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Finalizó la pandemia, pero no hay que bajar la guardia (I)

OPINIÓN de Teodoro Rentería Arróyave

PRIMERA PARTE 

El pasado lunes 7, la humanidad toda recibió esta estupenda noticia: La Organización Mundial de la Salud, OMS, de Naciones Unidas, ONU, declaró finalizada la pandemia por COVID-19. Así de inmediato lo hicimos saber a través de nuestras redes institucionales y personales. 




Ante la buena nueva hay un pero, y es un pero que vale contrario al refrán respectivo, la misma Organización de la Salud indica, por razones que a continuación vamos a exponer, que dicha declaración de ninguna manera indica la terminación total del flagelo, es más, aclara que aún se continúan los contagios, algunos agudos y lo más grave, decesos. 

Fue el director general OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, quien declaró a nombre de la institución que preside “que ha finalizada, a instancias del Comité de Emergencias de la OMS, la pandemia internacional de salud pública por la enfermedad de la COVID-19, que comenzó el 30 de enero de 2020, difundida ampliamente por su agencia informativa “IPS” desde Ginebra, Suiza. 

Desde cuándo esperábamos esta declaración, parecía que nunca llegaría. 

Sin embargo, el funcionario expuso que “este virus está aquí para quedarse. Sigue matando y sigue cambiando. Sigue existiendo el riesgo de que aparezcan nuevas variantes que provoquen nuevos repuntes de casos y muertes”. 

Ahora reportamos las estadísticas más creíbles, nos referimos a las proporcionadas por la estadounidense Universidad Johns Hopkins, este es ahora el resultado del drama, y que los supervivientes lo podemos dar a conocer: 

El coronavirus SARS-CoV-2 causante de la enfermedad infectó hasta la fecha a 687 millones 601mil personas y ha causado la muerte de 6 millones 869 mil 839. Desde luego la OMS estima que el número de fallecidos podría ser superior, hasta llegar a veinte millones. 

Por lo pronto, es reconocerse, como lo dice el organismo internacional, que “gracias a los científicos de todo el mundo, que trabajaron a marchas forzadas, es de dejar constancia, que de los infectados por el flagelo sólo murió el uno por ciento de la población contaminada”. 

Debemos de aclarar, que muchas de estas víctimas mortales se debieron a su decisión de no vacunarse por razones sobre todo religiosas, recuérdese que algunas personas, aunque un hijo este en peligro de perder la vida, no admiten la transfusión sanguínea.  

Ahora reproduzcamos la persistente amenaza de la COVID sobre la salud pública, la OMS nos advierte: “lo peor que podría hacer ahora cualquier país es utilizar estas noticias como motivo para bajar la guardia, desmantelar los sistemas que ha construido o enviar el mensaje a su población de que la COVID-19 no es nada de qué preocuparse”. 

En su alerta, Tedros nos informa que apenas la semana pasada, la enfermedad cobró una vida cada tres minutos, y miles de personas están hoy ingresadas en las unidades de cuidados intensivos, tratando de superar la COVID. 

Tedros comentó, al presentar la decisión de la OMS en su sede en Ginebra, que “en los tres años transcurridos desde entonces, la COVID-19 ha puesto a nuestro mundo patas arriba”.

Además de los fallecimientos, recordó, los sistemas de salud se han visto gravemente perturbados y millones de personas no han podido acceder a servicios sanitarios esenciales como las vacunas infantiles, vitales para salvar vidas. CONTINUARÁ.

 

 




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