Como cada 18 de julio desde 2010, el mundo celebra este lunes el D铆a Internacional de Nelson Mandela, que reconoce el servicio a la humanidad del primer presidente negro de la Sud谩frica post apartheid, al igual que sus contribuciones a la cultura de la paz, la libertad, los derechos humanos, la reconciliaci贸n, la igualdad de g茅nero y las relaciones interraciales.
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Mural en honor a Nelson Mandela en Montreal "Cuando las personas est谩n decididas, pueden superar cualquier cosa", dijo Nelson Mandela cuando visit贸 Montreal en 1990 dentro de la iglesia donde se plasm贸 este mural en su honor. (Foto: Olivier Bousquet / MU. Artista: Franco Olivier 脡galit茅 Belleus)
El 18 de julio de cada a帽o, d铆a del nacimiento de Nelson Mandela, la ONU invita a las personas de todo el mundo a celebrar el D铆a Internacional de Nelson Mandela (18 de julio) contribuyendo con peque帽as cosas en sus propias comunidades. Cada ser tiene la capacidad y la responsabilidad de forjar un mundo mejor, y el D铆a de Mandela es una buena ocasi贸n para emprender ese cambio, para cambiar y propiciar el cambio.

Durante 67 a帽os Nelson Mandela dedic贸 su vida al servicio de la humanidad, como abogado defensor de los derechos humanos, como preso de conciencia, trabajando por la paz y como primer presidente elegido democr谩ticamente de una Sud谩frica libre.

Nelson Mandela (sentado al centro) firma el acta para asumir el cargo de presidente de Sud谩frica en 1994.
Lucha por la libertad
No se puede esperar que los que no tienen derecho al voto vayan a seguir pagando impuestos a un gobierno que no asume responsabilidades por ellos. No se puede esperar que personas que viven en la pobreza y el hambre paguen alquileres exorbitantes al gobierno y a las autoridades locales. Somos el nervio central de la agricultura y la industria. Hacemos la labor en las minas de oro, diamantes y carb贸n, en las granjas y la industria a cambio de jornales miserables. ¿Por qu茅 tenemos que seguir enriqueciendo a quienes roban el producto de nuestra sangre y nuestro sudor, a quienes nos explotan y nos niegan el derecho a organizarnos en sindicatos? (...)
Me dicen que han emitido una orden de detenci贸n contra m铆 y que la polic铆a me est谩 buscando. (...) Cualquier pol铆tico serio comprender谩 que en las actuales condiciones de este pa铆s, ser铆a ingenuo y criminal de mi parte buscar el martirio "f谩cil" entreg谩ndome a la polic铆a. Tenemos que cumplir con una importante agenda y es importante que lo hagamos con mucha seriedad y sin demora.
He optado por esto 煤ltimo, que es m谩s dif铆cil y que conlleva m谩s riesgos y penurias que estar sentado en prisi贸n. Tengo que separarme de mi querida esposa y mis hijos, de mi madre y mis hermanas, vivir como un paria en mi propia tierra. He tenido que cerrar mi negocio, abandonar mi profesi贸n y vivir en la pobreza y la miseria, como lo hacen muchos de mis compatriotas. (...) Luchar茅 contra el gobierno junto a ustedes, codo a codo, hasta que logremos la victoria. ¿Qu茅 har谩n ustedes? ¿Se nos sumar谩n o van a cooperar con el gobierno en sus esfuerzos por reprimir las reivindicaciones y las aspiraciones de nuestro propio pueblo? ¿Van a quedarse callados y neutrales en una cuesti贸n de vida o muerte para mi pueblo, para nuestro pueblo? Por mi parte, ya he hecho mi elecci贸n. No abandonar茅 Sud谩frica, no me rendir茅. Solo con penurias, sacrificio y acci贸n militante se puede conquistar la libertad. La lucha es mi vida. Seguir茅 luchando por la libertad hasta el fin de mis d铆as.Declaraci贸n de prensa, "La lucha es mi vida"
26 de junio de 1961

