OPINI脫N de Eduardo Madro帽al
“Todos los hombres han de morir, pero la muerte puede tener distintos significados. El antiguo escritor chino Sima Chien dec铆a: Aunque la muerte llega a todos, puede tener m谩s peso que el monte Taishan o menos que una pluma. Morir por los intereses del pueblo tiene m谩s peso que el monte Taishan; servir a los fascistas y morir por los que explotan y oprimen al pueblo tiene menos peso que una pluma.” Mao Zedong.
Henry Kissinger, secretario de Estado y “cerebro estrat茅gico” de las administraciones de Nixon y Ford, art铆fice de golpes de Estado y dictaduras sangrientas de toda Iberoam茅rica, impulsor de la escalada b茅lica en Vietnam y planificador de incontables intervenciones y reconducciones hegemonistas por todo el globo -incluyendo la transici贸n espa帽ola- ha muerto a los 100 a帽os.
Durante la larga vida de Kissinger hemos sufrido el nacimiento, el ascenso y el apogeo de la superpotencia estadounidense tras el fin de la Guerra Fr铆a, pero tambi茅n disfrutamos de su actual decadencia y ocaso imperial, a manos de la creciente lucha de los pa铆ses y pueblos del mundo. Su largu铆sima vida, en la plenitud de sus facultades mentales, le ha permitido ser testigo activo de c贸mo la lucha creciente de los pa铆ses y los pueblos del mundo ha golpeado y erosionado de tal manera el poder de la superpotencia estadounidense, que la ha conducido a un irreversible ocaso imperial.
No el 煤nico, pero el hegem贸nico
En la hiriente actualidad de nuestro planeta hay genocidas y criminales de guerra como Putin y Netanyahu, pero Kissinger -Premio Nobel de la Paz en 1973- encarna al experto m谩ximo de la pol铆tica de dominio mundial de Estados Unidos en la segunda mitad del siglo XX. Decenas de a帽os en los que, en una Guerra Fr铆a, la superpotencia estadounidense, junto a la otra entonces -la URSS-, practic贸 la guerra, la expansi贸n, la intervenci贸n y la extorsi贸n por los cinco continentes-, en las que Kissinger jug贸 un papel dirigente.
Una extensa y sangrienta hoja de servicios
Fichado como consejero de Seguridad Nacional primero y luego como secretario de Estado de Richard Nixon, Kissinger se convierte en el estratega jefe de la superpotencia estadounidense, quedando las decisiones referentes al 谩mbito de la defensa y la alta pol铆tica internacional. La direcci贸n de Kissinger es esencial para entender todos los movimientos estrat茅gicos de EEUU contra la URSS a finales de los 60 y durante toda la d茅cada de los 70, incluyendo las guerras de Vietnam, Camboya y Laos, el decidido apoyo a Israel en la Guerra del Yom Kippur en 1973, y el apoyo a Pakist谩n contra India en la guerra de 1971.
Kissinger promociona la Operaci贸n C贸ndor, la academia de militares golpistas, torturadores y genocidas conocida como Escuela de las Am茅ricas, y toda la ola de golpes y dictaduras militares de Iberoam茅rica, especialmente en Chile, Argentina, Brasil, Uruguay y Paraguay, que dejaron decenas de miles de muertos, torturados, detenidos y desaparecidos. Como ya revelan con todo lujo de detalles los papeles desclasificados por Washington, el siniestro art铆fice era Kissinger.
Tambi茅n en Espa帽a
Tambi茅n la Transici贸n espa帽ola estuvo trufada con la intensa intervenci贸n clave, con Kissinger como secretario de Estado, de EEUU y sus intereses de reforzar el “vientre blando de Europa” -reconvirtiendo las dictaduras de Grecia, Portugal y Espa帽a -crecientemente detestadas y contestadas por la lucha popular y susceptibles de ser focos de inestabilidad, con peligro de que se colara la intervenci贸n sovi茅tica- en “democracias” homologables por Washington, para que se pudieran integrar en la OTAN y la Comunidad Econ贸mica Europea; que fue la ocultada fuerza motriz de la Transici贸n espa帽ola.
