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Argentina sigue siendo muy parecida al Titanic

OPINIÓN de Sergio Ortiz         

LA SEMANA POLÍTICA

HAY PRESUPUESTO 2023, ACUERDO CON PARÍS Y PARITARIAS

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Los únicos que se salvan son los monopolios.

UNA VICTORIA PÍRRICA

Esta semana el gobierno respiró aliviado y Sergio Massa muy sonriente, por la votación en Diputados dando media sanción al Presupuesto 2023. Se ufanaron que con 180 votos a favor y 22 en contra, 49 abstenciones, fue el resultado más abultado en años para el oficialismo. El año pasado no tuvo esa ley y algo similar había pasado en el segundo mandato de CFK frente a la negativa del “Grupo A”.

Ahora tiene presupuesto; en rigor aún deberá votarlo el Senado donde se da por descontado que los números serán favorables. Otra cosa, diferente, es que esa pieza sea positiva y digna de tantos elogios. Veamos.

En primer lugar el proyecto fue presentado por Massa a la Cámara Baja a mediados de septiembre. Antes, en la primera semana de ese mes, el súper ministro llevó todos los papeles a sus reuniones y exámenes con Kristalina Georgieva y demás directivos del FMI. Era la puesta en vigor del cogobierno firmado en el acuerdo del 25 de marzo pasado con la entidad. Y entre los 180 votos afirmativos estuvieron los de Juntos por el Cambio, salvo el PRO que se abstuvo y un par de Lilitos y López “Morfi” en contra.

En segundo término no hay nada para festejar en un “aumento” del PBI del 2 por ciento para 2023: supondrá una caída a la mitad desde el módico 4 de este año.

Tercer asunto, el déficit fiscal primario. Este año había sido bajado al 2,5 del PBI y seguirá en modo ajuste hasta el 1,9, lo que significa menos gasto público y partidas sociales. Frente a las críticas por ese recorte Massa usó de propagandistas a diputados como Hugo Yasky, ex maestro, para decir que se aumentaba la partida en Educación. Según varios economistas, no es así: la inversión en Educación caerá 15,5 por ciento. O más aún si la inflación supera el 60 por ciento dibujado en el Presupuesto.

Cuarto punto, Horacio Rovelli destacó que entre las partidas que más crecen están las del pago de la deuda, por 2.7 billones de pesos. Los servicios de la deuda aumentan el 24 por ciento respecto al año pasado y las obligaciones a cargo del Tesoro, que apuntan a lo mismo, otro 10,5.

El quinto elemento negativo es que el artículo 95 daba facultades al Ejecutivo para aumentar las retenciones a las exportaciones. El oficialismo iba a perder la votación y optó por retirar ese artículo, rehuyendo la batalla con la derecha y la Mesa de Enlace. Cuando digo derecha incluyo a Massa, que ya había ratificado que el gobierno no iba a subir retenciones. Y así será.

La mayor recaudación no vendrá por el lado de impuestos a los súper millonarios, sojeros, exportadores ni banqueros, sino por el ajuste de salarios, jubilaciones y planes sociales, el achicamiento del gasto público, los recortes de Salud y Educación, los aumentos de tarifas, etc.

Con tal de juntar dólares y pagar la deuda fraudulenta, el Presupuesto validó más blanqueos de dólares: para comprar viviendas, la construcción e importar productos. Otro blanqueo más y van… También en este tópico el gobierno del Frente de Todos se parece mucho al de Mauricio Macri.

SIGUE LA ENTREGA, AHORA EN FRANCÉS

El FDT continúa su ruta de pagos y renegociaciones de deuda externa, convalidando la dudosa categoría que esgrimió Cristina Fernández de Kirchner, de que sus gobiernos eran “pagadores seriales”. En eso dijo la verdad.

En agosto de 2020 negociaron los bonos por 68.000 millones de dólares en manos de BlackRock y otros acreedores privados, pagando una parte de los intereses y refinanciando el capital con una quita pero admitiendo casi todo lo que reclamaban esos inversores en el valor de sus títulos.

En marzo de 2022 fue el turno de los 45.000 millones de dólares del préstamo fraudulento del FMI y Donald Trump de 2018 a su amigo Macri con vistas a su reelección, fracasada. Según Horacio Verbitsky en “El Cohete a la luna” del 23/10, por esta renegociación del FDT se pagarán 5.000 millones de dólares este año y misma cantidad en 2023, que suben a 8.500 millones en 2024 y luego 20.000 millones todos los años hasta 2031.

Semejante cronograma tiene dos aspectos criminales. La tarea esclava de juntar esos millones de dólares para afrontar deudas de dudosa legalidad. Y para reunir esos fondos se acentúa el modelo agro minero extractivista exportador, sepultando el sueño de independencia, industrialismo y autonomía.

Ese acuerdo de cogobierno con el Fondo es controlado cada trimestre. Por ahora se aprobaron los dos primeros tramos, con el consiguiente ajuste contra gastos del Estado. La pobreza del 36,5 por ciento ha subido al 40. La vigilancia del FMI es propia de un carcelero o peor aún, de un amo.

