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Siguiendo los pasos de Chimamanda Ngozi Adichie

20 a帽os despu茅s de la publicaci贸n de La flor p煤rpura, una generaci贸n de escritoras y escritores african0s ha seguido los pasos de la autora de Americanah

Por Simon Lewis

Hace veinte a帽os, en octubre de 2003, la autora nigeriana Chimamanda Ngozi Adichie, de 26 a帽os, irrumpi贸 en la escena editorial norteamericana con su primera novela, «La flor p煤rpura».




Desde entonces, la fama literaria de Adichie no ha hecho m谩s que crecer: ha publicado dos novelas m谩s y una colecci贸n de cuentos, mientras que dos de sus  charlas TED han obtenido decenas de millones de visitas. En septiembre de 2023, public贸 su primer libro para ni帽os, una alegre celebraci贸n del amor entre madre e hija, bajo el seud贸nimo de Nwa Grace-James.

Pero la publicaci贸n de «La flor p煤rpura» en octubre de 2003 no marc贸 s贸lo el comienzo de la brillante carrera de un solo autor. Tambi茅n abri贸 un camino para toda una nueva generaci贸n de novelistas africanos que hab铆an llegado a Estados Unidos como inmigrantes o estudiantes y que han aprovechado esa experiencia en sus escritos.




Las luchas de generaciones anteriores de autores africanos por conseguir publicaciones son casi legendarias. Con treinta a帽os de diferencia, Chinua Achebe y Tsitsi Dangarembga han descrito lo cerca que estuvieron de perderse sus manuscritos de “Todo se desmorona” (1958) y “Nervous Conditions” (1988). La 煤nica copia del manuscrito que tuvo Achebe fue un borrador escrito a mano. Lo envi贸 a una agencia de mecanograf铆a de Londres que casi lo descart贸 como una broma. El manuscrito de Dangarembga permaneci贸 sin leerse en el s贸tano de una editorial brit谩nica durante a帽os. S贸lo cuando la escritora pas贸 por las oficinas durante un viaje de trabajo a Londres los editores aceptaron leerlo.

Sin embargo, al asistir a programas estadounidenses de maestr铆a en bellas artes, Adichie y sus contempor谩neos pudieron acceder a las redes de agentes y descubrieron que los editores estadounidenses se apoderaban de sus trabajos.

Escritores nacidos en 脕frica que estudiaron en universidades estadounidenses (Teju Cole, Yaa Gyasi, Uzodinma Iweala, NoViolet Bulawayo y Akwaeke Emezi, por nombrar s贸lo algunos) han seguido los pasos de Adichie.

«La flor p煤rpura» ha sido para estos escritores lo que “Cien a帽os de soledad” (1967) de Gabriel Garc铆a M谩rquez fue para los aspirantes a escritores latinoamericanos durante el auge literario latinoamericano de las d茅cadas de 1960 y 1970 , y lo que “Midnight’s Children” de Salman Rushdie (1981) fue la proliferaci贸n de escritores indios en ingl茅s a partir de los a帽os 1980.

Si bien ser铆a tranquilizador pensar que la actual oleada de novelistas africanos representa un inter茅s estadounidense m谩s amplio por todo lo africano, el 茅xito de estas novelas tambi茅n puede tener que ver con el hecho de que muchas de ellas est谩n ambientadas en Estados Unidos.

El tema recurrente de la inmigraci贸n a Estados Unidos otorga a muchas de estas obras una relevancia directa –e instructiva– para los lectores estadounidenses. Como forasteros negros en Estados Unidos, los inmigrantes africanos tienen una visi贸n particularmente aguda de la forma en que la raza y el racismo afectan la vida diaria en este pa铆s. Una de las caracter铆sticas comunes de estas novelas es la forma en que exploran la tensi贸n de la solidaridad racial y el malentendido mutuo entre inmigrantes africanos y afroamericanos.

Cuando comenc茅 a ense帽ar literatura africana, a menudo ten铆a dificultades para encontrar libros impresos. Ahora mi problema es decidir a qui茅n dejar fuera de mi programa de estudios. Aqu铆 hay una lista muy breve de algunos de los libros que considerar铆a lecturas obligadas.

1. Chimamanda Ngozi Adichie, «Americanah» (2013)

Como sugiere su t铆tulo, la cuarta novela de Adichie, “Americanah”, es posiblemente la novela definitiva sobre la inmigraci贸n africana contempor谩nea a Estados Unidos.

Cuenta la historia de Ifemelu, una joven nigeriana que se queda m谩s all谩 de su visa de estudiante, y c贸mo negocia la nueva identidad negra que le impone el contundente instrumento de la construcci贸n racial estadounidense.


En un brillante movimiento metaficcional, Adichie hace que Ifemelu alcance fama en Internet escribiendo un blog dedicado a negros no estadounidenses: “Querido negro no estadounidense”, escribe Ifemelu, “cuando tomas la decisi贸n de venir a Estados Unidos, te vuelves negro. Deja de discutir. Deja de decir que soy jamaiquino o ghan茅s. A Estados Unidos no le importa. ¿Y qu茅 pasar铆a si no fueras «negro» en tu pa铆s? Est谩s en Estados Unidos ahora”.

