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Reflexiones Republicanas

OPINI脫N de V铆ctor Arrogante

Grandes esperanzas hab铆a despertado la proclamaci贸n de la Rep煤blica aquel 14 de abril de 1931, tras abandonar precipitadamente Espa帽a el rey Alfonso de Borb贸n, suspendiendo deliberadamente el ejercicio del Poder Real, tras conocer los resultados de las elecciones municipales, celebradas dos d铆as antes. 

Con la proclamaci贸n de la Rep煤blica se abr铆an inmensas perspectivas de cambios pol铆ticos, econ贸micos y sociales, pospuestos durante decenios. Se iniciaron las reformas pol铆ticas necesarias, mediante un cambio profundo de las estructuras sociales, econ贸micas y culturales, para poner a Espa帽a en la senda de la modernidad. Poco tiempo dur贸 todo. El golpe de Estado del 18 de julio de 1936 y la guerra que provoc贸, rompieron la esperanza. 

A lo largo de la historia, el concepto y la idea republicana han evolucionado, pero hay un hilo conductor: el pueblo que se autogobierna y protege la libertad, como acto contrario a la dominaci贸n. Se fundamenta en el derecho y el imperio de la ley, y todos iguales ante ella; la igualdad de oportunidades como esencia democr谩tica; la participaci贸n ciudadana, como marco de referencia; los derechos civiles y la transparencia, como oposici贸n a la corrupci贸n pol铆tica. 

El sistema pol铆tico republicano moderno, se identifica con un sistema de valores, como expresi贸n de la voluntad libre y soberana de la ciudadan铆a: el pueblo se gobierna a trav茅s de representantes elegidos democr谩ticamente y la igualdad de oportunidades como esencia de sus principios. En este sistema, la jefatura del Estado tambi茅n es elegida, y no hay rey o l铆der que gu铆e, arbitre o gobierne; no hay persona o figura que est茅 por encima de la ley, ni irresponsable ante ella. 

Ha llegado el momento de abrir un proceso constituyente, que abra la posibilidad de cambiar el modelo pol铆tico de monarqu铆a parlamentaria a una Rep煤blica federal. El Parlamento Vasco ha aprobado una enmienda por la que se reclama la necesaria reforma de la Constituci贸n espa帽ola para incorporar la opci贸n de la Rep煤blica, as铆 como el reconocimiento del car谩cter plurinacional del Estado. El texto ha sido redactado entre PNV, EH Bildu y Elkarrekin Podemos-IU, como alternativa a la iniciativa presentada por la coalici贸n morada, que plateaba una proposici贸n no de ley que instara a las Cortes Generales a iniciar una reforma constitucional que desembocara en un refer茅ndum sobre la continuaci贸n de la Monarqu铆a en Espa帽a o el establecimiento de una Rep煤blica. 

Una rep煤blica en si misma, no es garant铆a de bienestar o de democracia; son sus valores los que dan car谩cter al modelo y la ejemplaridad de los servidores p煤blicos. Son las garant铆as para ejercer los derechos los que dan la dimensi贸n exacta del sistema. Y el buen ejercicio de la propia democracia realza la idea republicana. Una monarqu铆a (parlamentaria o constitucional) puede ser democr谩tica en su ejercicio, si el pueblo as铆 lo ha decidido, pero la monarqu铆a, que es un s铆mbolo que transmite su poder por la herencia de la sangre, est谩 muy alejada de los principios de igualdad ante la ley y de igualdad de oportunidades. La monarqu铆a es antidemocr谩tica por naturaleza, opaca por convicci贸n, y alejada de los intereses de la gente. 

El acceso a la jefatura del Estado, como a cualquier otro 贸rgano de representaci贸n p煤blicos, no puede tener car谩cter hereditario, sino sometido a la libre y democr谩tica elecci贸n ciudadana. Ninguna generaci贸n puede comprometer la voluntad de las generaciones sucesivas; son 茅stas las que deben proyectar su futuro libremente, sin ataduras del pasado. Se debe, incluso, facilitar la libre determinaci贸n de las generaciones venideras. 

En el republicanismo se conjugan las ideas de honestidad, integridad, honradez, lealtad y justicia en el gobierno de la cosa p煤blica. Esta idea est谩 entroncada en la filosof铆a de la rep煤blica griega y romana, pasando por Maquiavelo. Est谩 presente en la Revoluci贸n Francesa, en los pensadores antimon谩rquicos ingleses del siglo XVII y en la Ilustraci贸n radical. El modelo espa帽ol, sigue el hilo de la evoluci贸n de la monarqu铆a absoluta: el rey es el que va cediendo su soberan铆a procedente de dios; no es el pueblo soberano quien otorga el mandato del poder. 

Es cierto que la Constituci贸n espa帽ola declara que la soberan铆a nacional reside en el pueblo y que de 茅l emanan los poderes del Estado, pero no es as铆; y que el art铆culo 1.1 establece que Espa帽a se constituye en un Estado social y democr谩tico de Derecho, que propugna como valores superiores de su ordenamiento jur铆dico la libertad, la justicia, la igualdad y el pluralismo pol铆tico; pero falla el modelo, al dise帽ar la forma pol铆tica, como monarqu铆a parlamentaria. Adem谩s de ser una monarqu铆a instaurada por Franco, mediante las leyes fundamentales del reino, no ha sido votada en refer茅ndum por el pueblo soberano; se vot贸 la Constituci贸n y en un t贸tum revol煤tum, se col贸 la monarqu铆a. 

