Por Jorge Majfud
I. 1836. Al fin, libres del yugo mexicano
New Bern, Carolina del Norte. 13 de mayo de 1836—En su primera p谩gina, el semanario Newbern Spectator and Political Register informa sobre los hechos conocidos por entonces, que condujeron a la rebeli贸n en Texas: “Los colonos anglosajones no solo fueron autorizados a tomar grandes porciones de tierra, sino que adem谩s fueron autorizados a llevar todos los art铆culos necesarios para la producci贸n… As铆, importaron armas, municiones y esclavos, aunque estos hab铆an sido prohibidos por la constituci贸n y las leyes del Estado y del Gobierno nacional de M茅xico… El gobierno de Estados Unidos hizo una oferta para comprar Texas, la cual fue rechazada por el gobierno de M茅xico… Entonces, los colonos comprendieron que la opci贸n era hacerse fuertes hasta lograr separarse de aquel pa铆s y as铆 poder perpetuar la esclavitud. Por esta raz贸n se aceler贸 el proceso de inmigraci贸n de americanos sure帽os, aun a pesar de una prohibici贸n de la ley mexicana que hab铆a decidido suspender su ofrecimiento”.
Dos notas aclaratorias al pie mencionan, con algunos errores, que 1:“Hace un a帽o se distribuy贸 un panfleto aclarando que ‘en Texas los habitantes son libres y est谩n satisfechos de su condici贸n y no desean m谩s. Texas es una rep煤blica libre, tanto como lo es Estados Unidos. La gente elige y decide sus propias leyes’”. El Arkansas Gazette, en 1830 hab铆a publicado que, pese a que la tierra produce y est谩n exentos de pagar impuestos, “los colonos estadounidenses en Texas pronto se liberar谩n del yugo del gobierno mexicano, lo cual, sin dudas, har谩n tan pronto como encuentren una buena excusa para hacerlo”. 2:“Los habitantes de M茅xico, casi sin excepci贸n, est谩n en contra de la esclavitud. El r茅gimen ha sido abolido en todo el territorio, a excepci贸n de Texas, desde que se aprob贸 la Constituci贸n de 1824… A帽os m谩s tarde, representantes de los colonos de Texas fueron enviados al Congreso para explicar que los esclavos, personas extremadamente ignorantes, no pod铆an ser puestos en libertad”.
En 1830, la Ley de remoci贸n de indios (aprobada en Washington de forma unilateral y violando todos los tratados anteriores) hizo posible la aceleraci贸n del despojo de los vastos territorios indios. En su cuarto mensaje anual del 4 de diciembre de 1832, el presidente Andrew Jackson lo reconoci贸 en un discurso triunfal ante el Congreso y explic贸 las razones: “Sin duda, el inter茅s de la Rep煤blica es que las nuevas tierras sean ocupadas lo antes posible. La riqueza y la fuerza de un pa铆s radica en su poblaci贸n, y la mejor parte de esa poblaci贸n son los granjeros. Los agricultores independientes son, en todas partes, la base de la sociedad y son los verdaderos amigos de la libertad… Los indios fueron completamente derrotados y la banda de descontentos fue expulsada o destruida… Aunque debimos actuar con dureza, fue algo necesario; nos agredieron sin que nosotros los provoc谩semos, y esperamos que hayan aprendido para siempre la saludable lecci贸n”.
Con el despojo de los territorios indios no s贸lo se hinch贸 las arcas del Tesoro en Washington, sino que se hizo posible la expansi贸n de la esclavitud hacia el oeste, “instituci贸n peculiar” a la que los salvajes no eran afines. Ahora le toca a M茅xico. De paso, los nuevos territorios indios hab铆an servido para expandir la esclavitud de los africanos y sus descendientes, los trabajadores m谩s productivos de los agricultores independientes y amigos de la libertad. Por las mismas razones, por los mismos m茅todos y por los mismos resultados ahora, seis a帽os despu茅s, se repite la misma historia sobre territorio mexicano.
El abogado de Tennessee, George Childress, es el encargado de redactar la Constituci贸n del nuevo pa铆s. Como miles de otros anglos, el 13 de diciembre de 1835 Childress hab铆a cruzado la frontera de forma ilegal, seg煤n el reciente tratado de 1830. La convenci贸n constitucional, formada en su mayor铆a por inmigrantes ilegales llegados a M茅xico en los 煤ltimos dos a帽os, aprueba el borrador el 2 de marzo y el 16 la constituci贸n es ratificada. La esclavitud, sagrada instituci贸n del orden y la civilizaci贸n y raz贸n central para la “lucha por la libertad”, ahora est谩 garantizada por la carta fundadora de la nueva rep煤blica. En la secci贸n General Provision, Secci贸n 9, la primera constituci贸n de Texas salda la vieja discusi贸n: “El Congreso no podr谩 aprobar ninguna ley que proh铆ba a los inmigrantes de los Estados Unidos de Am茅rica traer consigo a sus esclavos a la Rep煤blica y mantenerlos bajo las mismas condiciones en las que se encontraban retenidos en los Estados Unidos; El Congreso tampoco podr谩 emancipar esclavos; Tampoco se permitir谩 a ning煤n esclavista emancipar a su esclavo o esclavos, sin el consentimiento del Congreso, a menos que env铆e a su esclavo o sus esclavos fuera de los l铆mites de la Rep煤blica. A ninguna persona libre afrodescendiente, total o parcialmente, se le permitir谩 residir de forma permanente en la Rep煤blica sin el consentimiento del Congreso”.
