Carla Fibla Garc铆a-Sala*
Rabat no suele formar parte de los circuitos tur铆sticos de un pa铆s con una variedad y riqueza geogr谩fica incre铆bles. La tranquila capital del Reino de Marruecos est谩 lejos del caos de Casablanca, del bullicio de Marrakech, del toque siempre internacional de T谩nger o de la solera de Fez, con la medina, el casco antiguo m谩s impactante y enrevesado que se puede recorrer. Pero algo empez贸 a moverse con el nuevo siglo, cuando el pa铆s asisti贸, por el fallecimiento de -Has谩n II, a la sucesi贸n en la monarqu铆a y a supuestos cambios en la forma de gobernar que apenas transformaron un r茅gimen que lo controla todo.
Con la llegada de Mohamed VI al poder, adem谩s de la inversi贸n en infraestructuras en el norte del pa铆s –una zona tradicionalmente reivindicativa y alejada de la ciega pleites铆a del resto del pa铆s–, Marruecos pareci贸 redescubrir su rico patrimonio cultural, tradicional y art铆stico. En la parte alta de la avenida Mohamed V de Rabat, a la altura de la entrada principal del Palacio Real de la capital –hay uno en cada ciudad importante del pa铆s–, empez贸 a construirse el que en 2014 se -inaugur贸 como Museo Mohamed VI de Arte Contempor谩neo. Tres a帽os antes, como recuerda a MUNDO NEGRO su director, Mohamed El Idrissi, el monarca alau铆 nombr贸 al artista Mehdi Qotbi –aclamado por su obra relacionada con la caligraf铆a 谩rabe, ha trabajado con escritores como L茅opold S茅dar Senghor, Octavio Paz o Aim茅 -C茅saire, entre otros– como presidente de la Fundaci贸n Nacional de Museos. Para El Idrissi se trata de «una estructura independiente y aut贸noma, encargada de la gesti贸n de los museos en Marruecos. Empezamos trabajando en un diagn贸stico que permiti贸 hacerse una idea sobre los edificios que necesitaban una intervenci贸n puntual para transformarlos en museos y acondicionarlos para acoger obras que requieren condiciones espec铆ficas; las colecciones, que deb铆an ser redistribuidas por el pa铆s con la intenci贸n de que cada museo estuviera lo m谩s vivo posible; y los encuadres centrados en el p煤blico, las personas que quer铆amos que nos visitaran, generando una mediaci贸n y programaci贸n cultural que hasta la fecha no exist铆a». El intenso trabajo de esos tres ejes les permite sacar pecho diez a帽os despu茅s con un circuito de 14 museos inaugurados y dos en proceso, ubicados en T谩nger, Tetu谩n, Mekn茅s, Rabat, Marrakech, Safi y Agadir.
Si el reinado de Has谩n II se asocia de forma indiscutible a la gran mezquita de Casablanca –su minarete de 200 metros de altura lo convirti贸 en 1993 en el templo isl谩mico m谩s alto del mundo, con una extensi贸n solo superada por las de La Meca y Medina, y cuya financiaci贸n se sufrag贸 en parte por la aportaci贸n «voluntaria» de cada ciudadano durante los a帽os de su construcci贸n–, su sucesor se ha decantado por utilizar la cultura para mejorar la imagen del pa铆s. En ese intento de los pa铆ses africanos por dejar atr谩s los reductos de la 茅poca colonial –Marruecos permaneci贸 bajo protectorado franc茅s hasta 1956, y espa帽ol hasta 1958–, el pa铆s magreb铆 ha implementado durante la 煤ltima d茅cada una estrategia cultural intencionadamente descentralizada y con una tem谩tica tan diversa como su propia cultura.
«Los museos de los que partimos databan de la 茅poca colonial, estaban fosilizados en el tiempo y presentaban una exposici贸n r铆gida, invariable en el tiempo y el espacio, que no se ajustaba a nuestra especificidad regional. Adem谩s, en ese momento, Marruecos empezaba a desarrollar una estrategia regional que ten铆amos que acompa帽ar desde la cultura. Al contemplar el mapa de nuestros museos, nos dimos cuenta de que no eran representativos de la realidad de nuestro patrimonio. Hab铆a ciudades en las que no hab铆a ni un museo», relata El Idrissi, que destaca «el trabajo de adaptaci贸n al contenido de la regi贸n a la que pertenecen y la creaci贸n de museos donde no exist铆an».
La dimensi贸n pedag贸gica es una de las novedades que se aprecian en algunas de las nuevas propuestas. «Queremos que se conviertan en espacios atractivos para los j贸venes y las escuelas; trabajamos en una programaci贸n m谩s viva. Adem谩s de las exposiciones permanentes deb铆amos tener temporales. Y quer铆amos asegurarnos de que pod铆amos recibir exposiciones del extranjero, modernizar nuestros espacios».