En su sentido mismo, la igualdad ante la ley significa el derecho a participar en la elaboraci贸n de las leyes por las que uno se rige, de una constituci贸n que garantice los derechos democr谩ticos a todos los sectores de la poblaci贸n, del derecho a acudir ante un tribunal para pedir protecci贸n o reparaci贸n en caso de violaci贸n de los derechos garantizados en la constituci贸n y del derecho a participar en la administraci贸n de justicia como jueces, magistrados, fiscales, asesores en materia de justicia y otros cargos an谩logos.
Cuando no existen estas salvaguardias, la expresi贸n "igualdad ante la ley", en cuanto que se trate de aplicarla a nosotros, carece de sentido y es enga帽osa. Todos los derechos y prerrogativas a los que me he referido son monopolizados por los blancos y nosotros no gozamos de ninguno de ellos. (...)
No me considero ni moral ni jur铆dicamente obligado a obedecer leyes hechas por un parlamento en el que no estoy representado.
Que la voluntad del pueblo es el fundamento de la autoridad del gobierno es un principio universalmente reconocido como sagrado en todo el mundo civilizado y constituye el fundamento b谩sico de la liberad y la justicia. Es comprensible que los ciudadanos que tienen derecho al voto y el derecho a la representaci贸n directa en los 贸rganos de gobierno del pa铆s est茅n obligados moral y legalmente a cumplir las leyes que rigen el pa铆s.
De la misma manera se debe comprender por qu茅 nosotros, los africanos, debemos adoptar la actitud de que no estamos ni moral ni legalmente obligados a obedecer leyes que no hemos aprobado, tampoco se puede esperar que tengamos confianza en los tribunales que aplican esas leyes. (...)
Odio la pr谩ctica de la discriminaci贸n racial, y en mi odio me siento respaldado por el hecho de que la inmensa mayor铆a de la humanidad lo odia de la misma manera. Odio que se inculque sistem谩ticamente a los ni帽os el prejuicio basado en el color y me siento apoyado en ese odio por el hecho de que la inmensa mayor铆a de la humanidad, aqu铆 y en el exterior, coinciden con mi manera de pensar. Odio la arrogancia racial que decreta que las cosas buenas de la vida deben seguir siendo derecho exclusivo de una minor铆a de la poblaci贸n y que reduce a la mayor铆a de la poblaci贸n a una condici贸n de servilismo e inferioridad y la mantiene como borregos, sin derecho a voto y obligados a trabajar donde le mandan y comportarse como le dice que debe hacerlo la minor铆a gobernante. Me siento respaldado en ese odio por el hecho de que la inmensa mayor铆a de la humanidad tanto en este pa铆s como en el exterior comparte mi manera de pensar.
Nada de lo que pueda hacer este tribunal cambiar谩 en modo alguno ese odio que siento, que solo podr谩 desaparecer cuando se eliminen la injusticia y la inhumanidad contra las que he luchado para que erradicarlas de la vida pol铆tica y social de este pa铆s. (...)Declaraci贸n en el juicio, Pretoria (Sud谩frica)
15 de octubre a 7 de noviembre de 1962

La queja de los africanos (...) no es solo que son pobres y los blancos son ricos, sino que las leyes que hacen los blancos tienen como finalidad preservar esta situaci贸n. Hay dos maneras de salir de la pobreza. La primera es mediante la educaci贸n formal y la segunda cuando el trabajador adquiere mayores conocimientos en su trabajo y, por ende, un salario m谩s alto. En lo que respecta a los africanos, ambas posibilidades se ven deliberadamente reducidas por la legislaci贸n. (...)
Queremos, sobre todo, igualdad de derechos pol铆ticos, porque sin ellos nuestra incapacidad ser谩 permanente. S茅 que esto suena revolucionario para los blancos de este pa铆s, porque la mayor铆a de los votantes ser铆an africanos. Por eso, el hombre blanco teme la democracia.
Pero este temor no puede ser un impedimento para hallar la 煤nica soluci贸n que garantizar谩 la armon铆a racial y la libertad para todos. No es cierto que reconocer el derecho a votar para todos terminar谩 en dominaci贸n racial. La divisi贸n pol铆tica basada en el color es totalmente artificial y, cuando desaparezca, tambi茅n desaparecer谩 la dominaci贸n de un grupo de color por el otro. El Congreso Nacional Africano (ANC) ha pasado medio siglo luchando contra el racismo. Cuando triunfe, no cambiar谩 esa pol铆tica.
Esto es por lo que lucha el ANC. Su lucha es una lucha realmente nacional. Es la lucha del pueblo africano, inspirado por su propio sufrimiento y su propia experiencia. Es la lucha por el derecho a la vida.
He dedicado toda mi vida a esta lucha del pueblo africano. He luchado contra la dominaci贸n blanca y he luchado contra la dominaci贸n negra. Atesoro en mi coraz贸n el ideal de una sociedad democr谩tica y libre, en la que todas las personas vivan juntas en armon铆a y con igualdad de oportunidades. Es un ideal por el que espero vivir y que espero alcanzar. Pero si es necesario, es un ideal por el que estoy dispuesto a morir.
Declaraci贸n en el juicio, Pretoria (Sud谩frica)
20 de abril de 1964

