Despu茅s de largos a帽os y tr谩mites judiciales, la Corte Suprema de Chile ha sentenciado que el ex presidente Eduardo Frei Montalva no fue asesinado por agentes de la dictadura de Pinochet. Como es l贸gico, esta resoluci贸n ha sido celebrada por quienes resultaban imputados como presuntos autores de este magnicidio, pero tambi茅n por m煤ltiples personas que hasta hoy absuelven a r茅gimen Militar de cr铆menes y delitos de lesa humanidad. Esta satisfacci贸n se ha expresado en declaraciones y columnas de opini贸n, as铆 como tambi茅n se ha expresado un amplio desencanto por la decisi贸n de los m谩s altos magistrados de la Rep煤blica. Entre ellos, los hijos del exmandatario y otras personalidades pertenecientes a la Democracia Cristiana, la colectividad pol铆tica del extinto mandatario.
En opini贸n de los magistrados no existen pruebas contundentes que puedan demostrar fehacientemente la comisi贸n de un homicidio, lo que en estricta raz贸n tampoco puede descartar del todo que en la muerte de Frei no haya habido intervenci贸n de m茅dicos, enfermeras y diversos c贸mplices. Toda vez que es innegable que en este deceso ocurrido en la cl铆nica Santa Mar铆a de la Capital se cometieron irregularidades, tales como realizar una autopsia sin los protocolos debidos y en que se le sustrajeron del cad谩ver piezas que fueran depositadas por a帽os en un recinto de la Universidad Cat贸lica de Chile, lo que la propia familia de Frei tuvo conocimiento varios a帽os despu茅s.
A esta altura de la historia, luego de constatados cientos de cr铆menes cometidos por la DINA, la CNI y otros diversos agentes de la represi贸n pinochetista, para nadie debiera resultar extra帽o que tambi茅n el Dictador haya resuelto eliminar a un opositor que para esos d铆as emerg铆a como la cara m谩s visible y promisoria de la oposici贸n. No obstante que Frei hab铆a estado entre quienes justificaron el Golpe Militar de 1973.
Es necesario consignar al respecto que todav铆a son centenares los casos de ultimados por la Dictadura que no han sido resueltos por la Justicia, de la misma forma que son abundantes las investigaciones y causas judiciales que terminaron en sentencias irrelevantes y muchos de sus autores cumplieran condenas irrisorias o se mantengan en total impunidad.
Si algo certero que se puede concluir del desempe帽o de los tribunales chilenos es la complicidad que demostraron muchos jueces en delitos horrorosos, como en la resistencia de muchos magistrados a dictar sentencias justas y actos de reparaci贸n. Pinochet mismo es el caso m谩s vergonzoso, as铆 como todav铆a existen en el pa铆s altos oficiales y civiles coludidos con gruesos delitos que nunca han sido siquiera procesados. En la trayectoria de la judicatura existen contundentes demostraciones de inocentes que han sido condenados, criminales absueltos, como jueces venales y corruptos, especialmente en per铆odos de autoritarismo y democracias febles. Hoy mismo es alta la sospecha respecto de magistrados en Chile sometidos al poder del narcotr谩fico y de otros que conf铆an en que su abyecci贸n a la pol铆tica les puede deparar ascensos en su carrera judicial. En un pa铆s, por lo dem谩s, que no existe real autonom铆a de los poderes del Estado.
De esta manera, no hay raz贸n alguna para estimar que ahora podamos tener certeza de justicia con el sobreseimiento definitivo de quienes ya fueron inculpados por otro alto magistrado que llev贸 la causa por largo tiempo y en cuya sentencia marco acusaciones que resultaban plenamente convincentes. Es as铆 como muchos de los que no dan cr茅dito a la resoluci贸n de la Corte Suprema est茅n dispuestos a acatarla sin m谩s, mientras algunos hasta acusan de desacato a los que la descalifican. Para lo cual argumentan respetar el estado de derecho y no ahondar en un clima de dimes y diretes entre el oficialismo, la oposici贸n y otros actores de la vida nacional crispados por este y otros hechos.
Lo que buscan muchos de los que acatan incondicionalmente los dict谩menes de los tribunales es a construir una “verdad hist贸rica” que tiene muchos visos de no constituir plena certeza respecto de la acontecido durante los 17 a帽os de la Dictadura. En la pretensi贸n, asimismo, de que la investigaci贸n hist贸rica pueda detenerse y renunciar a demostraciones que sean mucho m谩s plausibles que las actuales. Reci茅n hoy en el mundo se descubren, respecto de lo acontecido en antiguas civilizaciones, hechos y explicaciones que contradicen las “verdades” establecidas por los libros de historia y los propios museos que guardan sus distintas manifestaciones.
Puede que transcurran muchos a帽os y hasta generaciones antes que se despeje lo acontecido en relaci贸n a las extra帽as muertes de sus m谩s relevantes actores. De forma tal que los sendos informes sobre la situaci贸n de Derechos Humanos en Chile durante la Dictadura a帽adan otros acontecimientos en que se consigne, por ejemplo, lo acontecido con decenas de chilenos ultimados por la furia militar y de la cual hasta hoy no tenemos registro. Bien sea por la renuencia de las v铆ctimas a ser investigados y puedan quedar al descubierto los horrores padecidos, o por tratarse de personas que viven en lugares remotos o decidieron nunca m谩s retornar al pa铆s.
Lo m谩s repugnante de todo es el placer que le produce a la derecha y a otros referentes pinochetistas una resoluci贸n judicial como la que comentamos, como si dependiera de este caso solamente condenar las actuaciones del que fue el terrorismo de estado puesto en pr谩ctica por los militares golpistas y acicateado por el silencio culpable de sus civiles adherentes. Como si la vida del presidente Frei fuera m谩s importante que las de esos miles de modestos chilenos ultimados por la Dictadura. Sin que se dude de lo establecido por otras tantas sentencias judiciales que no se ponen en duda.