Recordemos que el magnicidio el almirante Carrero Blanco -a manos de ETA, con un t煤nel lleno de explosivos, en una calle, Claudio Coello, situada a apenas 100 metros de la embajada de EEUU- tuvo lugar apenas unas horas despu茅s de la tormentosa reuni贸n del delf铆n franquista con Kissinger, en la que Carrero se neg贸 a seguir los planes del estadounidense, asegur谩ndole que el r茅gimen fascista continuar铆a muchos m谩s a帽os.
Participando en los cr铆menes hasta el final
A pesar de su avanzada edad, Henry Kissinger nunca dej贸 de estar en activo, como asesor de casi todos los 煤ltimos presidentes de EEUU. Tras los atentados del 11 de septiembre de 2001, el entonces presidente George W. Bush le eligi贸 para encabezar un comit茅 investigador. Y hace apenas unos meses hab铆a testificado ante un comit茅 del Senado sobre la amenaza nuclear de Corea del Norte.
Pero Henry Kissinger ha podido vivir para ver c贸mo la hegemon铆a estadounidense, a la que consagr贸 su alma y su vida, est谩 en un momento de irreversible decadencia. Ha podido vivir para ver que la superpotencia estadounidense, con toda su incomparable superioridad militar, ha sido derrotada en Irak y en Afganist谩n. Ha podido vivir para ver el poder de Washington golpeado sin cesar por la lucha de los pa铆ses y pueblos del mundo. Ha podido ver como el orden mundial unipolar salido de la Guerra Fr铆a se agosta sin remedio, al mismo tiempo que surge un nuevo orden mundial multipolar donde la hegemon铆a de EEUU va hacia su ocaso.
Kissinger ha podido vivir suficiente para contemplar c贸mo hoy en Iberoam茅rica no mandan los Pinochet que 茅l cre贸, sino los Allende que mand贸 asesinar. Es l贸gico lamentar que, este genocida de larga data, haya muerto sin ser juzgado por sus cr铆menes, porque el coraz贸n duele. Pero reconforta que su tan longeva existencia consciente le haya permitido percibir, en sus momentos finales, el acentuado ocaso imperial. Es toda una alegr铆a.
Eduardo Madro帽al Pedraza
“Todos los hombres han de morir, pero la muerte puede tener distintos significados. El antiguo escritor chino Sima Chien dec铆a: Aunque la muerte llega a todos, puede tener m谩s peso que el monte Taishan o menos que una pluma. Morir por los intereses del pueblo tiene m谩s peso que el monte Taishan; servir a los fascistas y morir por los que explotan y oprimen al pueblo tiene menos peso que una pluma.” Mao Zedong.
Henry Kissinger, secretario de Estado y “cerebro estrat茅gico” de las administraciones de Nixon y Ford, art铆fice de golpes de Estado y dictaduras sangrientas de toda Iberoam茅rica, impulsor de la escalada b茅lica en Vietnam y planificador de incontables intervenciones y reconducciones hegemonistas por todo el globo -incluyendo la transici贸n espa帽ola- ha muerto a los 100 a帽os.
Durante la larga vida de Kissinger hemos sufrido el nacimiento, el ascenso y el apogeo de la superpotencia estadounidense tras el fin de la Guerra Fr铆a, pero tambi茅n disfrutamos de su actual decadencia y ocaso imperial, a manos de la creciente lucha de los pa铆ses y pueblos del mundo. Su largu铆sima vida, en la plenitud de sus facultades mentales, le ha permitido ser testigo activo de c贸mo la lucha creciente de los pa铆ses y los pueblos del mundo ha golpeado y erosionado de tal manera el poder de la superpotencia estadounidense, que la ha conducido a un irreversible ocaso imperial.
No el 煤nico, pero el hegem贸nico
En la hiriente actualidad de nuestro planeta hay genocidas y criminales de guerra como Putin y Netanyahu, pero Kissinger -Premio Nobel de la Paz en 1973- encarna al experto m谩ximo de la pol铆tica de dominio mundial de Estados Unidos en la segunda mitad del siglo XX. Decenas de a帽os en los que, en una Guerra Fr铆a, la superpotencia estadounidense, junto a la otra entonces -la URSS-, practic贸 la guerra, la expansi贸n, la intervenci贸n y la extorsi贸n por los cinco continentes-, en las que Kissinger jug贸 un papel dirigente.
