Jose Oliva | Barcelona - En su libro Fémina, la historiadora británica Janina Ramirez reivindica el protagonismo de la mujer en la Edad Media y atribuye el oscurantismo de la época y la invisibilidad de las mujeres, en gran parte, “a la Contrarreforma luterana”.
La primera premisa de “Fémina” (Ático de los Libros) es que la Edad Media no fue tan oscura como nos enseñaron y “aunque tenemos presentes las imágenes de las películas de Monty Python con las brujas, la principal razón de que el Medievo sea visto como una época oscura marcada por el catolicismo tiene que ver con la Contrarreforma, que quiso marcar diferencia con la etapa anterior”, ha explicado la autora en una entrevista con EFE.
La Edad Media para las mujeres
Para Ramirez, “basta con echar un vistazo a la literatura, la poesía, el arte, la arquitectura con esas catedrales tan altas que se elevan al cielo, todo es colorido, y grandes invenciones como el cero, las gafas o la pólvora comenzaron en esos años”.
Argumenta la historiadora británica, nacida en Dubai, con un apellido español por estar casada con un onubense, que antes de la Edad Media “los imperios griegos o romano contaban con una élite de hombres, blancos y heterosexuales que ostentaba el poder, algo que se repitió en imperios posteriores”.
Y añade: “En la Edad Media era diferente porque había microestados y reinos en los que las mujeres podían llegar a las mismas posiciones de poder que los hombres”.
Contrarreforma de Lutero y borrado de las mujeres
Contrariamente al pensamiento extendido de “una iglesia cristiana patriarcal”, en los primeros años del cristianismo “las mujeres tuvieron un papel más activo, podían ser mecenas, donantes y eso les dio opción para hacer más cosas, pero con la Contrarreforma “Lutero invita a la mujer a volver a casa, a ser madres, esposas, hermanas”.
Precisamente, la reforma luterana propició el cierre de muchos conventos femeninos, que “había evitado a las mujeres el riesgo de partos, matrimonios obligados y les permitía dedicarse al estudio”.
Celebra la autora que movimientos actuales, como el Me too o el Black Lives Matter, han dado protagonismo a personas que han estado al margen de la narrativa.
En el Renacimiento y la Ilustración “se quemaron muchos libros que no se consideraban útiles” y no se recuperó el protagonismo de las mujeres como las incluidas en “Fémina” “porque no encajaban en las narrativas de futuro de entonces”.
Tecnología para recuperar una historia sin sesgos
“Es díficil encontrar a las mujeres, pero siempre hemos estado ahí, hemos sido el 50 por ciento”, asevera Ramirez, que se apoya en investigaciones recientes para demostrar que la tecnología puede sacarlas del olvido.
“Siempre se había dicho que la sociedad vikinga era igualitaria entre hombres y mujeres, y aunque los académicos lo rechazaban por falta de pruebas, las pruebas llegaron con los avances tecnológicos“, como en el caso del guerrero de Birka.
Eran unos restos humanos enterrados junto al ajuar de guerra, que siempre se había pensado que pertenecían a un vikingo, pero el análisis de ADN realizado por la Universidad de Estocolmo en 2017 confirmó que era de una mujer, un hallazgo que provocó controversia, pues “que una mujer fuera enterrada como líder y guerrera contradice el modo en que se había presentado a los vikingos desde la época victoriana”.
Una de las mujeres destacadas del libro es la abadesa Hildegarda de Bingen, cuyos escritos sobre sexualidad femenina y género eran muy avanzadas para su tiempo, “una mujer que vivió 81 años en Alemania entre el siglo XI y XII, precursora de Leonardo, que tuvo la suerte de que sus padres la enviaran a un monasterio, donde aprendió medicina, geología, fauna y flora, leyó muchos libros, escribió cánticos, fue una de las científicas de su tiempo e incluso creó su propia lengua”.