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La conquista de las mujeres en el parnaso de las letras

OPINIÓN de Teodoro Rentería Arróyave

Seguramente cuando lean, escuchen y vean esta entrega, amables seguidores de este Comentario a Tiempo, estaremos en la ceremonia de graduación de la primogénita nieta, María José Rentería Paczka, como licenciada en Comunicación y Relaciones Públicas por la Universidad Internacional, UNINTER, a ella se la dedico con especial vehemencia al haber logrado la Titulación por Excelencia Académica; esto ocurre, exacto, cuando el autor está en el cumpleaños 86, aprovecho el epígrafe para agradecer a las amigas y a los amigos colegas, su adelanto en las felicitaciones. Salud por ambos acontecimientos por Majo y por todos ustedes. 




CUERNAVACA, MORELOS. La ACADEMIA NACIONAL DE HISTORIA Y GEOGRAFÍA, ANHG, auspiciada por la Universidad Nacional Autónoma de México, UNAM, se ha distinguido por su ánimo en la ponderación de las mujeres intelectuales, prueba de ello es que en nuestros actos asisten más colegas que varones y para refrendar lo dicho, con grandes resultados ahora, en casi 100 años, preside este enclave del intelecto, la doctora Elizabeth Rembis. 

El pasado martes, en nuestra sede, se inició el IV FESTIVAL INTERNACIONAL DE LA MUJER EN LAS LETRAS, como consecuencia del entusiasmo y el esfuerzo de la colega académica, Beatriz Saavedra Gastelum y de su coordinador general, el también cófrade, Carlos Martínez Plata. 

Fue una velada de alta literatura, de música y de danza, sin mayor preámbulo tomo lo expresado por el mencionado amigo Carlos, en una estupenda síntesis:  

“El devenir histórico del canon literario ha olvidado a las mujeres, quienes han conquistado sus logros en el parnaso de las letras, gracias a sus esfuerzos propios”, que hoy revitalizan al dar inicio la jornada de apertura del IV Festival Internacional la Mujer en las Letras, y en la que habrán de tomar parte 450 escritoras de 10 países en múltiples foros presenciales, tanto en territorio mexicano como del extranjero; ello gracias a la aceptación de la convocatoria emitida por Beatriz Saavedra, bajo el amparo de la Academia Nacional de Historia y Geografía que preside Elizabeth Rembis Rubio, aceptación hacia este global movimiento literario, tanto de participantes como de prestigiadas instituciones nacionales y extranjeras. 

 En este momento la directora de nuestro Festival es víctima de la incomprensión de los humanos por no preservar el medio ambiente, al verse impedida de tomar el vuelo de regreso, debido a intempestivo mal tiempo, tema que, entre otros, ha sido letra viva y esperanzadora de ustedes en los diferentes foros, tal y como lo expuso colega académica, Alicia Albornoz, al advertir que “el planeta está nervioso, el verso se anega, los árboles se agitan, el soneto se desprende entre nubarrones. 

Por su parte Carmen Nozal, sentencia: “La ciudad es un esqueleto que corroe, un grito de desesperanza fallece sin un Descanse en Paz. Me sumerjo en el inmenso mar literario que a ustedes corresponde, para transcribir con espíritu fraterno y respetuoso sus ideales y vicisitudes”. 

Mónica Castellanos, en su relato novelado “Aquellas horas que nos robaron”, describe vivencias agolpadas, eco de una luminosidad que no se extingue. Remembranzas familiares en que la ilusión recaía en la suerte de la llegada del varón, mientras que el dolor de parto de la mujer era intrascendente.  

Susana Bautista, de la comunidad mazahua, nos abre su corazón con sus relatos poéticos. Y así... érase que se era una página sensible que con sus luciérnagas encendió nuestro espíritu amoroso. Marlene Villatoro, la laureada escritora, narra con ternura en Tiempo de Pandemia, a la sombra cegadora de noches aciagas que profundizó la herida del planeta y desató el hormiguero, en cielo rojo. Advierte que la fuerza del Cosmos es fuerza viva y que, si la trastocamos, suele ensordecer el eco, angustiar el ritmo melódico de las campanas”. 

Blanca Luz Pulido, en su poesía nos transportó a la magia de la música, “Fuego versificador en llamas amorosas. Raíz de sombras sigilosas, puntadas que tejen las imágenes del tiempo”. Su expresión poética sabe despojarse de ancestrales ataduras, emprender el vuelo con caligrafía propia”. Andrea Montiel, con su canto poético de largo aliento, cubre las páginas del olvido y cuestiona el libreto de la existencia; clama “por una vida digna al arribo de la orilla del poema. Anhela embalsamar la herida, herida que se profundiza por falta de amor; proclama por un canto sin las esquirlas que sangran sin escrúpulo”. 

Eunice Rivas, cuentista, ensayista, poeta. En su crónica refiere con sentimiento propio, la “amargura de ser mujer ante el pueblo inerte, cuyo delito es haber sido madre; embrión de quimeras sin la dulzura del ensueño, sin haber recibido un te amo”, y Alicia Albornoz, la notable historiadora, con ancestral estilo literario, narró con visión de flor y canto, “la grandeza de nuestras culturas originarias, ante el acecho de los invasores; y con sentimiento poético manifiesta ante la adversidad que nos lesiona: Agua de la vida, llena mi cántaro de ti”. 

Lo dicho, este siglo XXI, es el Siglo de las Mujeres. Esta es una realidad: LA CONQUISTA DE LA MUJERES EN EL PARNASO DE LAS LETRAS.

 




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