Por Ahmad Hallak, jefe de la Misi贸n del Comit茅 Internacional de la Cruz Roja en El Salvador
En momentos convulsos en que las situaciones de violencia afectan la rutina diaria de las comunidades y generan profundas consecuencias humanitarias, es habitual que se cuestione, malinterprete y condene la neutralidad, e incluso que se la confunda con indiferencia, silencio y pasividad.
Sin embargo, es importante comprender que ser neutral no significa voltear la mirada ante el sufrimiento humano; que el silencio p煤blico no es indiferencia. No tomar partido en controversias pol铆ticas, religiosas ni de ning煤n tipo le permite al CICR, como parte del Movimiento Internacional de la Cruz Roja y de la Medialuna Roja, abrir puertas para llegar a quienes necesitan ayuda humanitaria. Este principio supone empat铆a, compasi贸n por las v铆ctimas de la violencia armada, y la capacidad de tramitar nuestras preocupaciones por una v铆a directa y confidencial con aquellos que tienen el poder de cambiar la situaci贸n.
La neutralidad es una herramienta vital del CICR para generar entornos de confianza, abrir canales de comunicaci贸n, promover mejoras y velar por la seguridad de su personal a trav茅s del di谩logo confidencial. La finalidad principal de este modo de acci贸n es conservar la confianza, tanto de las autoridades como de la poblaci贸n, para llegar donde se necesita nuestra labor humanitaria.
En El Salvador, la neutralidad nos permiti贸 reestablecer el contacto entre familiares que hab铆an perdido la comunicaci贸n durante el conflicto armado. Tambi茅n nos da la posibilidad de seguir trabajando en favor de las personas migrantes, retornadas o desplazadas internas, y de los familiares de las personas desaparecidas, as铆 como llegar a lugares de detenci贸n y a zonas afectadas por la violencia donde podemos mejorar el acceso a la salud y la educaci贸n, reconstruir el tejido social, propiciar la organizaci贸n comunitaria y llevar adelante otras acciones que cambian vidas.
Ser neutrales tampoco significa callar frente al sufrimiento humano. Por el contrario, el CICR sostiene un di谩logo bilateral confidencial con quienes pueden ejercer una influencia positiva en la vida de las personas y atender sus necesidades. Es una modalidad de trabajo esencial de nuestra organizaci贸n que, en los 160 a帽os de su existencia, le ha permitido forjar relaciones de confianza, abrir canales de comunicaci贸n y promover cambios. Una organizaci贸n humanitaria internacional tendr谩 mayores posibilidades de ser aceptada por todas las partes si act煤a en forma verdaderamente neutral e independiente.
No es tarea sencilla hacer ver la importancia del principio de neutralidad, m谩s a煤n cuando la labor del Movimiento puede ser objeto de controversias sociales, religiosas o pol铆ticas. Desestimar y amenazar este principio implica arriesgar la asistencia y protecci贸n que la instituci贸n puede brindar a las personas afectadas por situaciones de violencia armada.
Hans Haug, expresidente de la Cruz Roja suiza y autor del libro Humanidad para todos: El Movimiento Internacional de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja, lo advirti贸 de manera quir煤rgica: "Si el Movimiento quiere ser una comunidad mundial al servicio del alivio del sufrimiento humano, en todo tiempo y en todo lugar, y, seg煤n la definici贸n del principio de 'humanidad', favorecer 'la comprensi贸n mutua, la amistad, la cooperaci贸n y una paz duradera entre todos los pueblos', debe respetar muy estricta y lealmente, en caso tanto de conflicto armado como de controversia en tiempo de paz, este principio de neutralidad".
Un mundo sin acci贸n humanitaria neutral e imparcial es un lugar m谩s desolador para las v铆ctimas y para todos.