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¿El dedo de la uña esmaltada o las PASO aún desiguales?

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CRISIS AL ROJO VIVO TIENE DISYUNTIVAS MÁS IMPORTANTES

Dólar rozó los 500 pesos.

LA SEMANA POLÍTICA

OPINIÓN de Sergio Ortiz 

DÓLAR E INFLACIÓN POR LAS NUBES

Desde que el presidente Alverso Fernández difundió su video informando que se bajaba de su imposible intento de reelección, el viernes 21, y el lunes 24, el billete verde subió a 462 pesos. Semejante salto no fue, obviamente, porque alguien lamentara la bajada de aquella candidatura derrotada de antemano sino porque era un chorro más de incertidumbre política. O para ser más exactos, la certidumbre de que se venían días y semanas, no se sabe si llegará a meses, de mayor crisis política y económica-social. ¡El martes 25 el dólar subió hasta rozar 500 pesos!

Lo más terrible de aquella despedida de la reelección, es que el presidente hizo un balance positivo de su gestión y prometió ocuparse de los problemas no resueltos. Pregunta elemental: ¿por qué no se ocupó antes? Si lo hubiera hecho podría haber tenido una segunda chance y esta vez por méritos propios y no por el dedo con uña esmaltada de CFK como en 2019. El puesto le quedó muy grande a Alberto, lo que también arroja un grado importante de culpabilidad a quien lo nominó para encabezar esa fórmula.

La subida del dólar tiene causas concurrentes, pero la clave es dilucidar cuál es la principal. Los trascendidos de un posible recambio en Economía, con el ex CEO de Syngenta, Antonio Aracre, en lugar de Sergio “Embassy” Massa, dio lugar a rumores de mayor devaluación, porque ésta era una idea del entonces jefe de asesores del presidente. Hubo consultoras que así lo aseguraron y después le echaron la culpa a un empleado. Pudieron influir tres dirigentes de Juntos por el Cambio, economistas, que habrían pedido al Fondo que cortara los desembolsos, según denunció el representante argentino ante el FMI, Sergio Chodos.

El problema fundamental es que, por razones que ahora se puntualizarán, Argentina tiene pocos dólares, al punto que Massa está buscando que China desembolse un crédito de 520 millones de dólares para la construcción de las dos represas hidroeléctricas en Santa Cruz. Son las mismas obras que el macrismo paralizó y el actual gobierno hizo poco para activar, en medio de las presiones de Washington contra todo vínculo con Beijing.

El latiguillo de que “faltan dólares” tiene su refutación. El economista Horacio Rovelli escribió en El Cohete: “nuestro comercio exterior fue superavitario (las exportaciones superaron a las importaciones) desde el 1 de enero del 2020 al 31 de marzo 2023 en 33.940 millones de dólares”. Quiere decir que dólares había. El problema es que una parte se fugó, otra fue al festival de importaciones, otra a pagar deudas de empresas (algunas de mismos grupos empresarios de acá y el exterior) y otra a pagar deuda externa de fondos privados como BlackRock y también al FMI. Y así no hay superávit comercial ni reservas que aguanten. El dólar rozó los 500 pesos y amaga seguir subiendo, forzando devaluaciones mayores, con el directo impacto en precios e inflación, y mayores sufrimientos de la población.

FMI ES MUCHO PEOR QUE IRON MOUNTAIN

Como sucede en otros órdenes de la política, la economía y hasta el deporte, los responsables de los goles en contra le echan la culpa a otros. En los faltantes de dólares, también culpan al clima y la sequía, un fenómeno real que no es responsabilidad total de la Naturaleza pues la mano del hombre tiene mucho que ver.

En su pedido de clemencia al amo del Norte, Massa y toda la cofradía de sojeros exportadores y sus respectivas Bolsas de Cereales y de Comercio estimaron que ese problema mermaría las cosechas en 20.000 millones de dólares, con el correspondiente impacto en las arcas fiscales (impacto menor porque aquella disminución, si fuera exacta, afectaría más a los productores ya que las retenciones percibidas por el Estado son mucho menores).

Una manera válida para hacerse de dólares sería aumentar esas retenciones: engrosarían las reservas en dólares y desacoplarían los precios internos de los internacionales, que hoy alimentan el fuego de la inflación sobre todo en alimentos. Y un rumbo nacional y antiimperialista podría nacionalizar el comercio exterior, formar una Empresa Nacional de Alimentos y expropiar multis como Cargill, ADM, Glencore, COFCO, Bunge y otras. Pero eso sería pedirle peras al olmo al gobierno del Frente de Todos, que arrugó frente a una “peso mosca” como Vicentín y nunca se atrevería a mojarle la oreja a “pesos pesados” mencionados.

Además el FMI no toleraría una medida patriótica como aquella. Y desde marzo de 2022, cuando Martín Guzmán selló el acuerdo con Kristalina Georgieva, aprobado por el Congreso en pleno, con el FDT y Juntos por el Cambio como primos hermanos, aquella entidad manda en Argentina. Esto se acaba de comprobar por enésima vez. Massa le informó del uso de reservas para contener el alza del dólar. La contestación fue que está bien y el jueves 27 seguirán las conversaciones presenciales en Washington con su equipo económico para el “redondeo” del acuerdo, mediante “negociaciones constructivas”.