El 22 de octubre, en su discurso inaugural como primer presidente de la Rep煤blica de Texas, Sam Houston volver谩 a la tradici贸n de negar la realidad con la fuerza fan谩tica y arrolladora de la ficci贸n pol铆tica que se repetir谩 por los pr贸ximos doscientos a帽os: “Nuestros enemigos se han opuesto a todos los principios de la guerra civilizada: la mala fe, la inhumanidad y la devastaci贸n marcaron su camino de invasi贸n. Nosotros 茅ramos pocos, luchando por la libertad; ellos eran miles, bien equipados y aprovisionados, procurando encadenarnos o expulsarnos de nuestras tierras. Sus crueldades han provocado la denuncia universal de la cristiandad”.
Por fin la gente decente obtiene la libertad de esclavizar a las razas inferiores y quedarse sin condiciones con las tierras regaladas. En 1845 Texas se unir谩 a Estados Unidos doblando el brazo del Congreso en Washington a favor de los proesclavistas. Cuando veinte a帽os m谩s tarde los esclavistas pierden la guerra pol铆tica y cultural, Texas y otros estados del Sur declarar谩n su independencia de Estados Unidos y la defender谩n con una sangrienta guerra civil. Siempre por las mismas razones.
Childress no tendr谩 tanto 茅xito como abogado. Cinco a帽os despu茅s, acosado por un magro ingreso y por sus propias ideas sobre el fracaso, se suicidar谩 cort谩ndose las tripas con un cuchillo. Al menos no muri贸 de diarrea, como los presidentes estadounidenses que tomar谩n medio M茅xico unos a帽os despu茅s.
Del libro La frontera salvaje. 200 a帽os de fanatismo anglosaj贸n en Am茅rica Latina.
II
1837. En realidad, fuimos atacados primero
Washington DC. 19 de enero de 1837—A dos meses de dejar la Casa Blanca, el presidente Andrew Jackson resuelve:“La seguridad de nuestra naci贸n es la ley suprema. Si Gran Breta帽a alcanza un acuerdo con los tejanos, como parece de sus negociaciones, entonces estaremos expuestos a sus intrigas diplom谩ticas. Traer谩n sus ej茅rcitos y comenzar谩n a incitar a los negros en nuestra contra y luego a los indios para que se rebelen. Todo lo que nos costar谩 r铆os de sangre y cientos de millones de d贸lares. Texas debe ser nuestra por razones de seguridad nacional. Debemos tomarla por las buenas, si podemos, o por las malas si es necesario”.
Hasta entrado el siglo XXI, los historiadores patriotas no aceptar谩n que la disputa por la esclavitud pudiese ser un factor determinante en la independencia de Texas. La base del 茅xito, de la prosperidad y de casi toda la econom铆a de Texas tiene un nombre: esclavitud, explotaci贸n salvaje del pr贸jimo. Pero este es un detalle, como que la lluvia moja y la muerte mata. Seg煤n estos historiadores de radio y televisi贸n, la raz贸n es cultural: la nueva cultura anglosajona de los inmigrantes y la cultura anterior de los mexicanos no pueden convivir juntas como el aceite y el agua no se mezclan, como la raza anglosajona no se puede mezclar con ninguna otra inferior. Si por razones del bajo instinto se mezclan, el producto queda sometido a esclavitud. La independencia de Texas es otro frente de la lucha por la libertad del pa铆s de Jefferson y de Jackson. Libertad de oprimir, libertad de esclavizar a otros, libertad de tomar tierra f茅rtil, libertad de extraditar a los nativos, a los indeseados, a los feos.
Desde Texas hasta California, el cowboy se convierte en s铆mbolo de la libertad y representaci贸n viva del verdadero americano. As铆 lo creer谩n los estadounidenses y as铆 lo ver谩 el resto del mundo. Las novelas y las pel铆culas terminar谩n por completar este personaje de ficci贸n cien a帽os despu茅s. Clint Eastwood le volar谩 el sombrero de un hombre malo con un solo disparo, mientras escupe a un costado o enciende por cent茅sima vez su cigarro y mira al horizonte con su cara sin afeitar y una calma que nadie ha visto por estas tierras.[1] Pero el cowboy no es otro que el inmigrante anglo que, al cruzar la frontera mexicana en busca del sue帽o americano, adopta muchas de las tradiciones de ese pa铆s. M茅xico se le filtra en el acento del ingl茅s que habla, en los pantalones que usa, en el rev贸lver, en el sombrero, en toda la cultura del ranchero mexicano que ni los colonos ni los Padres fundadores de Estados Unidos hubiesen reconocido como propia. El cowboy es el ranchero mejicano expulsado de sus tierras por no aceptar las leyes esclavistas que tra铆a su invitado del norte. Es el inmigrante ilegal de cara p谩lida y con la mirada firme de quienes se creen los elegidos de Dios. Es el hijo blanco de la mexicana india o criolla, el hijo de ojos claros que habla ingl茅s y que se averg眉enza de su madre y la expulsa de su propia tierra.