Y ahora vino la tercera movida, también anunciada por Massa, la cara visible del gobierno. Dijo que había acordado con el Club de París por la deuda de 2014, cuando Axel Kicillof era ministro de Economía. Esa cuenta se fue pagando hasta 2019, quedando un saldo de 2.000 millones de dólares. Presentó como un gran logro que eso se pagará, con intereses, en 13 cuotas semestrales de 170 millones.

Ese estiramiento de la agonía no es soberanía sino dependencia. Hacen propaganda de que sería un alivio. Falso. Serán 2.210 millones de dólares que se suman a los 7.987 millones ya pagados por Kicillof y los ministros macristas, o sea en total se oblarán 10.197 millones de dólares al Club de París. Una nueva hemorragia de recursos, ahora para los que hablan en francés, alemán, inglés y otros idiomas de la Europa en crisis, con tantas huelgas obreras y de servicios.

Hay que ser muy obediente del imperio y organismos financieros internacionales para festejar esos arreglos con BlackRock, FMI y Club de París, como antes Macri y su socio Massa aplaudieron el pago de 9.300 millones de dólares a los “fondos buitres”.

La postura correcta es la opuesta. No hay nada para festejar. Todo para denunciar, de palabra, legalmente y sobre todo en las calles, junto a la Autoconvocatoria por la Suspensión de pagos de la Deuda Externa.

DE MENTIRA EN MENTIRA, DE AJUSTE EN AJUSTE

El gobierno y el FMI dicen que la “inflación es un fenómeno multicausal”. Puede tener muchas causas, pero en Argentina la principal es el manejo discrecional de precios que hacen los grupos monopólicos y oligopólicos, en el rubro alimentos, pero también siderurgia, cemento, energía, etc.

Son los Pagani del grupo Arcor, los Blaquier del Ledesma, los Rocca de Techint-Ternium-Tecpetrol, los Pérez Companc de Molinos, los Urquía de Aceitera General Deheza; los Braun de La Anónima, Alfredo Coto y las multis de Carrefour y Easy; los suizos Holcim de Loma Negra; los Cargill, Cofco y Bunge de la exportación; los Belocopitt de Swiss Medical; los Roemmers, Bayer, Bagó y otros grandes laboratorios, etc.

Esta lista incompleta es indicativa de los responsables de la inflación, junto con los bancos que cobran altas tasas por préstamos y perciben miles de millones de pesos de intereses por las Leliq del Banco Central.

El actual gobierno y los que se perfilan para volver al gobierno en 2023, Juntos por el Cambio, defienden con matices pero básicamente los acuerdos e intereses de aquellos grupos monopólicos.

El pueblo sufre porque incluso las mejores paritarias de los trabajadores registrados, como Camioneros, con 107 por ciento de aumento entre agosto de 2022 y mismo mes del año próximo, no es garantía de ganarle ni empatarle a la inflación. Ni con el camión a 120 kilómetros de velocidad se puede alcanzar a esa liebre que corre a 150…

Ni hablar de los trabajadores precarizados, que suman más del 40 por ciento del total de empleados; incluso en el Estado los hay en gran cantidad.

Últimos en la fila, los pobres e indigentes. Mintieron con que era posible el Ingreso Básico Universal propuesto por Juan Grabois, de 20.000 pesos para 7,4 millones de necesitados. El proyecto de la senadora Juliana Di Tulio, fiel a la vicepresidenta, propuso una suma similar para 2 millones de personas, durante uno o dos años.

Pero no hubo ni una ni otra cosa, apenas un bono de Anses de 45.000 pesos en dos cuotas, a cobrar en noviembre y diciembre, a lo sumo para un millón de personas. Es dudoso si llegará a esa cantidad vistas las numerosas trabas a quienes querían inscribirse como beneficiarios. Tuvieron que hacer largas colas por horas para enterarse que no lo recibirían porque, por ejemplo, tienen una moto usada con la que ir a hacer changas o recibieron una migaja social.

El bono para los indigentes deja afuera a los indigentes, que son 4 millones y debería llegar a ellos y a buena parte de 13 millones de pobres, que también lo necesitan. Son compatriotas y el gobierno los trata como parias.

El gobierno y la oposición de derecha se enfrascan en discusiones y a veces llegan a acuerdos significativos, por ejemplo al votar juntos el Presupuesto fondomonetarista. También pelean por asuntos menores, como si mantener o no las PASO.

Entre tanto sigue el ajuste y la dependencia, con más pobreza y hambre, y la inflación anual que llegará al 100 por ciento. El país es como una bomba a punto de estallar. Estos políticos ajustadores bailan, trenzan y riñen en la cubierta del Titanic. Parecen no haber visto esa película y también se olvidaron de las muchedumbres ardientes de diciembre de 2001. Tanta pobreza, engaños, sacrificios y bronca acumulada en un momento dado hacen tronar el escarmiento.





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