El hombre de la Embassy logró en marzo que le rebajaran la meta de acumulación de reservas de este año, pero ahora pide, desesperado, que los desembolsos previstos para junio, septiembre y diciembre, se los adelanten a abril. Le urgen 10.200 millones de dólares, aunque buena parte volverán de inmediato a la dupla Georgieva-Gopinath como pago de la deuda ilegal contraída por Mauricio Macri. El fondo da y quita, y exige entre otras cosas una serie de devaluaciones. Y esa presión tiene que ver con el billete a 500 pesos, más que los rumores pro devaluación. Ahí está la base de los incendios de Argentina: son más frecuentes que los de Iron Mountain, que volvió a arder tras diez años. Acá las crisis son más seguidas y siempre el FMI tiene metida su cuchara. Perdón, su cuchillo.

¿DEDO DE UÑA ESMALTADA O LAS PASO?

Aún con esos regateos de cuántas reservas debe acumular, cuándo van a llegar los desembolsos del FMI (para pagar la deuda de 2018), cuán profundo debe ser el ajuste del gasto público y cuánto se debe devaluar, queda claro que el acuerdo con el Fondo es el plan económico vigente para el gobierno del Frente de Todos. Y con los posibles retoques, también lo será para el futuro gobierno, cualquiera sea el color patronal que vista.

Para los defensores a ultranza del acuerdo de 2022, como Fernández y Massa, pero también para los que lo defienden en forma vergonzante, como Cristina Fernández y La Cámpora, ese plan es “el ordenador”. Un orden bastante desordenado y que puede terminar en un desbarajuste total y explosión social. Para aquellos sería un ancla, pero es un peso muerto que empuja a la embarcación hacia el naufragio, en medio de las peleas de su tripulación y un timón a la deriva.

Hubo demasiadas peleas en los últimos dos años entre Fernández y CFK. Ambos disputan en la cubierta del Titanic, con Massa revoloteando, y no adoptan medidas contra la inflación, fomentada por los formadores de precios. Tampoco piensan en un nuevo impuesto a los súper ricos por ley, como se votó a fines de 2020 tras muchísimas vueltas. Ni siquiera se atrevieron a dar un aumento salarial y jubilatorio por decreto, al margen de los que pudieran surgir de paritarias. De recuperar el comercio exterior y nacionalizar los puertos privados sobre el río Paraná tampoco se habla, menos luego de la visita del embajador yanqui Marc Stanley y de su colega de Bélgica, Karl Dhaene, a la empresa belga Jan de Nul, que tuvo hasta el año pasado el control de la mal llamada Hidrovía (ríos Paraná-Paraguay) y posiblemente vuelva a ganarla en una próxima licitación. Por lo pronto ya le adjudicaron el dragado de esos ríos...

Y como todo tiene que ver con todo, el 80 por ciento del comercio exterior argentino pasa por esa vía navegable, las multinacionales dicen que exportaron tanto y era mucho más. Y Jan de Nul es candidata a seguir, con alguna yanqui de socia, porque la vicecanciller de EE UU, Wendy Sherman, ya le advirtió a Massa en contra de que concurse una firma china.

Con tanto prontuario de dominación del FMI y su mayor controlante, EE UU, es extraño que la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner hable el próximo 27 sobre el rol del Fondo. Su “clase magistral” será en La Plata sobre “La Argentina circular, el FMI y su histórica receta de inflación y recesión”. Su hinchada más ferviente irá con la ilusión de que su Jefa diga que será candidata a presidenta. Es una hipótesis improbable.

El cronista, en cambio, siente la curiosidad de cómo podrá la vice de un gobierno que lleva adelante un plan de ajuste y entrega del FMI, y que ella integra más allá de sus silencios, combinar esa pertenencia orgánica y política con posibles cuestionamientos a aquella entidad financiera. Ella convalidó en su momento lo actuado por el ministro Guzmán y hoy por Massa, que es uno de sus presidenciables. ¿Se podrán conjugar esas pertenencias al gobierno fondomonetarista con críticas al fondomonetarismo? Es difícil, pero capaz que se pueda porque alguna vez ella dijo que los gobiernos peronistas eran pagadores seriales de deudas que contrajeron otros. En este caso sería una deuda que contrajeron otros pero que convalidaron ellos y la aumentaron con el Acuerdo de Facilidades Extendidas con el mismo verdugo.

Romper o seguir atado al FMI y los monopolios, es una cuestión de vida o muerte. Otras polémicas son menores, como la del oficialismo sobre si es mejor ir a las PASO o que Cristina ordene. La ley de las PASO fue una creación de ella como presidenta, en diciembre de 2009, luego de haber perdido las legislativas de ese año. La presentó como solución contra la multiplicidad de partidos y las internas aparateadas, que garantizarían la participación ciudadana. Ya en 2021 el oficialismo quiso saltearlas y no pudo. Ahora, temeroso de otra derrota, desdobló los comicios en numerosas provincias y el cristinismo no quiere primarias.

El “operativo clamor” es CFK 2023, pero la aludida prefiere nombrar a los posibles candidatos, como en mayo de 2019. Cero autocrítica. Puesto a elegir entre el dedo índice de uñas esmaltadas de la vice y las PASO, que no son iguales pues fondos de campaña, recursos y medios propagandísticos no son los mismos para los candidatos, el cronista cree que son preferibles las PASO del 13 de agosto.

Antes de agosto pueden pasar cosas. Algunos dicen que renunciará Miguel Pesce, del Banco Central. Minimizan el problema, que no es monetario sino político. El helicóptero presidencial llevó a Fernández desde la cancha de Ferro hasta el programa de Mex Urtizberea. ¿La máquina se habrá quedado en la terraza de la Casa Rosada por las dudas surja otro viaje menos placentero?





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