OPINI脫N de Amy Goodman
El 3 de febrero pasado, el descarrilamiento de un tren de carga en East Palestine, estado de Ohio, cubri贸 esa localidad con una mezcla de sustancias qu铆micas y gases t贸xicos, que contamin贸 el aire y los cursos de agua y provoc贸 la muerte de miles de peces y ranas. Luego del accidente, los residentes de la localidad han reportado problemas respiratorios, irritaci贸n en la garganta, ardor en los ojos y erupciones cut谩neas. Las consecuencias a largo plazo de estas afecciones a煤n se desconocen. El tren de carga que descarril贸, de m谩s de tres kil贸metros de largo, era operado por la compa帽铆a ferroviaria Norfolk Southern y ha sido denominado como un “tren-bomba”, ya que entre sus 141 vagones hab铆a varios vagones cisterna con la capacidad de contener, cada uno, alrededor de 120.000 litros de productos qu铆micos t贸xicos altamente inflamables. Adem谩s del derrame, el descarrilamiento provoc贸 un incendio fuera de control que se prolong贸 durante varios d铆as, seguido de una quema “controlada” de la carga m谩s t贸xica del tren, que produjo una enorme bola de fuego y una nube de humo en forma de hongo. La cat谩strofe podr铆a haberse evitado si no hubiera existido una regulaci贸n laxa y la enorme presi贸n que compa帽铆as como Norfolk Southern ejercen a favor de sus intereses.
Cinco d铆as despu茅s del accidente, se comunic贸 a los residentes de la zona que hab铆an sido evacuados que era seguro regresar a sus hogares. El levantamiento de la orden de evacuaci贸n no le sent贸 bien a Emily Wright, directora de desarrollo de River Valley Organizing, una organizaci贸n comunitaria del Valle del R铆o Ohio, un 谩rea que incluye la localidad de East Palestine.
En conversaci贸n con Democracy Now!, Wright expres贸: “Hay ocho kil贸metros de distancia entre mi casa y el lugar donde se produjo el descarrilamiento. 'Van a estar bien', [dijeron las autoridades]. Repet铆an lo mismo una y otra vez en los medios y en las ruedas de prensa: 'No hay toxinas en el aire. No hay toxinas. No se preocupen'”.
A pesar de las garant铆as que brindaban las autoridades, Emily Wright estaba preocupada. “En mi casa […] empezamos a sentir n谩useas y —perd贸n por ser expl铆cita— diarrea. Mi padre padece asbestosis bilateral por trabajar en una f谩brica [metal煤rgica] y ten铆a dificultad para respirar. As铆 que estas industrias nos est谩n matando de diferentes maneras”.
Para ese entonces, el riesgo de exposici贸n a sustancias t贸xicas hab铆a aumentado, al igual que el temor a que ocurriera una explosi贸n de gran magnitud. Entonces, a Wright y a sus vecinos se les dijo que “se refugiaran en un lugar seguro”.
Durante la entrevista con Democracy Now!, Emily Wright continu贸: “Unos 25 millones de estadounidenses viven en la zona de riesgo de explosi贸n de trenes petroleros, que abarca las 谩reas m谩s pobres de Estados Unidos, incluyendo [comunidades en] Conway, Illinois, Pensilvania y la [regi贸n de los montes] Apalaches. [Y las autoridades] contin煤an reduciendo los requisitos en materia de seguridad, y no se preocupan por nosotros, porque somos las personas que hist贸ricamente no pueden defenderse”.
Aunque el tren ten铆a tres kil贸metros de largo, ten铆a un peso considerable y transportaba una alarmante variedad de productos qu铆micos peligrosos, su sistema de frenos se basaba en una tecnolog铆a que data de la 茅poca de la Guerra Civil estadounidense. Este mecanismo de frenado funciona como los autos chocadores: cuando la locomotora de adelante reduce la velocidad, el vag贸n de atr谩s choca contra ella y frena, y as铆 pasa sucesivamente con el resto de los vagones. Actualmente ya est谩 en uso un sistema de frenado ferroviario mucho m谩s moderno y eficaz, conocido como “frenos neum谩ticos controlados electr贸nicamente” (ECP, por sus siglas en ingl茅s). Los trenes de pasajeros operados por la empresa Amtrak tienen este sistema, al igual que los trenes que transportan residuos nucleares.
Tal como inform贸 el medio digital The Lever luego del descarrilamiento, el Gobierno de Barack Obama promulg贸 en 2014 una normativa, que deb铆a entrar en vigencia en 2023, que establec铆a que los trenes que cargan el tipo de materiales peligrosos que transportaba este 煤ltimo tren-bomba deb铆an usar el sistema de frenos neum谩ticos controlados electr贸nicamente. La compa帽铆a Norfolk Southern y otras empresas l铆deres de la industria contribuyeron con m谩s de seis millones de d贸lares a las campa帽as del Partido Republicano mientras presionaban contra la implementaci贸n de esa regla. El Gobierno de Trump revoc贸 la norma en 2018 y, hasta la fecha, el Gobierno de Biden y el secretario de Transporte, Pete Buttigieg, no han hecho nada para restablecerla.
Adem谩s de bloquear la implementaci贸n de normas de seguridad m谩s estrictas, Norfolk Southern y otros gigantes ferroviarios han estado recortando costos para aumentar sus ganancias.
Ross Grooters, ingeniero ferroviario y copresidente del sindicato Railroad Workers United, dijo a Democracy Now!: “La ra铆z de todo esto est谩 en los recortes de personal. Hay empresas que est谩n ganando cantidades obscenas de dinero […] y hay menos personal, que debe realizar muchas m谩s tareas de manera m谩s r谩pida. Hay un recorte generalizado en las 谩reas de mantenimiento de infraestructura de importancia cr铆tica, como los vagones, las locomotoras y las v铆as. Y luego tenemos trenes cada vez m谩s largos y pesados, como el que vimos aqu铆, que tienen una mayor propensi贸n a descarrilar”.
Seg煤n la investigaci贸n de The Lever, mientras Norfolk Southern se sumaba al lobby contra las normas federales de seguridad para los trenes de carga —argumentando que la actualizaci贸n de los sistemas de frenado, por ejemplo, ser铆a demasiado costosa de implementar— gastaba mil millones de d贸lares en la recompra de sus propias acciones para impulsar el alza de su valor de mercado.
Mientras tanto, los residentes de East Palestine y de muchas otras comunidades de un 谩rea cada vez m谩s grande afectada por este gran derrame de qu铆micos t贸xicos, siguen bebiendo agua embotellada mientras se les asegura que todo est谩 bien.
El d铆a que el director de la Agencia de Protecci贸n Ambiental de Estados Unidos, Michael Regan, visit贸 East Palestine, Emily Wright convers贸 nuevamente con Democracy Now! y reclam贸 la intervenci贸n de las autoridades federales: “Realmente necesitamos que se declare una emergencia federal. […] Necesitamos a la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias trabajando aqu铆. Las consecuencias a corto y largo plazo de este descarrilamiento ser谩n unas de las m谩s graves de las que se tenga registro para este tipo de accidentes en Estados Unidos”.
© 2023 Amy Goodman