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Pequeña filosofía para no filósofos. Cualquiera está invitado

"Todos tenemos vena de filósofos; solo que en algunos se trata de un capilar en el dedo del pie, y en otros, de una arteria o de una variz. Así pues, la pregunta de si alguien es filósofo, o no, solo admite una respuesta cuantitativa". —Friedhelm Moser.




Si a algo invita el Día Mundial de la Filosofía, celebrado por la Unesco el tercer jueves de cada mes de noviembre, es a hacernos preguntas. Por ejemplo: si la filosofía reflexiona sobre cuestiones que afectan a cualquier persona, ¿por qué no cualquier persona se interesa por la filosofía? Seguramente, porque no todos los libros de filosofía son como Pequeña filosofía para no filósofos.

Con esta obra, el objetivo de Friedhelm Moser es devolver a la filosofía su función original:proveer al individuo de las herramientas de reflexión necesarias para  enfrentarse en mejores condiciones a las circunstancias del día a día. Hay dos sentidos del término “filosofía” que Moser rechaza: el comercial, como cuando se habla de la filosofía de una marca, y el de los departamentos universitarios de filosofía. Estos últimos, según Moser, se dedican a diseccionar “momias filosóficas”, a la “necrofilia académica”. La filosofía ha de ser una actividad viva, vivida, y su presencia no es mayor en una disertación doctoral que en un paseo por la ciudad.

UNA RUTA PARA TODOS POR LOS PRINCIPALES TEMAS DE LA FILOSOFÍA

Eso es lo que Friedhelm Moser nos propone en Pequeña historia de la filosofía: dar “una vuelta por algunos de los barrios más interesantes de la filosofía”. Tales barrios, en concreto, son veintiuno, y se trata de algunos de los temas que no solo han interesado más a los mejores filósofos, sino que afectan en mayor medida a cualquier persona: el yo, la verdad, el amor, la soledad, el trabajo, la libertad, la muerte…

Moser afirma que “la filosofía tiene mucho que ver con las derivas del pensamiento” y que “al filósofo le gustan los rodeos y los extravíos”. Así es el hilo de su pensamiento: digresivo, divertido, directo, coloquial. Empieza un capítulo con los pasteles de la tía Waltraud y termina en el idealismo alemán. En un párrafo se nos habla de Humphrey Bogart, y en la misma página leemos una estrofa de Horacio. Sin embargo, aunque advierta que el filósofo, “mientras pasea, suele olvidar a dónde quiere ir”, Moser nunca lo olvida, y el lector ve cómo sus meandros acaban siempre por desembocar en una mezcla estimulante de aprendizajes y preguntas.

LA DISPUTA ENTRE GUERRA Y PAZ ANTE EL TRIBUANAL DE LA FILOSOFÍA

Lamentablemente, si hay un tema examinado en el libro que nos resulte de completa actualidad, ese es el tema de la guerra. ¿Son todas las guerras abominables? ¿Hay guerras justas? ¿Las guerras contemporáneas son más nefastas que las antiguas? ¿Llegará un día en que las guerras quedarán recluidas a las películas, los documentales y los libros de historia?

Moser reconoce que su visión sobre la guerra ha cambiado. Cuando era joven, su postura era visceral: “Nunca más una guerra, nunca, nunca”. No importa cuál sea el contexto o las razones de por medio; nada justifica los montones de cadáveres. Es por eso que, cuando le tocó realizar el servicio militar, ejerció su derecho a objeción de conciencia. Sin embargo, alcanzada la madurez, una actitud tan radical le parece poco filosófica, y reconoce que la cuestión, como todas las importantes, es angulosa.

Esos múltiples ángulos, en lugar de mostrarlos con largos párrafos sólidamente argumentados, Moser los expresa de una manera mucho más directa y entretenida: teatralmente, haciendo que guerra y paz se enfrenten ante el tribunal de la filosofía. Cada cual esgrime argumentos a su favor, entre acotaciones que las representan con enorme viveza, aunque el diálogo termina de una forma muy poco platónica: la guerra, en el extremo de la cólera, estrangula la paz. Es su segunda víctima, ya que, como recuerda el autor, “la primera víctima de toda guerra es la verdad”, otro de los conceptos a los que dedica un capítulo.

EL AUTOR:

Friedhelm Moser (1954-1999) se licenció en Filosofía Antigua y Filosofía y ejerció durante trece años como profesor de filosofía. Al cabo de esta experiencia docente se dedicó por completo a la escritura. Entre sus títulos de mayor popularidad en Alemania cabe destacar Der philosophische Flohmarkt (El mercadillo filosófico) y Alles am Weibe ist ein Rätsel (Todo en la mujer es un misterio).

Herder Editorial
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