Una extensa y sangrienta hoja de servicios
Fichado como consejero de Seguridad Nacional primero y luego como secretario de Estado de Richard Nixon, Kissinger se convierte en el estratega jefe de la superpotencia estadounidense, quedando las decisiones referentes al 谩mbito de la defensa y la alta pol铆tica internacional. La direcci贸n de Kissinger es esencial para entender todos los movimientos estrat茅gicos de EEUU contra la URSS a finales de los 60 y durante toda la d茅cada de los 70, incluyendo las guerras de Vietnam, Camboya y Laos, el decidido apoyo a Israel en la Guerra del Yom Kippur en 1973, y el apoyo a Pakist谩n contra India en la guerra de 1971.
Kissinger promociona la Operaci贸n C贸ndor, la academia de militares golpistas, torturadores y genocidas conocida como Escuela de las Am茅ricas, y toda la ola de golpes y dictaduras militares de Iberoam茅rica, especialmente en Chile, Argentina, Brasil, Uruguay y Paraguay, que dejaron decenas de miles de muertos, torturados, detenidos y desaparecidos. Como ya revelan con todo lujo de detalles los papeles desclasificados por Washington, el siniestro art铆fice era Kissinger.
Tambi茅n en Espa帽a
Tambi茅n la Transici贸n espa帽ola estuvo trufada con la intensa intervenci贸n clave, con Kissinger como secretario de Estado, de EEUU y sus intereses de reforzar el “vientre blando de Europa” -reconvirtiendo las dictaduras de Grecia, Portugal y Espa帽a -crecientemente detestadas y contestadas por la lucha popular y susceptibles de ser focos de inestabilidad, con peligro de que se colara la intervenci贸n sovi茅tica- en “democracias” homologables por Washington, para que se pudieran integrar en la OTAN y la Comunidad Econ贸mica Europea; que fue la ocultada fuerza motriz de la Transici贸n espa帽ola.
Recordemos que el magnicidio el almirante Carrero Blanco -a manos de ETA, con un t煤nel lleno de explosivos, en una calle, Claudio Coello, situada a apenas 100 metros de la embajada de EEUU- tuvo lugar apenas unas horas despu茅s de la tormentosa reuni贸n del delf铆n franquista con Kissinger, en la que Carrero se neg贸 a seguir los planes del estadounidense, asegur谩ndole que el r茅gimen fascista continuar铆a muchos m谩s a帽os.
Participando en los cr铆menes hasta el final
A pesar de su avanzada edad, Henry Kissinger nunca dej贸 de estar en activo, como asesor de casi todos los 煤ltimos presidentes de EEUU. Tras los atentados del 11 de septiembre de 2001, el entonces presidente George W. Bush le eligi贸 para encabezar un comit茅 investigador. Y hace apenas unos meses hab铆a testificado ante un comit茅 del Senado sobre la amenaza nuclear de Corea del Norte.
Pero Henry Kissinger ha podido vivir para ver c贸mo la hegemon铆a estadounidense, a la que consagr贸 su alma y su vida, est谩 en un momento de irreversible decadencia. Ha podido vivir para ver que la superpotencia estadounidense, con toda su incomparable superioridad militar, ha sido derrotada en Irak y en Afganist谩n. Ha podido vivir para ver el poder de Washington golpeado sin cesar por la lucha de los pa铆ses y pueblos del mundo. Ha podido ver como el orden mundial unipolar salido de la Guerra Fr铆a se agosta sin remedio, al mismo tiempo que surge un nuevo orden mundial multipolar donde la hegemon铆a de EEUU va hacia su ocaso.
Kissinger ha podido vivir suficiente para contemplar c贸mo hoy en Iberoam茅rica no mandan los Pinochet que 茅l cre贸, sino los Allende que mand贸 asesinar. Es l贸gico lamentar que, este genocida de larga data, haya muerto sin ser juzgado por sus cr铆menes, porque el coraz贸n duele. Pero reconforta que su tan longeva existencia consciente le haya permitido percibir, en sus momentos finales, el acentuado ocaso imperial. Es toda una alegr铆a.
Eduardo Madro帽al Pedraza