Nuestra lucha ha llegado a un momento decisivo. Llamamos a nuestro pueblo a que aproveche este momento para que el proceso hacia la democracia sea r谩pido e ininterrumpido. Hemos esperado demasiado por nuestra libertad. No podemos esperar m谩s. Ha llegado la hora de intensificar la lucha en todos los frentes. Cejar en nuestro empe帽o ahora ser铆a un error que las generaciones venideras no podr铆an perdonarnos. La libertad que atisbamos en el horizonte deber铆a alentarnos a redoblar nuestros esfuerzos.
Solo mediante la acci贸n disciplinada de las masas podemos asegurar nuestra victoria. Pedimos a nuestros compatriotas blancos que se nos unan para crear la nueva Sud谩frica. El movimiento por la libertad es un 谩mbito pol铆tico donde caben ustedes tambi茅n. Pedimos a la comunidad internacional que mantenga su campa帽a para aislar al r茅gimen del Apartheid. Levantar las sanciones ahora ser铆a correr el riesgo de frustrar el proceso encaminado a la erradicaci贸n total del apartheid.
Nuestra marcha hacia la libertad es irreversible. No debemos dejar que el temor se interponga en nuestro camino. El sufragio universal, fundamental entre los votantes en una Sud谩frica unida, democr谩tica y no racial, es el 煤nico camino hacia la paz y la armon铆a racial.A la salida de la c谩rcel, Ciudad del Cabo (Sud谩frica)
11 de febrero de 1990

Discriminaci贸n racial
Quedar谩 para siempre como una mancha indeleble en la historia de la humanidad el mero hecho de que el crimen de apartheid tuviera lugar. Sin duda las generaciones futuras se preguntar谩n: ¿qu茅 error se cometi贸 para que ese sistema pudiera asentarse despu茅s de haberse aprobado una Declaraci贸n Universal de Derechos Humanos?. Quedar谩 por siempre como una acusaci贸n y un desaf铆o a todos los hombres y mujeres de conciencia el hecho de que tard谩ramos tanto tiempo en ponernos en pie para decir ‘ya basta.’ (...)
Convencidos de que la negaci贸n de que los derechos de uno disminuye la libertad de otros, ya no nos queda mucha camino por recorrer. Recorramos esa distancia juntos. Reivindiquemos, con nuestras acciones comunes, los prop贸sitos por los que se estableci贸 esta Organizaci贸n y creemos una situaci贸n por la cual su Carta y la Declaraci贸n Universal de Derechos Humanos pasen a formar parte del conjunto de leyes en las que se basar谩 el orden pol铆tico y social de una nueva Sud谩frica. Nuestra victoria com煤n estar谩 asegurada.Discurso ante el Comit茅 Especial de las Naciones Unidas contra el Apartheid
22 de junio de 1990

