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Derrotados pero no vencidos


Mujer mam. Reunión comunitaria

OPINIÓN de Ollantay Itzamná
 

El campo popular indígena campesino que disputó el poder en condiciones desiguales, incluso sin binomio presidencial porque el Tribunal Supremo Electoral (TSE) impidió su inscripción, sufre una derrota electoral al no conseguir ninguna diputación en el Congreso de la República.

La corrupción no es el problema, es consecuencia

Para cualquier mortal que ingresa a Guatemala, con las parabrisas diáfanas, está claro que el problema de Guatemala como Estado y país no es la corrupción pública. Ésta es la consecuencia del fracaso de la construcción de un Estado y de un proyecto de país con identidad política.

Es probable que coyunturlamente el 20 de agosto próximo salga victorioso la lucha contra la corrupción. Pero, mientras no se resuelva las suicidas contradicciones internas del Estado criollo colonial la corrupción pública seguirá como elemento constitutivo de la administración estatal.

El colonialismo interno y externo es el problema

Guatemala, como país cohabitado por diferentes pueblos y nacionalidades, nunca conoció la emancipación. Nunca caminó sobre sus propios pies, guiado por su propia cabeza. Siempre dependió de los colonizadores criollos que utilizaron el aparato estatal (creado por ellos y para ellos) para mal gobernarlos y someterlos por dos siglos de República, legitimados por el imperialismo norteamericano.

Este contubernio inmoral, entre la oligarquía criolla/mestiza guatemalteca y los intereses coloniales norteamericanos, hizo de la corrupción un elemento constitutivo de la administración pública. Y, en los últimos tiempos,  para impedir las luchas emancipatorias de los pueblos, fue instalado en el imaginario colectivo del país, de manera estratégica, como “El problema de Guatemala”. En consecuencia, también se fijó en el sentipensar del país la idea de: “Lucha contra la corrupción, solución para Guatemala”.

En la medida que Guatemala identifique que su problema matriz es el colonialismo interno y el imperialismo, que incluso constituyen sujetos colonizados adeptos o indiferentes a los abusos de los amos colonizadores, entonces se estará intentando un proyecto de país digno y soberano con posibilidades hacia el Buen Vivir de tod@s.

Esto no quiere decir que esta coyuntura electoral, donde sólo hay dos opciones: anti corrupción y oportunismo corrupto, el campo popular urbano indocampesino no tenga opción alguna. Se le tiene que quitar los colmillos al lobo, aún sabiendo que al lobo le volverá a crecer colmillos.

Derrotados, pero no vencidos

Manifestantes campesinos e indígenas en el paro plurinacional. 25 y 26 de abril. 2022

Victoria Divas, una campesina, comunicadora del movimiento sociopolítico CODECA, esta mañana se auto describía en sus redes sociales: “Estamos derrotados, pero no vencidos”. Lo decía autoanalizando los resultados electoralmente negativos para el Movimiento para la Liberación de los Pueblos MLP, instrumento político de las organizaciones en resistencia y colectivos urbanos.

De eso se trata.  El campo popular urbano indocampesino que hizo una batalla electoral apoteósica, en un terreno colonizado hasta los tuétanos, contra todo el consorcio político-económico-cultural, de las oligarquías y los intereses norteamericanas, demostró organización y mística necesaria como para disputarle el poder a los patrones en las urnas.

El objetivo de la Embajada norteamericana y de las oligarquías, desde el prominente debut electoral del MLP en 2019, fue aniquilar a este movimiento de manera controlada para evitar revuelta social y desestabilización desde las calles. Por eso, muy apesar de la Constitución Política,  impidió la inscripción de su binomio presidencial para las recientes elecciones. Tenían como meta, desmoralizarlos incluso antes del 25 de junio (día de las elecciones). Pero, integrantes de este movimiento le hicieron la guerra como hormigas al elefante. Los derrotaron, pero no los vencieron.

¿Cuál es la ruta a seguir?

En cualquier caso, con la seguda vuelta electoral, está más que claro que el sistema neoliberal continuará en su apogeo violento en el país, aunque quizás con algunos calmantes para que las víctimas no convulsionen más de la cuenta.

El campo popular indocampesino y urbano debe de estar claro que el problema de Guatemala no son los colmillos del lobo. Es el lobo mismo. En consecuencia, las propuestas de la necesidad de un proceso Cosntituyente Popular y Plurinacional para consensuar una nueva Constitución Política post neoliberal y post imperial, y la creación de un Estado plurinacional post Estado nación colonial, así como la revisión de los contratos de privatización de los bienes y servicios públicos, son razones más que suficientes para seguir articulando al sujeto sociopolítico plurinacional que sea capaz de consensuar y materializar dichas propuestas en construcción.

¿Nuevo instrumento político?

Las oligarquías y el imperialismo podrán destruir incluso las herramientas políticas de los pueblos, incluso por más legítimas que éstas sean. Pero, jamás podrán matar a todos los pueblos, mucho menos sus ideales legítimos de emancipación. Como dicen mis paisanos: si nos rompen o nos roban un machete, hacemos o conseguimos otro machete para seguir habiendo brechas.





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