Una de de las 3.500 piezas de joyer铆a amazij expuestas en el Museo de los Oudayas. En la imagen superior, fachada del Museo Mohamed VI de Arte Moderno y Contempor谩neo de Rabat. Fotograf铆as: Fundaci贸n Nacional de los Museos
Empezaron en T谩nger, donde destacan las galer铆as de arte y el elevado nivel cultural, transformando el sentido estricto del patrimonio arqueol贸gico de la ciudad para contar la evoluci贸n de la cultura de la regi贸n.
Hoy en Rabat es posible, en un mismo d铆a, recorrer las salas del Museo Mohamed VI de Arte Moderno y Contempor谩neo –donde, adem谩s de artistas marroqu铆es, se han expuesto obras de Picasso, Goya, Giacometti o los -impresionistas–, contemplar joyas que datan de hace 150.000 a帽os –descubiertas en 2021 en una cueva cercana a -Essauira– en el Museo de Chellah, o los caftanes (trajes tradicionales) en el Museo de los Oudayas, para terminar zambull茅ndose en las inquietudes art铆sticas de la nueva generaci贸n de fot贸grafas marroqu铆es –la muestra se abri贸 el pasado mes de marzo– del cuidado Museo de la Fotograf铆a, para el que se ha recuperado el Fuerte Rottembourg (de 1869), ubicado sobre el Atl谩ntico. Este espacio abri贸 sus puertas poco antes de la pandemia con una muestra de 20 fot贸grafos seleccionados por Younes Alaoui Ismaili, fot贸grafo documental marroqu铆
El Idrissi explica las particularidades de cada espacio que ha sido restaurado: «En T谩nger es tan importante crear un lugar en el que exponer la historia de la pintura del pa铆s como invitar a contemplar exposiciones extranjeras o transmitir que es la capital de la diplomacia del Reino. Igual que en Tetu谩n aprovechamos el legado etnogr谩fico, el car谩cter andaluz junto al patrimonio local para hablar de una ciudad milenaria, o en Safi destacamos su influencia mediterr谩nea».
La Fundaci贸n Nacional de Museos se plante贸 la creaci贸n en Marrakech de tres museos que obliguen a reflexionar sobre el patrimonio material (textiles y piezas) e inmaterial (por la confluencia de culturas). As铆, a principios de marzo, se inaugur贸 el Museo de Jamaa el-Fna, para explicar la riqueza de un espacio p煤blico, una plaza, en la que convergen tanto aspectos culinarios de la cultura del pa铆s como las palabras, el espect谩culo y el teatro que representa este lugar, declarado patrimonio de la humanidad por la UNESCO en 2001 por albergar una bulliciosa concentraci贸n de culturas populares a trav茅s de la m煤sica, la religi贸n y expresiones art铆sticas orales.
Contin煤a su relato El Idrissi con la restauraci贸n de los espacios destinados a la m煤sica de Mekn茅s, el patrimonio cultural de Agadir –en el que a煤n est谩n trabajando–, o el que recoge la tradici贸n jud铆a de la ciudad de Fez. «Son 16 museos. Pero adem谩s, hemos hecho 20 grandes exposiciones en el Museo Mohamed VI de Arte Moderno y Contempor谩neo, empezando en 2014 con una gran muestra del Marruecos medieval, para pasar a acoger a Giacometti, Picasso a partir de la colecci贸n de Pompidou, la colecci贸n del Banco de Espa帽a de Goya a nuestros d铆as, los impresionistas y, en la actualidad, una sobre la modernidad 谩rabe a partir de la colecci贸n del Instituto del Mundo 脕rabe de Par铆s, junto a una muestra dedicada al arte benin茅s».
En los d铆as de inauguraci贸n, con entrada gratuita, registran una media de 10.000 visitantes al d铆a, y en los tres meses en los que acogieron la Bienal de Rabat (antes de la pandemia) pasaron por las salas del Museo Mohamed VI 150.000 personas. «Cuando ofreces algo de calidad, el p煤blico responde y se acerca, les interesa. El p煤blico tiene sed, ganas de aprender y de vivir nuevas experiencias culturales, que se le propongan exposiciones, actividades», concluye.
Es la nueva museograf铆a marroqu铆, que aprovecha la evoluci贸n tecnol贸gica, los soportes multimedia y ofrece una parte de la historia de Marruecos que, seg煤n la Fundaci贸n Nacional de Museos, «hab铆a sido extirpada».
*Mundo Negro