Seguramente es una de las grandes iron铆as de nuestra 茅poca que por primera vez en sus 49 a帽os de historia esta Asamblea est茅 escuchando el discurso de un Jefe de Estado sudafricano surgido de la mayor铆a africana de lo que es un pa铆s africano.
Las generaciones futuras se extra帽ar谩n por el hecho de fue ya hac铆a finales del siglo XX cuando se ha hecho posible que nuestra delegaci贸n ocupara un esca帽o en la Asamblea y que fuera reconocida tanto por nuestro pueblo como por las naciones del mundo como representante leg铆tima de nuestro pa铆s.
Es de agraceder que esta Organizaci贸n pueda celebrar su quincuag茅simo aniversario, el a帽o entrante, con el r茅gimen del apartheid derrotado y consignado al pasado. En cierta medida ese cambio hist贸rico se ha producido gracias a los grandes esfuerzos que emprendieron las Naciones Unidas para lograr la eliminaci贸n del crimen del apartheid contra la humanidad. (...)
En todo lo que hagamos tenemos que asegurar la cicatrizaci贸n de las heridas que se infligieron a todo nuestro pueblo a trav茅s de la gran l铆nea divisoria impuesta a nuestra sociedad durante siglos de colonialismo y apartheid. Debemos garantizar que el color, la raza y el g茅nero sean solo un don dado por Dios a cada uno de nosotros y no una marca o un atributo indeleble que otorgue a algunos una condici贸n especial.
Debemos trabajar para que llegue el d铆a en que nosotros, como sudafricanos, nos veamos y actuemos rec铆procamente como seres humanos humanos con los mismos derechos y como parte de una naci贸n unida y no desgarrada por su diversidad.
El camino que tendremos que recorrer para llegar a ese destino no ser谩 f谩cil. Todos sabemos con qu茅 empecinamiento el racismo puede aferrarse a la mente y con qu茅 profundidad puede infectar el alma humana. Cuando esta terquedad se sostiene por el orden racial del mundo material, como fue en nuestro pa铆s, ese empecinamiento puede multiplicarse por cien.
Sin embargo, por dura que pueda ser esta batalla, no nos rendiremos. Sea cual fuere el tiempo que requiera, no cejaremos en nuestro empe帽o. El hecho de que el racismo degrade tanto al perpetrador como a la v铆ctima nos exige que, para ser leales a nuestro compromiso de proteger la dignidad humana, luchemos hasta lograr la victoria.Discurso ante la Asamblea General de las Naciones Unidas
3 de octubre de 1994

Reconciliaci贸n
En Sud谩frica, estamos convencidos de que es posible y factible alcanzar nuestra meta de lograr una vida mejor para todos en la mayor brevedad posible. Nuestra confianza nace de saber que esta visi贸n la comparte la inmensa mayor铆a de los sudafricanos sea cual sea su color y su ideolog铆a pol铆tica.
Asimismo, apreciamos enormemente la funci贸n de la comunidad internacional para que esto ocurra, no solo en forma de apoyo material. Si podemos hoy hablar con orgullo de una naci贸n multirracial, unida en su diversidad de culturas, religiones, razas, idiomas y caracter铆sticas 茅tnicas, es en parte gracias a que el mundo nos puso un ejemplo moral que nos atrevimos a imitar.
Este logro seguramente perdurar谩 porque se basa en que comprendemos que la reconciliaci贸n y la construcci贸n de una naci贸n significan, entre otras cosas, que debemos empe帽arnos en conocer la verdad acerca de ese pasado horrible y cerciorarnos de que no se vuelva a repetir. Por eso, nuestra realizaci贸n no debe ser una tregua simple antes de que la amargura del pasado vuelva a resurgir.
Reconocemos tambi茅n que la reconciliaci贸n y la construcci贸n de la naci贸n no se deber铆an quedar en meras palabras si estas no estuviesen condicionadas por un esfuerzo concertado para eliminar las verdaderas ra铆ces del conflicto y la injusticia del pasado. Nuestra seguridad nacional y la supervivencia de nuestra joven democracia dependen, por encima de todo, del programa para atender las necesidades b谩sicas de la poblaci贸n. La reconstrucci贸n y el desarrollo garantizar谩n que todos los sudafricanos tengan un inter茅s en la vida, que compartan el inter茅s en el bienestar del pa铆s en su conjunto.Nueva Delhi (India)
25 de enero de 1995

Muchas personas se han mostrado esc茅pticas sobre nuestra capacidad para hacer realidad el ideal de una naci贸n multirracial. Cierto es que Sud谩frica m谩s de una vez estuvo al borde de la destrucci贸n debido a las diferencias. Pero perm铆tannos reafirmar una vez m谩s que no es nuestra diversidad lo que nos divide, no son nuestras caracter铆sticas 茅tnicas, la religi贸n o la cultura lo que nos divide. Desde que logramos la libertad, solo puede haber una divisi贸n entre nosotros: ¡entre los que llevan la democracia en su coraz贸n y los que no!
Como pueblo amante de la paz, queremos que nuestro pa铆s prospere y preste servicios b谩sicos para todos. Porque nuestra libertad nunca ser谩 completa, ni nuestra democracia estable, a menos que se atiendan las necesidades b谩sicas de nuestro pueblo. Hemos visto la estabilidad que viene con el desarrollo. Y a la vez sabemos que la paz es el arma m谩s poderosa que cualquier comunidad o naci贸n puede tener para lograr el desarrollo.
A medida que reconstruimos el pa铆s, nos mantendremos vigilantes contra los enemigos del desarrollo y la democracia, aunque se encuentren en nuestras propias filas. La violencia no nos acercar谩 a nuestros objetivos.
Todos debemos preguntarnos: ¿he hecho todo lo que est谩 a mi alcance para lograr una paz y una prosperidad perdurables en mi ciudad y mi pa铆s?Durban (Sud谩frica),
16 de abril de 1999