Tampoco podemos seguir aquel hilo hist贸rico, cuando en el art铆culo 56.3 se dice que La persona del Rey es inviolable y no est谩 sujeta a responsabilidad. El rey se sit煤a por encima de la ley, no est谩 sujeto a su mandato, y por tanto encima de todos los espa帽oles. Sin hablar de los comportamientos -incluso los criminales-, que no quedan sujetos a las leyes que a todos nos afectan. Y mucho menos, cuando se dice que La Corona de Espa帽a es hereditaria en los sucesores de S. M. Don Juan Carlos I de Borb贸n, leg铆timo heredero de la dinast铆a hist贸rica, es decir: de la monarqu铆a absoluta y represora de Fernando VII y sus antecesores imperiales, la irresponsable Isabel II, la caciquil que representa la Restauraci贸n y la dictadura dise帽ada en las leyes franquistas. 

El hilo conductor de la idea sobre la libertad en el republicanismo, no es exactamente la que se entiende desde el liberalismo, sino que presenta una visi贸n del ser humano, como una manifestaci贸n de la vida social. En este espacio, la pol铆tica es una actividad en la que los ciudadanos desarrollan sus potencialidades individuales; frente a la concepci贸n del liberalismo, que entiende que la 煤nica actitud posible por parte de la ciudadan铆a es la resistencia pasiva frente a un Estado. El Estado tiene que ser garante del bienestar general y en particular de los m谩s desfavorecidos socialmente. 

El individuo nunca existe al margen de la realidad social, ya que se forma a partir de un conjunto de relaciones sociales, pero la sociedad tampoco se puede concebir al margen del reconocimiento de las voluntades individuales, capaces de autogobernarse. No hay m谩s soberan铆a que la del individuo, que no cede sus derechos a un Leviat谩n» con vida propia, sino que intenta ejercerlos, por representaci贸n a trav茅s de la cooperaci贸n con otros ciudadanos, aumentando as铆 su poder. El Estado republicano, no es algo ajeno al ciudadano, sino algo de lo que el ciudadano forma parte y as铆 lo siente. 

La democracia adquiere un car谩cter deliberativo, permitiendo que todas las decisiones p煤blicas sean producto de una reflexi贸n, en la que la totalidad de la ciudadan铆a participa responsablemente, para conseguir conciliar intereses contrapuestos y obtener diversos planteamientos, garantizando que ninguna soluci贸n quede sin considerar. La libertad es entendida, no como que la sociedad no pueda tomar decisiones contrarias a las voluntades individuales, sino como que estas decisiones, no deben interferir arbitrariamente en el 谩mbito de lo privado. 

Nadie puede decidir por el individuo, en lo que respecta a sus propios intereses, y ninguna pauta de comportamiento es excluida, en tanto que no perjudique a los intereses de los dem谩s. La diversidad y la disidencia, son valores que los republicamos entendemos asociados a una concepci贸n laica del individuo, que no acepta m谩s normas morales que las que dicta su raz贸n. Un pleno ejercicio de libertad para todos y plena conciencia de pertenecer a la comunidad, s贸lo es posible si hay igualdad suficiente. En una sociedad, en la que la igualdad sea real y efectiva, no surgir谩n enfrentamientos y disensiones por las diferencias, que no son sino afrentas para los que menos tienen. 

Todos las personas han de tener garantizado un m铆nimo de subsistencia y bienestar; no en forma de caridad estatal, que menoscabe el auto respeto, sino un mecanismo para su emancipaci贸n intelectual y sostenimiento de la dignidad como ser humano. Es tarea fundamental del Estado garantizar la igualdad de oportunidades y que las diferencias econ贸micas y de poder, s贸lo vengan dadas por el m茅rito o el trabajo. Para ello el sistema educativo p煤blico debe ser de la m谩xima calidad y atractivo para todas las clases sociales, de manera que sea una experiencia de convivencia entre los diversos grupos. 

En definitiva, es necesaria la igualdad porque todos los seres humanos somos iguales, y es necesaria la libertad porque todos somos diferentes. Cada persona es responsable de encontrar su propio camino hacia la felicidad, pero la sociedad, a trav茅s del Estado, es responsable de reducir la improbabilidad de conseguirlo; y que el bienestar de unos no se haga a costa de la pobreza de otros. 

El modelo republicano debe ser pol铆ticamente abierto, participativo y por tanto democr谩tico; un modelo en el que la ciudadan铆a sea cr铆tica y responsable; un modelo sustentado por principios y valores de libertad, igualdad y justicia social; y que 茅stos sean blindados por la Constituci贸n. 

Soy republicano por convicci贸n y principios, coincidentes con todo lo dicho hasta ahora. Estoy convencido de que no se terminaran los males de Espa帽a por instaurar una Rep煤blica, pero ser铆a un principio.

V铆ctor Arrogante, profesor y analista pol铆tico. Agrupaci贸n Republicana de Coslada (ARCO)

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