Despu茅s de la Segunda Guerra Mundial, el derecho internacional se constituy贸 con la idea de contrarrestar la «propaganda de guerra» (ver la resoluci贸n 110 de la Asamblea General de la ONU, adoptada el 3 de noviembre de 1947 [1] y la resoluci贸n 381 del 17 de noviembre de 1950 [2]). R谩pidamente, los legisladores en temas internacionales, o sea los Estados soberanos estuvieron de acuerdo en que s贸lo era posible luchar contra la guerra garantizando la «libre circulaci贸n de las ideas» (Ver la (resoluci贸n 819 del 11 de diciembre de 1954 [3]).
Sin embargo, durante los 煤ltimos a帽os ha podido verse un extraordinario retroceso que nos impide saber lo que piensan los demas, nos deja a la merced de la propaganda de guerra y, en definitiva, nos empuja hacia un conflicto mundial.
Ese fen贸meno comenz贸 con la censura privada ejercida en las redes sociales contra un presidente estadounidense en funciones, continu贸 despu茅s con la censura p煤blica [de los gobiernos] ejercida en Occidente contra los medios rusos. Y, en este momento, el acceso al pensamiento de los dem谩s ya no se ve como una herramienta que debe evitar las guerras sino como un veneno.
As铆 que Estados occidentales se dotan de 贸rganos encargados «corregir» o «rectificar» las informaciones que ellos tildan de falsas, de fake news [4].
En este momento, la OTAN se plantea la creaci贸n de una unidad que se denominar铆a Information Ramstein y cuya misi贸n ya no ser谩 censurar las fuentes de informaci贸n rusas sino censurar las ideas rusas en los 30 pa铆ses miembros de la alianza atl谩ntica [5].
Eso marca una inversi贸n total de los valores de la alianza atl谩ntica, fundada en base a la Carta del Atl谩ntico, documento que inclu铆a las «cuatro libertades» del presidente Franklin Roosevelt. La primera de esas libertades es la libertad de expresi贸n.
Antes de la aparici贸n de internet, cuando Estados Unidos y la Uni贸n Sovi茅tica acababan de garantizar la «libre circulaci贸n de las ideas» con los Acuerdos de Helsinki, las Naciones Unidas y m谩s particularmente la UNESCO, expresaban inquietud ante un «imperialismo informativo» ya que la superioridad t茅cnica de las potencias occidentales les permit铆a imponer su visi贸n de los hechos a los pa铆ses en v铆as de desarrollo.
En 1976, en la conferencia de Nairobi, la ONU planteaba la cuesti贸n del funcionamiento de los medios en relaci贸n con «el fortalecimiento de la paz y de la comprensi贸n internacional, de la promoci贸n de los derechos y de la lucha contra el racismo, el apartheid y la incitaci贸n a la guerra».
El ex ministro irland茅s de Exteriores y premio Nobel de la Paz, Sean MacBride, hab铆a creado en el seno de la UNESCO una comisi贸n de 16 personalidades. En aquella comisi贸n estaban tanto el franc茅s Hubert Beuve-Mery (fundador del diario Le Monde), el colombiano Gabriel Garc铆a M谩rquez (premio Nobel de Literatura) como el canadiense Marshall McLuhan (te贸rico de la comunicaci贸n). Estados Unidos estaba representado por Elie Abel, quien era entonces decano de la escuela de periodismo de la universidad de Columbia, mientras que Rusia estaba representada por el director de la agencia TASS, Serguei Losev. S贸lo la quinta y 煤ltima parte del informe (La comunicaci贸n ma帽ana) fue objeto de un debate general. La comisi贸n de MacBride discuti贸 el borrador de las dem谩s partes pero no pudo debatir su decisi贸n final. En todo caso, el informe, finalmente presentado en 1978, parec铆a gozar de un consenso favorable.
Al subrayar que los mismos hechos pueden dar lugar a percepciones diferentes y al poner sobre la mesa la cuesti贸n de los medios de los pa铆ses del norte y los de los pa铆ses del sur, aquel informe abr铆a la caja de Pandora.
En aquel momento, la UNESCO se ve铆a confrontada a la propaganda del r茅gimen sudafricano del apartheid y a la propaganda negacionista de Israel contra las culturas musulmanas y cristianas. ¿Qu茅 sucedi贸 entonces? Estados Unidos y Reino Unido cerraron el debate retir谩ndose de la UNESCO.
Hoy sabemos que el Imperio brit谩nico hab铆a garantizado su dominaci贸n en el plano intelectual mediante la creaci贸n de agencias de prensa. El gobierno brit谩nico cerr贸 el Information Research Department (IRD) justo antes de la publicaci贸n del informe MacBride [6]. Pero la guerra contra Siria demostr贸 que aquel dispositivo se reconstituy贸 por completo bajo otra forma [7]. Hoy en d铆a, Occidente sigue falsificando la informaci贸n desde las fuentes.