Derechos humanos
A lo largo de los a帽os, y como corresponde, este quincuag茅simo tercer per铆odo de sesiones de la Asamblea General ser谩 recordado como el momento en el que celebramos el cincuentenario de la adopci贸n de la Declaraci贸n Universal de Derechos Humanos.
Concebida tras la derrota del crimen contra la humanidad perpetrado por nazis y fascistas, esta Declaraci贸n mantuvo en alto la esperanza de que en el futuro todas nuestras sociedades se construir铆an sobre los cimientos de los gloriosos ideales plasmados en cada una de sus frases.
Para todos los que tuvieron que luchar por su emancipaci贸n, como nosotros, los que con la ayuda de las Naciones Unidas nos tuvimos que liberar del sistema criminal del apartheid, la Declaraci贸n Universal de Derechos Humanos vindic贸 la justicia de nuestra causa. Al mismo tiempo, constituy贸 un desaf铆o para nosotros que nuestra libertad, una vez lograda, deb铆a dedicarse a la aplicaci贸n de las perspectivas contenidas en la Declaraci贸n.
Hoy celebramos el hecho de que este hist贸rico documento ha sobrevivido cinco decenios turbulentos, en los que han tenido lugar algunos de los acontecimientos m谩s extraordinarios de la evoluci贸n de la sociedad humana. Entre ellos figura el derrumbe del sistema colonial, el fin de un mundo bipolar, los sorprendentes adelantos en el 谩mbito de la ciencia y la tecnolog铆a y el logro de un complejo proceso de mundializaci贸n.
Sin embargo, a pesar de todo, los seres humanos que son los sujetos de la Declaraci贸n Universal de Derechos Humanos siguen siendo las v铆ctimas de las guerras y los conflictos violentos. A煤n no han logrado ser libres del temor a la muerte que les ocasionar谩 la utilizaci贸n tanto de las armas de destrucci贸n en masa, como de las armas convencionales. (...)
Probablemente, esta sea la 煤ltima vez que tenga el honor de dirigirme a la Asamblea General desde esta tribuna.
Nac铆 cuando terminaba la primera guerra mundial y dejo la vida p煤blica cuando el mundo celebra el cincuentenario de la Declaraci贸n Universal de Derechos Humanos. He llegado al punto del largo camino en que se me otorga la oportunidad —como deber铆a ser para todos los hombres y mujeres— de retirarme a descansar y a vivir tranquilo en la aldea donde nac铆.
Sentado en Qunu, mi aldea, y al hacerme viejo, como sus colinas, seguir茅 abrigando la esperanza de que en mi propio pa铆s y en mi propia regi贸n, en mi continente y en el mundo, surja un grupo de l铆deres que no permita que a nadie se le niegue la libertad, como a nosotros; que a nadie se le convierta en refugiado, como a nosotros; que a nadie se le condene a pasar hambre, como a nosotros; que a nadie se le prive de su dignidad humana, como a nosotros.
Seguir茅 esperando que el renacimiento de 脕frica eche ra铆ces profundas y florezca para siempre, sin tener en cuenta el cambio de las estaciones.
Si todas estas esperanzas se pueden traducir en un sue帽o realizable y no en una pesadilla que atormente las almas de los viejos, entonces tendr茅 paz y tranquilidad, entonces la historia y los miles de millones en todo el mundo proclamar谩n que vali贸 la pena so帽ar y esforzarse por dar vida a un sue帽o realizable.Discurso ante la Asamblea General de las Naciones Unidas
21 de septiembre de 1998

