de lo contrario, corremos el riesgo de que muchas crisis se invisibilicen, lo que implica un costo enorme para la vida humana.

El conflicto armado internacional entre Rusia y Ucrania ha hecho estragos en los precios internacionales de los alimentos y la energía. Los efectos del aumento de esos precios golpean más fuerte a las comunidades afectadas por conflictos armados y otras situaciones de violencia. Por ejemplo, en 2022, el CICR realizó un seguimiento de precios de mercado, según el cual los alimentos básicos subieron un 45 % en Etiopía y Yemen, y más del 30 % en Malí, Afganistán y Somalia.

La organización hace un llamamiento por 2.800 millones de francos suizos para financiar sus actividades en 2023. A continuación, presentamos un panorama de algunas de las crisis humanitarias en las cuales se registra un aumento de las necesidades.

  • En Somalia, a raíz de la sequía y el conflicto, el hambre castiga a los más pequeños. En nuestro centro de estabilización ubicado en Baidoa, hemos observado un aumento de más del 170 % en el número de niños con malnutrición que han ingresado para recibir tratamiento en comparación con 2021, mientras que los hospitales que reciben apoyo del CICR han registrado un aumento del 30 % en incidentes con un gran número de víctimas.
  • Si bien los enfrentamientos han mermado en el norte de Etiopía, las necesidades humanitarias que han dejado dos años de un brutal conflicto armado son agudas. Los equipos del CICR han retomado el transporte de asistencia humanitaria hacia Tigray por tierra y aire. También siguen prestando asistencia a la población en las regiones vecinas de Amhara y Afar. Es preciso mantener esa asistencia y ampliarla a niveles mucho más elevados para evitar más sufrimiento en una población que ha pasado meses sin alimentos ni atención médica.
  • En República Democrática del Congo, los enfrentamientos se han intensificado y llegado hasta las afueras de Goma. Desde principios de año, los equipos de cirugía del CICR han tratado a más de 1.100 pacientes con heridas provocadas por armas de fuego en todo el país, pero muchas personas tienen dificultades para recibir atención médica en zonas más alejadas, ya que las instalaciones de salud han sido objeto de saqueos, y los trabajadores sanitarios se han visto obligados a huir.
  • Las comunidades en el Sahel están atrapadas entre desiertos que avanzan, el clima impredecible y la violencia. Millones de personas se han visto obligadas a escapar de su hogar a causa de la violencia en Malí, Níger, Burkina Faso y Mauritania. Como el 80 % de la población del Sahel vive de la agricultura, desplazarse también implica perder acceso a tierras y ganado.
  • La situación económica en Afganistán está empeorando. En 33 hospitales que apoya el CICR en todo el país, los casos de malnutrición infantil de 2022 ya superan en un 90 % los de todo 2021: pasaron de 33.000 a más de 63.000 en lo que va del año. Mientras tanto, en un hospital de niños apoyado por el CICR en Kabul, el número de pacientes menores de cinco años que han recibido tratamiento por neumonía aumentó un 55 % en 2022 respecto del mismo período del año pasado.
  • Es probable que la crisis humanitaria en Yemen se agrave en 2023, ante la no reducción de la intensidad del conflicto, la ausencia de mejoras económicas y la intensificación de los efectos de las crisis climáticas. La financiación también ha caído, en una población en la que el 70 % depende de algún tipo de asistencia humanitaria.
  • En Siria, más de once años de conflicto armado han provocado daños graves a la red hídrica, lo que ha reducido el suministro entre 30 % y 40 %. Este año, el aumento de casos de diarrea líquida contribuye aún más al sufrimiento de la población y subraya la importancia de prevenir el derrumbe de la infraestructura esencial.
  • Más de tres millones de personas en Haití padecen necesidades abrumadoras como consecuencia de la violencia armada prolongada, la agitación civil y el rebrote de casos de cólera. Debemos intensificar las medidas para frenar la propagación del cólera, en particular, en lugares de detención, y disponer lo necesario para que quienes viven en algunas de las zonas más violentas puedan acceder a los servicios médicos.
  • Millones de personas afectadas por el conflicto armado internacional entre Rusia y Ucrania están comenzando a transitar los meses más fríos del año, con servicios limitados de calefacción y agua, luego de ataques a la infraestructura esencial. Probablemente los más vulnerables –niños, personas mayores, personas heridas y personas con discapacidad– sean quienes más sufran. No solo son los que más afectados se ven por la situación, sino también quienes menos posibilidades tienen de recurrir a fuentes alternativas de calefacción y agua.






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