Castelló (EFE).- René Álvarez es el guardia civil que rescató a tres niños que se ahogaban en Castelló el pasado fin de semana, una experiencia con final feliz pero que dejó momentos de “auténtico pánico” pues el oleaje era muy fuerte y el único temor del agente era no poder sacar a la última niña del agua.
Así lo ha relatado este miércoles a EFE este agente de 39 años del puesto principal de la Guardia Civil de Burriana (Castellón), nacido en Venezuela pero que lleva veintitrés años viviendo en España, junto a su mujer y a una hija de 16 años.
El pasado domingo, Álvarez estaba pasando el día con su familia y con un amigo de la policía de Hamburgo (Alemania) en un club de playa cercano a la playa del Grao de Castelló cuando empezaron a escuchar a gente que gritaba y se amontonaba desde la escollera.
Un rescate complicado
Al acercarse, vio primero a una niña pequeña con dificultades para salir del agua por el fuerte oleaje y después a otro niño que tenía los mismos problemas, y a los que logró alcanzar desde unas rocas cercanas y ayudarles a salir del agua.
Fue entonces cuando escuchó los gritos desesperados de otra niña que se encontraba bastante más alejada, y decidió lanzarse al agua para tratar de ayudarla.
“Me doy cuenta de que la corriente es bastante fuerte porque tardé muy poco en alcanzarla, y cuando llegué frente a ella, su cara era de auténtico pánico y me pedía que por favor que no la dejara”, relata el agente, quien tranquilizó a la pequeña y le dijo que necesitaba su ayuda para salir de allí.
Con mucho esfuerzo fue acercándose a las rocas, momento en el que su amigo, el policía alemán, se lanzó al agua para ayudarle porque él se encontraba “bastante exhausto”; cogió a la pequeña y la sacó del agua.
Niños a salvo, pero temor por la vida del agente
Una vez los tres niños estaban a salvo, René Álvarez se dio cuenta de que entonces era él quien tenía dificultades para salir del agua porque estaba exhausto, la corriente era fuerte y había mucho oleaje, por lo que decidió echarse a flotar para ver si la corriente le acercaba a la orilla o a las rocas.
Lo siguiente que recuerda es estar en la playa, tumbado en la arena, rodeado de socorristas y personal del SAMU, quienes lo trasladaron al Hospital General de Castellón con algunos problemas respiratorios, y recibió el alta este martes.
Afirma que aunque temió un poco por su vida, en ese momento lo importante para él era sacar a la última niña del agua, y su mayor temor, no poder hacerlo; ahora celebra la suerte que han tenido todos y que este suceso haya terminado con final feliz.
“Gritos desgarradores”
También revela a EFE que nunca olvidará los gritos “desgarradores” de esa última niña, y cree que si no llega a ser porque la pequeña gritó, no se habrían dado cuenta de que estaba en el agua, pues las olas eran muy altas y la tapaban.
“En ese momento no piensas, actúas y ya está”, señala para advertir: “A todas las personas, escuchando gritos de niños, nos mueve algo dentro que nos da ese impulso para tomar esa decisión e intentar ayudarles”.
Álvarez agradece las muestras de cariño que ha recibido por parte de las familias de los menores rescatados, especialmente la madre de esta última niña, quien también fue trasladada al hospital tras el rescate y que no ha dejado de visitarle y agradecerle su acto de valentía.