Atlas
Jesús López-Terradas es el encargado de que nada falle para que podamos comernos las uvas de la suerte
La verdadera despedida del año será mañana día 31 de diciembre y como es tradición, en los días previos se revisa el funcionamiento del reloj de la madrileña Puerta del Sol para que nada falle a la hora de tomar las uvas. Porque decenas de millones de españoles dependen de este centenario reloj que, sin embargo, está a la última en tecnología. Jesús López-Terradas es el relojero de Sol y asegura que trabajan durante “todo el año para que no haya ningún fallo". El maestro relojero ya ha puesto a punto la maquinaria del emblemático mecanismo. Quitan el retén cuando faltan 28 segundos, accionan una palanca y la bola cae por su propio peso. El mantenimiento es minucioso para un engranaje casi perfecto. Una maquinaria con más de 150 años de vida que nos otorga a los demás vivir con ilusión el paso al nuevo año.