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El largo adiós del asentamiento chabolista de «El Walili»


asentamiento El Walili

El Ayuntamiento de Níjar (Almería) ha comenzado el desalojo para el posterior derribo del asentamiento chabolista de ‘El Walili’, ubicado a un lado de la carretera de San José. EFE/Carlos Barba.

Miguel Martín Alonso I Níjar (Almería), (EFE).- Las retroexcavadoras han rubricado este lunes el final del asentamiento chabolista de ‘El Walili’, en Níjar (Almería), abandonado de forma paulatina desde este domingo por sus residentes, muchos de los cuales han hecho un trasvase poblacional a otros poblados al no aceptar la solución del Ayuntamiento.

Desde bien pronto en la madrugada se hacía evidente la presencia de los aproximadamente 60 agentes de la Guardia Civil que han dado seguridad al desalojo, apoyados por la Policía Local, dos equipos de Bomberos… y una única trabajadora social del Consistorio nijareño, la responsable de tratar directamente con los migrantes.

Buena parte de ellos ya no se encontraban allí porque se habían trasladado a otros asentamientos o, en su defecto, habían dormido en casas de amigos, familiares o incluso en espacios facilitados por sus empleadores para que no tuviesen que alejarse demasiado de su puesto de trabajo.

El desalojo ha sido relativamente tranquilo. Sólo se ha producido un conato de incendio en una de las bandas de la carretera que rodea a ‘El Walili’ sobre las seis de la mañana, y otro fuego se ha declarado en una chabola pasadas las ocho.

En ambos casos, los Bomberos han actuado con celeridad y, en el segundo de los incendios, el Ayuntamiento asegura tener identificados a los autores.

Mientras todo esto sucedía, mujeres con niños apoyados en sus maletas, hombres que han tenido que pedir el día libre a sus jefes… Un crisol de diferentes nacionalidades aguardaba sin poder acceder a las chabolas que hasta ahora eran sus viviendas debido al cordón de agentes del instituto armado.

Sin alternativa para muchos

En el propio poblado no ha sido posible ver al gobierno local, no así a políticos como Serigne Mbaye Diouf, diputado de Unidas Podemos en la Asamblea de Madrid y secretario de Antirracismo y Diversidad de su partido, quien ha asegurado a EFE que “la gente no se fía porque el Ayuntamiento no ha cumplido con lo que dijo (…) y porque no tiene información”.

“Se originó un fuego que no sabemos de dónde viene y es la excusa perfecta para sacar a la gente fuera (…) No había autobuses ni estaban los servicios sociales (…) No ha habido ningún diálogo). Ahora han llegado los autobuses y están intentado convencer a muchos para llevárselos, pero… ¿Dónde? ¿En qué condiciones?”, pregunta Mbaye Diouf.

El Ayuntamiento de Níjar (Almería) ha comenzado el desalojo para el posterior derribo del asentamiento chabolista de ‘El Walili’, ubicado a un lado de la carretera de San José. EFE/Carlos Barba.

El político lamenta que tampoco haya vecinos de Níjar que quieran alquilar viviendas a estas personas que “no tienen medios” y necesitan residir cerca de sus puestos de trabajo. Algo que confirma Hamal, un inmigrante que hace siete años convirtió ‘El Walili’ en su hogar. “Aquí hay gente que vive desde hace 15 o 20 años”, apunta a EFE.

Hamal asegura que a pesar de las promesas del Consistorio “no hay nada”. “Están mandado a la gente a una nave (…) No tienen corazón, la gente no ha podido recoger sus cosas”, asevera este magrebí, quien lamenta además que muchos han tenido que pedir permiso a sus jefes y ahora “han podido perder el trabajo que tienen”.

Un poblado, casi un pueblo

Más o menos es lo que también afirma otro magrebí que se encuentra cerca de Hamal y que prefiere no decir su nombre: “El Ayuntamiento no me da nada”.

asentamiento El WaliliEl Ayuntamiento de Níjar (Almería) ha comenzado el desalojo para el posterior derribo del asentamiento chabolista de ‘El Walili’, ubicado a un lado de la carretera de San José. EFE/Carlos Barba.

Adentrarse en ‘El Walili’ en pleno derribo es encontrarse con la destrucción de un poblado que es casi un pueblo levantado de forma improvisada, con aquello que había a mano en cada momento. Nadie imaginaría la existencia de una mezquita o de una peluquería en un lugar así, pero ahí están.

Servicios para unas personas ignoradas por casi todos, y alimentados por motores o enganches como los cortados por Endesa en el asentamiento en seis torres de hormigón, con quince conexiones ilegales cada una.

Un pasado aún casi inconcluso que se queda atrás y que provoca desconsuelo. “Yo mismo veía a las seis de la mañana a una señora salir de su casa llorando, asustada e insegura”, apunta a EFE José Manuel Gómez Jurado, parlamentario andaluz por Por Andalucía.

“No saben exactamente dónde los van a llevar. Les están destrozando las casas y están aquí a la intemperie y pasando frío (…) Les están diciendo que se suban a un autobús a llevarlos a un camastro en un pabellón”, añade.

Las viviendas del asentamiento de «El Walili»

En una parcela en la barriada de ‘Los Grillos’ se construye una promoción de 62 viviendas en alquiler a precio asequible que se van a utilizar como alojamientos transitorios para temporeros, con una subvención de 1.547.351 euros correspondientes a la tercera convocatoria del Programa de Fomento del Alquiler de la Junta de Andalucía.

asentamiento El WaliliEl Ayuntamiento de Níjar (Almería) ha comenzado el desalojo para el posterior derribo del asentamiento chabolista de ‘El Walili’, ubicado a un lado de la carretera de San José. EFE/Carlos Barba.

Aún no están concluidas, por lo que la primera parada de los desalojados en este barrio es el Centro de Acogida de Emergencia y Derivación. Conforme llegan a él, son atendidos por Médicos del Mundo, Cruz Roja, Almería Acoge, Fundación Cepaim y las Hermandas Mercedarias en una especie de “barracones” que anteceden su paso a dicho centro, que dispone de 300 literas.

“Es como un internado. Yo me crié en un internado y es como un internado”, aseguraba la alcaldesa Nijareña, Esperanza Pérez (PSOE), a Mbaye Diouf y a Gómez Jurado, que se han desplazado al lugar para poder cerrar una cita con ella y una visita posterior a las instalaciones.

La regidora, que ha declinado hablar con los medios, ha indicado que contaban con alimentos y suministros de todo tipo, y que van a contar con supervisión constate durante el tiempo que permanezcan allí, antes de ser derivados a una de las viviendas en construcción o a otra solución habitacional.

Mientras todo esto pasa, las retroexcavadoras no dejan de funcionar. Derriban los muros que un día cobijaron los anhelos y aspiraciones de personas q

ue dejaron sus países para buscar un futuro mejor. EFE






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