Lucha contra la pobreza
Los sudafricanos han demostrado una enorme capacidad para solidarizarse cuando se enfrentan a dificultades. El r茅gimen de apartheid cay贸 al final gracias a la unidad de los que vieron negados sus derechos y gracias a que todos los sectores de la sociedad reconocieron que ten铆an m谩s que ganar trabajando conjuntamente que peleando entre s铆. Esa misma cualidad nos ha ayudado, con rapidez, a sentar las bases de una vida mejor.
Cuando el apartheid lleg贸 a su fin, nos tropezamos con la dif铆cil tarea de reconstruir nuestra destrozada sociedad y prestar los servicios m谩s elementales a nuestra poblaci贸n. Tuvimos que construir escuelas y hospitales, proporcionar vivienda y empleos, impulsar nuestra econom铆a, proteger los derechos de nuestros pueblos por medio de la Constituci贸n y de los tribunales, ayudar a Sud谩frica a buscar soluci贸n a la divisi贸n que existi贸 en el pasado y comenzar el proceso de curaci贸n y b煤squeda de soluciones a los abusos y al da帽o que sepultaron a la mayor铆a de nuestras comunidades.
En lo esencial, nuestra tarea era crear las condiciones en las que cada sudafricano tuviese la oportunidad de crear una vida mejor para s铆 mismo. Pero el gobierno no puede hacer frente a esos problemas por s铆 solo. Hace falta que todos aunemos esfuerzos, colectivamente, para lograr los cambios necesarios.
Para lograr esos objetivos, necesitamos tambi茅n transformar al gobierno de un sistema que serv铆a a intereses minoritarios a otro que atienda las necesidades de todos los sudafricanos. Y todas estas cosas se tuvo que hacer en un pa铆s donde la mayor铆a se vio privada de la experiencia de gobierno o de la educaci贸n y formaci贸n profesional adecuadas. Por esa raz贸n, ponemos el enf谩sis en el fortalecimiento de las capacidades del gobierno.
Cuando afirmamos que las mejores soluciones para estos problemas solo se pueden encontrar trabajando conjuntamente, esto requiere un compromiso de todos y cada uno de nosotros. Hoy deber铆amos preguntarnos: ¿Qu茅 he hecho para mejorar el entorno en el que vivo? ¿Estoy contaminando o protegiendo mi entorno? ¿Promuevo el odio racial o la paz y la reconciliaci贸n? ¿Compro objetos robados o ayudo a combatir el delito? ¿Pago mis deudas o enga帽o con los impuestos, el pago de los servicios y los permisos? ¿Espero que todo me venga dado o trabajo con los concejales de mi localidad para crear una vida mejor para m铆 y para mi comunidad?Bothaville (Sud谩frica)
14 de octubre de 1998

Mientras la pobreza, la injusticia y la evidente desigualdad persistan en nuestro mundo, nadie podr谩 realmente descansar. Nunca olvidaremos como millones de personas en todo el mundo se han unido a nosotros en solidaridad para luchar contra la injusticia de nuestra opresi贸n mientras estuvimos en la c谩rcel. Esos esfuerzos no fueron en vano, ahora podemos estar aqu铆 y sumarnos a millones de personas en todo el mundo que luchan por la libertad y contra la pobreza.
La pobreza masiva y la repugnante desigualdad son terribles flagelos de nuestros tiempos, tiempos en que el mundo alardea de adelantos impresionantes en ciencia y tecnolog铆a, en la industria y la acumulaci贸n de riquezas.
Vivimos en un mundo en el que los conocimientos y la informaci贸n han avanzado a pasos agigantados mientras millones de ni帽os no van a la escuela. Vivimos en un mundo en el que la pandemia del SIDA pone en peligro el entramado mismo de nuestras vidas. Sin embargo, gastamos m谩s dinero en armas que en garantizar el tratamiento y el apoyo para millones de personas infectadas con VIH. Es un mundo de grandes promesas y esperanzas, pero tambi茅n es un mundo de desesperanza, enfermedad y hambre.
La erradicaci贸n de la pobreza no es un gesto de caridad. Es un acto de justicia. Es la protecci贸n de un derecho humano fundamental, el derecho a la dignidad y a una vida decente. Mientras persista la pobreza, no habr谩 verdadera libertad. Las medidas que deben adoptar las naciones desarrolladas est谩n claras.
La primera es garantizar la justicia en el intercambio comercial. He dicho anteriormente que la justicia en el intercambio comercial es una manera verdaderamente 煤til en que los pa铆ses desarrollados pueden demostrar su compromiso de lograr que se ponga fin a la pobreza en el mundo. La segunda es poner fin a la crisis de la deuda de los pa铆ses pobres. La tercera es prestar mucha m谩s ayuda, cuanta sea posible, y velar por que esa ayuda sea de la m谩s alta calidad.Concierto en directo 8, Johannesburgo (Sud谩frica)
2 de julio de 2005

