OPINIÓN de Teodoro Rentería Arróyave
Ante las derechas que sin pudor alguno, siempre ha calificado a los gobiernos todos de izquierda de dictaduras, cuando los grandes autócratas y los reyezuelos, que por cierto aún persisten con sus insultantes boato y suntuosidad de sus cortes y costos en contra de los pueblos, ahora los presidentes de izquierda de América Latina, reunidos en Chile, en torno a la conmemoración del 50 aniversario del golpe estado y asesinato del presidente mártir, Salvador Allende, les enmiendan la plana, al firmar su Declaración compromiso por y a favor de la democracia en la región y en el mundo.
Los presidentes de Chile, Gabriel Boric (d); Bolivia, Luis Arce (2-d); Colombia, Gustavo Petro (3-d); México, Andrés Manuel López Obrador (2-i): y Uruguay Luis Lacalle Pou (i), participan hoy en el acto ciudadano en conmemoración de los 50 años del Golpe de Estado contra el Gobierno democrático de Salvador Allende, en el Palacio de La Moneda en Santiago (Chile). EFE/ Elvis González
Los presidentes progresistas reafirmaron su compromiso con la democracia en América, nos informa de la siguiente manera REPORTEROSenespañol: Con el lema “Democracia Siempre”, el presidente de Chile, Gabriel Boric, conjuntamente con sus pares de Bolivia, Colombia, México y Uruguay, encabezó este lunes 11 de septiembre 2023 un acto en el palacio de La Moneda, bombardeado durante el golpe que derrocó al gobierno del socialista Salvador Allende hace cincuenta años, para reafirmar su ideología de países libres y en favor de los pueblos.
La democracia “es una construcción continua y el único camino para avanzar a una sociedad más justa y humana, entre la diversidad y entre quienes piensan distinto, con quienes podemos construir una sociedad mejor”, afirmó Boric en su discurso.
Entre quienes acudieron al acto que recordó el golpe encabezado por el general Augusto Pinochet, ese sí dictador y sátrapa, estaban los presidentes Luis Arce de Bolivia, Gustavo Petro de Colombia, Andrés Manuel López Obrador de México, Marcelo Rebelo de Sousa de Portugal y Luis Lacalle Pou de Uruguay.
También estuvieron los ex gobernantes de Colombia, Juan Manuel Santos, de España, Felipe González, y de Uruguay, José Mujica.
La conmemoración ha estado marcada por la persistente y fuerte polarización, agregaríamos de desvergüenzas, por las derechas que siguen “culpando a Allende por crear condiciones para el golpe e incluso defienden la dictadura de Pinochet -1973-1990-”, desde luego, evitan mencionar los crímenes atroces cometidos y que han sido denunciados a nivel global como un impúdico y criminal “asalto al poder con sus graves violaciones a los derechos humanos bajo ese régimen opresor”.
Nadie puede negar que la dictadura pinochetista dejó más de 40.000 víctimas -más de tres mil muertos y desaparecidos, y numerosos heridos, prisioneros y torturados-, aventó al exilio a miles de chilenos, descalabró la economía durante largos años y quebró la convivencia en la sociedad.
Boric dijo que “no es separable el golpe de lo que vino después”, al destacar la violación de los derechos humanos, y afirmar que “no importa el color del régimen que viole los derechos humanos, sea rojo, azul o negro: deben ser respetados siempre, y su vulneración condenada sin matiz alguno”.
Cuatro días antes de este aniversario, Boric y los expresidentes vivos Eduardo Frei Ruiz-Tagle, Ricardo Lagos, Michelle Bachelet y Sebastián Piñera, de distintas corrientes ideológicas, firmaron un documento titulado “Por la democracia, siempre”, reiterando su compromiso con la civilidad y el estado de derecho.
Cuando ese texto se presentó a las distintas formaciones políticas con representación parlamentaria, los partidos de izquierda y centroizquierda lo aceptaron, pero rehusaron suscribirlo, como es obvio, las formaciones de la derecha tradicional y el más nuevo Partido Republicano, considerado de extrema derecha.
En el acto a las puertas de La Moneda también habló la senadora socialista María Isabel Allende Bussi, hija del presidente que gobernó con la Unidad Popular -1970-1973-, quien narró su vivencia del fatídico 11 de septiembre junto a su padre.
“Recuerdo que mi padre ese día actuaba decidido, pero con serenidad. Sabíamos que no se iría del Palacio de La Moneda. No olvido su último abrazo, calidez, su amor infinito. Salvador Allende encarnó la esperanza”, dijo la senadora, y se quebró su voz.
La democracia es el sistema mejor o menos malo que se ha dado la humanidad, imperfecto sin duda, pero mientras no surja otro mejor, defendámoslo a favor de los pueblos y en contra de sus enemigos de la derecha y la ultraderecha.