El 21 abril de 1936, las fuerzas de Samuel Houston hab铆an logrado un triunfo decisivo en la Batalla de San Jacinto. El ej茅rcito mexicano hab铆a sido sorprendido pasada las cuatro de la tarde en medio de la siesta. El asalto dur贸 18 minutos y los vencidos fueron linchados, degollados o ejecutados mientras gritaban “me [yo] no 脕lamo”. Pocos lograron escapar. Los muertos son m谩s de seiscientos mexicanos y solo nueve estadounidenses. Pocos se salvaron de la matanza por su utilidad, como el general Santa Anna, presidente actuante de M茅xico. Una victoria aplastante y decisiva para la toma de Texas.
Sin embargo, la batalla elevada a categor铆a de mito no ser谩 esta sino la que tuvo lugar un mes antes en la misi贸n de El 脕lamo. En esta batalla murieron doscientos estadounidenses y quinientos mexicanos, pero las enciclopedias destacar谩n la brutalidad de las fuerzas mexicanas y el deseo de justicia de las fuerzas ocupantes que justificar谩n la matanza de mexicanos en San Jacinto. Todos los pa铆ses necesitan tragedias nacionales y victorias exageradas, pero Estados Unidos necesita una larga serie con el mismo tema: luchamos por la libertad, fuimos atacados primero y nos defendimos. “Recuerda El 脕lamo” ser谩 el leitmotiv central de una larga serie que continuar谩 con muchos otros emotivos llamados a la memoria, como el “Recuerda el Maine” (1898) o “Nunca olvidaremos” (2001).
Miles de art铆culos y libros se escribir谩n sobre la heroica defensa de El 脕lamo, una m谩s fant谩stica y conveniente que la otra. En 1960 se estrenar谩 la pel铆cula The Alamo. Seg煤n esta mitolog铆a, los heroicos cowboys que luchaban por la libertad hab铆an sido masacrados por las fuerzas mexicanas. De la lucha por la esclavitud, ni una palabra. El celebrado m煤sico y actor Samuel George Davis Jr. le solicitar谩 a John Wayne el papel de un esclavo en la pel铆cula, pero los productores se opondr谩n porque Davis Jr. estaba de novio con la sueca May Britt, una actriz blanca con la que se cas贸 dos d铆as despu茅s de las elecciones de 1960.[2] El productor y director de El Alamo, John Wayne, 铆cono del cine americano y conocido por su desprecio por los negros, “irresponsible people”, en una entrevista publicada por la revista People en mayo de 1971 afirmar谩 que las reservas de indios en Estados Unidos ser谩n un vicio socialista. Nadie es responsable de lo que ocurri贸 en el pasado, dir谩, cuando “hab铆a mucha gente que necesitaba tierras y los indios quer铆an quedarse con ellas de una forma ego铆sta”.
Quinientos mexicanos y doscientos estadounidenses murieron en la batalla de El 脕lamo, en la cual los anglos luchaban por reinstaurar la esclavitud en suelo mexicano y los mexicanos por recuperar su territorio. Pero un siglo despu茅s los espectadores en las nuevas salas con aire acondicionado se convencer谩n de que en El 脕lamo los h茅roes fueron masacrados por los salvajes mexicanos y que la independencia de Texas fue por la libertad del pueblo tejano y contra la corrupci贸n de los d茅spotas invasores de piel oscura. Esta amable ficci贸n ser谩 casi todo lo que las generaciones siguientes creer谩n saber y repetir谩n con el mismo fanatismo de quienes vivieron los hechos.
Del libro La frontera salvaje. 200 a帽os de fanatismo anglosaj贸n en Am茅rica Latina.
[1] Por si fuese poco, la pel铆cula ic贸nica que elevar谩 a Eastwood y Lee Van Cleef a categor铆a de iconos estadounidenses, ser谩 Il buono, il brutto, il cattivo (The good, the bad the ugly). La pel铆cula m谩s americana del lejano Oeste ser谩 dirigida por el italiano Sergio Leone (incapaz de hablar m谩s de cuatro palabras en ingl茅s), el escenario ser谩 Italia y Espa帽a y la m煤sica, la m谩s reconocida del g茅nero Western, ser谩 creada por otro italiano, Ennio Morricone.
[2] Algunos 铆ntimos asegurar谩n que John Kennedy le hab铆a pedido a Sammy Davis postergar su casamiento hasta despu茅s de las elecciones. En 1960 el matrimonio interracial ser谩 ilegal en la mayor铆a de los estados del pa铆s.