Construcci贸n de la paz
La paz no es simplemente la ausencia de conflicto; la paz es la creaci贸n de un entorno en el que todos podamos prosperar, independientemente de la raza, el color, el credo, la religi贸n, el sexo, la clase, casta o cualquier otra caracter铆stica social que nos distinga. La religi贸n, las caracter铆sticas 茅tnicas, el idioma y las pr谩cticas sociales y culturales son elementos que enriquecen la civilizaci贸n humana, que se suman a la riqueza de nuestra diversidad. ¿Por qu茅 dejar que se conviertan en causa de divisi贸n y de violencia? Estar铆amos degradando nuestra humanidad com煤n, si permitimos que eso ocurra.Nueva Delhi (India)
31 de enero de 2004

Todav铆a hay mucha discordia, odio, divisi贸n, conflicto y violencia en nuestro mundo en los albores del siglo XXI. Una preocupaci贸n fundamental por los dem谩s en nuestra vida diaria y en nuestra comunidad bastar谩 para hacer del mundo ese lugar mejor con el que so帽amos con tanta vehemencia. (...) Lo m谩s f谩cil es romper y destruir. Los h茅roes son los que firman la paz y construyen.Soweto (Sud谩frica)
12 de julio de 2008

Una llamada a la acci贸n
para la democracia, paz y prosperidad para todos
↥ Hablar en favor de la justicia
Guterres: Nelson Mandela, un legado que debemos honrar a trav茅s de la acci贸n

“Nelson Mandela fue un coloso de valent铆a y convicci贸n. Un l铆der de inmensos logros y extraordinaria humanidad. Un gigante de nuestro tiempo, cuyo legado debemos honrar a trav茅s de la acci贸n: Acci贸n para desterrar el racismo, la discriminaci贸n y el odio; acci贸n para borrar la huella del colonialismo; y acci贸n para promover la igualdad, los derechos humanos y, sobre todo, la justicia”, declar贸 el Secretario General de las Naciones Unidas.
Ant贸nio Guterres invit贸 a tomar el esp铆ritu de humanidad, dignidad y justicia de Nelson Mandela como inspiraci贸n para hacer frente a los retos actuales. “Un谩monos a las mujeres y ni帽as, los j贸venes y los agentes de cambio de todo el mundo. Y actuemos para construir un mundo mejor”, se帽al贸.
Los prisioneros importan
Para marcar el D铆a de Mandela, la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC) hizo un llamamiento a la aplicaci贸n de las reglas m铆nimas para el tratamiento de los reclusos, las Reglas Nelson Mandela.
Bajo el lema Los Prisioneros Importan, el organismo public贸 un breve informe sobre las personas encarceladas. El documento ofrece los 煤ltimos datos sobre el n煤mero de presos en el mundo -mujeres y hombres-, y hacinamiento.
A finales de 2019, se estim贸 que 11,7 millones de personas estaban recluidas en prisiones de todo el mundo. Se trata de una poblaci贸n comparable en tama帽o a la de pa铆ses como Bolivia o B茅lgica.
La mayor铆a de las personas detenidas en prisi贸n en todo el mundo son hombres, un 93%, pero, en los 煤ltimos 20 a帽os, el n煤mero de mujeres encarceladas ha aumentado a un ritmo m谩s r谩pido que el de hombres.
En aproximadamente la mitad de todos los pa铆ses con datos disponibles entre 2014 y 2019, los sistemas penitenciarios funcionaban a m谩s del 100% de la capacidad prevista. En uno de cada cinco pa铆ses, los reclusos superaban la capacidad de las prisiones en m谩s del 150%.
D茅cada de la Paz Nelson Mandela
En septiembre de 2018, los l铆deres mundiales se reunieron en la sede de la ONU para celebrar la Cumbre por la Paz Nelson Mandela y adoptaron una declaraci贸n pol铆tica comprometida a redoblar los esfuerzos para construir un mundo justo, pac铆fico e inclusivo.
De esta forma, rindieron homenaje a su lucha por la democracia y por la promoci贸n de una cultura de paz en todo el mundo. El periodo de 2019 a 2028 fue reconocido como la D茅cada de la Paz Nelson Mandela.