Por Jorge Majfud
En Estados Unidos se inventó el impersonal Labor Day (Día del Trabajo) como forma de olvidar el 1 de mayo de Chicago, el cual es recordado en el resto del mundo como el Día de los Trabajadores.
En los últimos tiempos, no pocos grupos conservadores en América Latina comenzaron a saludar el 1 de mayo como el “Día del trabajador”. Este detalle ha pasado inadvertido, pero no es un detalle mínimo y mucho menos inocente.
El singular desmoviliza, aleja el peligro de la palabra trabajadores en plural, que suena tan temeraria, tan roja.
Este peligro fue resuelto a partir de la Gran Depresión por Hollywood, Disney y el resto de la Industria cultural con una cuidadosa limpieza semiótica al extremo de que en las inocentes historietas para niños, en las aventuras para jóvenes y hasta en las películas para adultos casi no quedó alguno de esos seres indeseables sino confiables ricos y famosos. Aparte de los pobres buenos de siempre que consideran orgía cualquier cosa que sea dicha en plural.