En 40 a帽os se ha visto una transformaci贸n del paisaje medi谩tico. Han aparecido televisoras internacionales de informaci贸n continua, sitios web informativos y las llamadas “redes sociales”. Al mismo tiempo se ha producido una gigantesca concentraci贸n de los medios en manos de un pu帽ado de propietarios. Pero no se ha resuelto ninguno de los problemas se帽alados en 1978. Al contrario, el mundo unipolar los ha agravado.
El trabajo period铆stico consiste hoy sobre todo en redactar despachos de agencia o en contextualizar esos despachos para los medios que los publican. Las agencias de prensa reportan sin precisar las fuentes mientras que los medios proponen comentarios y an谩lisis refiri茅ndose… a lo que reportan las agencias de prensa.
Pero la contextualizaci贸n exige amplios conocimientos hist贸ricos, econ贸micos, etc., conocimientos que la enorme mayor铆a de los periodistas actuales simplemente no tiene. La inmediatez de la radio y la televisi贸n no deja a los periodistas el margen de tiempo que necesitar铆an para leer libros y mucho menos para consultar archivos, exceptuando quiz谩s la realizaci贸n de investigaciones de fondo. Resultado: los comentarios y an谩lisis se han empobrecido considerablemente.
La ideolog铆a dominante en Occidente, que tiende a convertirse en «global», ha pasado a ser una religi贸n sin dios. Ya s贸lo se habla de dos bandos: el del Bien y el de los ap贸statas. La “Verdad” se determina por consenso, pero un consenso en el que s贸lo intervienen las 茅lites mientras que el pueblo lo rechaza. Toda cr铆tica es considerada blasfematoria. Ya no hay espacio para el debate, y por ende tampoco hay espacio para la democracia.
Y la prensa alternativa est谩 adoleciendo de la misma pobreza dado el hecho que tambi茅n se basa en lo mismo que utilizan los medios internacionales: los despachos de las agencias de prensa. Para imponer al mundo una visi贸n de los hechos s贸lo hay que controlar las agencias AFP, AP y Reuters. Lo que nos “sirven” esas agencias de prensa puede acomodarse con la salsa de cualquier tendencia –republicana o dem贸crata– pero el plato sigue siendo el mismo.
Desde los atentados del 11 de septiembre de 2001, cualquiera que ponga en duda la versi贸n oficial de aquellos acontecimientos se ver谩 autom谩ticamente calificado de «complotista» o «conspiracionista». Desde la elecci贸n de Donald Trump, quienes cuestionan lo que publican las agencias de prensa son acusados de deformar la realidad y de inventar «fake news». Los periodistas, que ya se prohibieron a s铆 mismos hacer referencia a lo que dicen o escriben los «complotistas» –que en realidad son disidentes–, ahora se dedican a “corregir” las «fake news» en largu铆simos Check News.
Y mientras tanto se ha desplomado la confianza de la gente en lo que divulgan los grandes medios. En Estados Unidos, el instituto Gallup ha publicado una evaluaci贸n sobre el nivel de confiabilidad que el p煤blico concede a la prensa escrita (desde 1973) y a la prensa audiovisual (desde 1993). La confianza del p煤blico en los peri贸dicos cay贸 del 51 al 16% y su confianza en lo que transmiten la radio y la televisi贸n se desplom贸 del 46 al 11%.
La 煤nica soluci贸n ser铆a una multiplicaci贸n de las agencias, o sea multiplicar las fuentes de informaci贸n. Pero no se trata de que haya m谩s agencias de prensa sino de que sean m谩s diversas. S贸lo entonces se ver谩 que la manera de enfocar un hecho determina nuestra manera interpretarlo.
Por ejemplo, en este momento las tres agencias de prensa arriba mencionadas nos presentan lo que sucede en Ucrania como una «invasi贸n rusa». Aseguran que Mosc煤 no logr贸 tomar Kiev ni derrocar al presidente Zelenski y que comete cr铆menes de guerra todos los d铆as. Esa es una manera de ver las cosas.
Nosotros, en Red Voltaire no tenemos la posibilidad de publicar despachos constantemente pero publicamos un bolet铆n semanal [8]. Y nuestro criterio es diferente. Nosotros no usamos como referencia las «reglas» occidentales. Nuestra referencia es el «Derecho Internacional». Y, a la luz del Derecho Internacional, vemos el mismo conflicto como la aplicaci贸n de la resoluci贸n 2202 del Consejo de Seguridad de la ONU y de la «responsabilidad de proteger» a las poblaciones oprimidas desde 2014.