La experiencia del racismo de Ifemelu le resulta a la vez dolorosa y desconcertante. Por un lado, su situaci贸n ilegal la hace vulnerable tanto psicol贸gica como f铆sicamente. Pero a veces el racismo estadounidense es casi c贸mico; Ifemelu no entiende por qu茅 una referencia inocente a comer sand铆a podr铆a malinterpretarse, por ejemplo, y est谩 totalmente desconcertada por el intento de un dependiente de evitar distinguir entre dos compradores por referencia a su color de piel.

2. Yaa Gyasi, “Volver a casa” (2016)

La primera novela del ghan茅s Yaa Gyasi toma la forma de una serie de historias h谩bilmente entrelazadas ambientadas a ambos lados del Atl谩ntico.

Comenzando con dos medias hermanas, Effia y Esi, en Gold Coast a mediados del siglo XVIII, las historias rastrean los dos grupos de descendientes de las hermanas a lo largo de seis generaciones posteriores en 脕frica Occidental y Estados Unidos. En las dos 煤ltimas historias nos encontramos la joven adolescente Marjorie, quien, como hija nacida en Estados Unidos de padres ghaneses, lucha por aceptar su identidad como una de los «negros no estadounidenses» de Ifemelu. Sus compa帽eros negros la condenan al ostracismo por «actuar como blanca», pero no puede disfrutar de una relaci贸n normal con un compa帽ero blanco. Uno de los 煤nicos profesores negros de su escuela secundaria le dice: “Ahora est谩s aqu铆 y aqu铆 el negro es negro”.






3. NoViolet Bulawayo, “Necesitamos nuevos nombres” (2013)

Cuando apareci贸 “Necesitamos nuevos nombres”, el novelista nigeriano Helon Habila acus贸 a NoViolet Bulawayo de vender “pornograf铆a de la pobreza” al complacer los estereotipos estadounidenses sobre 脕frica .

Sin embargo, para Darling, la protagonista adolescente de Bulawayo, es la cultura estadounidense la que es peligrosamente disfuncional y personalmente desconcertante. Darling encuentra la escuela secundaria estadounidense rid铆culamente f谩cil, est谩 horrorizada por la laxitud de la paternidad estadounidense y, en general, no le impresiona la plaga urbana que ve a su alrededor en la ciudad que ella llama Destroyed, Michigan.

Al final de la novela, su compatriota Tshaka Zulu, un enfermo mental, es asesinado a tiros por la polic铆a cuando no toma sus medicamentos y despotrica en su idioma natal. Se podr铆a pensar que un evento tan violento y tr谩gico ser铆a un factor importante en la trama. Lamentablemente, parece ejemplificar s贸lo otro peligro aleatorio –poco diferente de ser atropellado por un autom贸vil o atropellado por el c谩ncer– que tienen que soportar muchos africanos que llegan a Estados Unidos.

4. Uzodinma Iweala, “No hables” (2018)

Ni siquiera la riqueza y el estatus de clase ofrecen protecci贸n contra tales peligros.

En “No hables”, de Uzodinma Iweala, el personaje principal, Niru, es el hijo de padres nigerianos de alto rendimiento en la supuestamente cosmopolita Washington, DC. Las primeras tres cuartas partes del libro parecen estar explorando el dilema de Niru: c贸mo declararse gay ante sus padres conservadores.

Resulta que la homosexualidad de Niru (una caracter铆stica invisible, despu茅s de todo) no es el problema; su negrura es. Cuando se pelea afuera de un bar con su mejor amiga, Meredith, una compa帽era de clase blanca igualmente acomodada, bien conectada y de altos vuelos, alguien llama a la polic铆a. En el espacio de un p谩rrafo ha sucedido lo inevitable: se disparan. «Est谩s a salvo», le dice alguien a Meredith. «脡l no puede hacerte da帽o».





Por extraordinaria coincidencia, Adichie creci贸 en la misma casa en la que hab铆a vivido Chinua Achebe en el campus de la Universidad de Nigeria en Nsukka. Ella y los dem谩s escritores de su generaci贸n crecieron en la casa de ficci贸n que establecieron Achebe y su generaci贸n. Los escritores de esa generaci贸n anterior estaban preocupados por el despojo material y cultural del colonialismo. En palabras de Achebe, su tarea era hacer saber a sus lectores africanos “ d贸nde empez贸 a golpearlos la lluvia ”.

Los escritores africanos de hoy exigen la atenci贸n de los lectores haci茅ndoles saber que para los africanos y los afrodescendientes en Estados Unidos, aunque los vientos hayan cambiado, la tormenta est谩 lejos de terminar.

Sim贸n Lewis. Profesor de ingl茅s, College of Charleston
The Conversation

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