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La superpotencia global es antiglobalizadora

OPINI脫N de Eduardo Madro帽al Pedraza

La globalizaci贸n -la formaci贸n de un mercado mundial, donde las econom铆as de todos los pa铆ses pasan a estar interrelacionadas, unidas y conectadas por m煤ltiples v铆nculos de dependencia- no es ni mucho menos un fen贸meno nuevo. Sin embargo, la posici贸n de la 煤nica superpotencia realmente existente, los Estados Unidos, ante la globalizaci贸n -que, como Marx y Lenin explicaron en su tiempo, es consustancial al mismo modo de producci贸n capitalista- ha variado tan dr谩sticamente como para pasar de ser su adalid como superpotencia en su apogeo a ser su atacante como superpotencia en su ocaso.




Estados Unidos, el principal enemigo de la globalizaci贸n

A finales de los 90, con la URSS felizmente colapsada y con Washington como 煤nica superpotencia, la administraci贸n Clinton y la de los Bush promovieron la globalizaci贸n como una forma de derribar las barreras arancelarias en el planeta, para hacer que el capital monopolista estadounidense -que en ese momento estaba en una fase expansiva y ebrio de 茅xito, proclamando el “Fin de la Historia” al haber ganado la Guerra Fr铆a- pudiera expandirse por el mundo y llegar a nuevos mercados, incluyendo a los pertenecientes a la 贸rbita de Mosc煤.

Para dificultar el crecimiento de China -su gran oponente geopol铆tico, y la principal amenaza a su hegemon铆a- y de otras potencias emergentes del Tercer Mundo, Washington ahora est谩 dispuesto a ralentizar el crecimiento mundial; con una guerra comercial y arancelaria contra China que Trump declar贸, pero que Biden en lo fundamental ha mantenido; con el boicot que Washington ha declarado contra Pek铆n en sectores estrat茅gicos de alta tecnolog铆a, como los semiconductores; con los vetos a los pa铆ses vasallos para que no se sumen -incluso que abandonen, como en el caso de Italia, que ya lo hab铆a acordado con China- a proyectos como el de la Nueva Ruta de la Seda.

Y, sobre todo, decidiendo revalorizar el d贸lar para imponer y mantener altos tipos de inter茅s no s贸lo para el pueblo de Estados Unidos, sino tambi茅n para las subordinadas econom铆as “aliadas”, y as铆 la burgues铆a monopolista estadounidense est谩 arrancando una inmensa cuota de tributos al conjunto del planeta; est谩 atacando el crecimiento de los pa铆ses en desarrollo del Tercer Mundo, y tambi茅n a sus pa铆ses dominados como los europeos.

Hoy, la declinante superpotencia estadounidense -impulsada por sus propios y ego铆stas intereses de supervivencia como tal- es la principal amenaza no s贸lo para la globalizaci贸n, sino tambi茅n para el crecimiento econ贸mico mundial.

Marx sobre la globalizaci贸n capitalista

A finales del siglo XIX, Marx ya analizaba el proceso de globalizaci贸n incipiente: “el descubrimiento de Am茅rica y la circunnavegaci贸n de 脕frica abrieron nuevos horizontes e imprimieron nuevo impulso a la burgues铆a. El mercado de China y de las Indias orientales, la colonizaci贸n de Am茅rica, el intercambio con las colonias, el incremento de los medios de cambio y de las mercader铆as en general, dieron al comercio, a la navegaci贸n, a la industria, un empuje jam谩s conocido, atizando con ello el elemento revolucionario que se escond铆a en el seno de la sociedad feudal en descomposici贸n”.

“La manufactura cedi贸 el puesto a la gran industria moderna, y la clase media industrial hubo de dejar paso a los magnates de la industria, jefes de grandes ej茅rcitos industriales, a los burgueses modernos. La gran industria cre贸 el mercado mundial, ya preparado por el descubrimiento de Am茅rica. El mercado mundial imprimi贸 un gigantesco impulso al comercio, a la navegaci贸n, a las comunicaciones por tierra”.

Lenin sobre la globalizaci贸n imperialista

Y a principios del siglo XX, Lenin ya analizaba que la llegada de la nueva y 煤ltima fase del capitalismo, el imperialismo o capitalismo monopolista hab铆a hecho que todos los pa铆ses del mundo sin excepci贸n entrasen a formar parte de una misma y sola cadena imperialista, de una misma red de operaciones del capital financiero a nivel global, de un conjunto de relaciones de alianzas y dependencias regidas ‘seg煤n el capital, seg煤n la fuerza’.

Lenin escribe: “Relaciones de esta clase entre grandes y peque帽os Estados han existido siempre, pero en la 茅poca del imperialismo capitalista se convierten en un sistema general, forman parte, como un elemento m谩s, del conjunto de relaciones que rigen el ‘reparto del mundo’, se convierten en eslabones de la cadena de operaciones del capital financiero mundial”.

Y a帽ade: “Los capitalistas no se reparten el mundo por su particular maldad, sino porque el grado de concentraci贸n alcanzado les obliga a seguir por ese camino para obtener beneficios; y se lo reparten ‘proporcionalmente al capital’, “proporcionalmente a la fuerza’, porque otro procedimiento de reparto es imposible en el sistema de la producci贸n mercantil y del capitalismo. Pero la fuerza var铆a de acuerdo al grado de desarrollo econ贸mico y pol铆tico. (…) se resuelven con los cambios de fuerzas. (…) ‘puramente’ econ贸micos o no econ贸micos (por ejemplo, militares)”.

Y destaca: “Desde el momento en que se habla de la pol铆tica colonial en la 茅poca del imperialismo capitalista, es necesario se帽alar que el capital financiero y la pol铆tica internacional que conforma -que se reduce a la lucha de las grandes potencias por el reparto econ贸mico y pol铆tico del mundo- dan lugar a diversas formas transitorias de dependencia estatal”.

Eduardo Madro帽al Pedraza

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