Como puede verse, los hechos son los mismos pero la manera de describirlos en Occidente lleva a ver a los rusos como culpables mientras que nuestra visi贸n implica que la posici贸n de los rusos es legal. En realidad, todav铆a hay otra diferencia: nosotros interpretamos los hechos dentro de todo un contexto que tiene en cuenta muchos otros hechos que han marcado un lapso de tiempo muy largo. Para nosotros, y para el Consejo de Seguridad de la ONU, en Ucrania hay una guerra civil desde hace 8 a帽os y esa guerra ya hab铆a dejado 20 000 muertos, pero las 3 grandes agencias de prensa fingen no saberlo. Para nosotros, los «nacionalistas integristas» ucranianos ya acumulaban un largo historial criminal, que cost贸 la vida a 4 millones de sus conciudadanos, otro hecho que las agencias occidentales fingen no conocer [9].
Esa diferencia puede aplicarse a todos los temas. Por ejemplo, las grandes agencias de prensa nos explican que las potencias occidentales impusieron «sanciones» a Rusia para castigarla por haber invadido Ucrania. Nosotros no leemos los acontecimientos de esa manera. Usando siempre como referencia no las «reglas» occidentales sino el «Derecho Internacional», nosotros observamos que las sanciones de los anglosajones y la Uni贸n Europea violan la Carta de las Naciones Unidas. No son sanciones propiamente dichas ya que no son resultado de un juicio. En realidad son armas econ贸micas utilizadas en una guerra contra Rusia, como antes, cuando un ej茅rcito sitiaba una ciudad o un castillo para rendir por hambre a los sitiados.
Cada diferencia en la interpretaci贸n de los acontecimientos trae una nueva. Por ejemplo, cuando se帽alamos que las supuestas «sanciones» occidentales no cuentan con el aval del Consejo de Seguridad de la ONU, nos responden que eso es normal porque Rusia tiene derecho de veto en ese 贸rgano de las Naciones Unidas. Pero quien da esa respuesta pasa por alto la raz贸n que justifica el derecho al veto otorgado a los miembros permanentes del Consejo de Seguridad. El objetivo del Consejo no es determinar el Bien sino evitar las guerras.
Eso es precisamente lo que permiti贸 que el Consejo de Seguridad adoptara la resoluci贸n 2202 para parar la guerra civil en Ucrania. Sin embargo, las potencias occidentales, representadas en el compromiso contra铆do por Alemania y Francia, no actuaron para imponer la aplicaci贸n de la resoluci贸n y Rusia se vio obligada a hacerlo sola.
Podr铆amos seguir exponiendo aqu铆 una cantidad infinita de ejemplos de lecturas diferentes de los mismos hechos. Pero lo importante es tener en mente que la presentaci贸n de los hechos modifica radicalmente la manera de percibirlos.
Para terminar, quiero lanzar un llamado a la fundaci贸n de agencias de prensa capaces de concebir su propia visi贸n de los hechos, en vez de limitarse a repetir constantemente la de los dirigentes. S贸lo as铆 lograremos volver a la lucidez.
[1] «R茅solution 110 (II) de l’Assembl茅e g茅n茅rale des Nations Unies», R茅seau Voltaire, 3 de noviembre de 1947.
[2] «R茅solution 381 (V) de l’Assembl茅e g茅n茅rale des Nations Unies», R茅seau Voltaire, 17 de noviembre de 1950.
[3] «R茅solution 819 (IX) de l’Assembl茅e g茅n茅rale des Nations Unies», R茅seau Voltaire, 14 de diciembre de 1954.
[4] «¿Ha renunciado Occidente a la libertad de expresi贸n?», por Thierry Meyssan, Red Voltaire, 8 de noviembre de 2022.
[5] «La OTAN prepara la creaci贸n de un “Ministerio de la Verdad”», Voltaire, information internationale, n°16, 25 novembre 2022.
[6] Britain’s secret propaganda war, Paul Lashmar y James Oliver, Sutton Publishing, 1998. Ver tambi茅n documentos desclasificados sobre los or铆genes del IRD: IRD. Origins and Establishment of the Foreign Office Information Research Department, 1946-48, Historians IRD, History Notes #9, agosto de 1995.
[7] «El mito de la “revoluci贸n siria” fabricado por el Reino Unido», por Thierry Meyssan, Red Voltaire, 25 de febrero de 2020.
[8] Voltaire, Actualidad Internacional es un bolet铆n semanal que publicamos en 6 idiomas: alem谩n, espa帽ol, franc茅s, ingl茅s, italiano y neerland茅s.
[9] «¿Qui茅nes son los nacionalistas integristas ucranianos?», por Thierry Meyssan, Red Voltaire, 17 de noviembre de 2022.
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Fuente: «S贸lo el pluralismo informativo puede evitar la guerra», por Serge Marchand, Thierry Meyssan, Red Voltaire , 29 de noviembre de 2022, www.voltairenet.org/article218461.html