Las deficiencias en la actual legislación de la UE han permitido que, tal y como muestran los resultados de la Iniciativa Europea de Biomonitorización Humana (HBM4EU), todos los europeos podamos tener en nuestros cuerpos una larga lista de sustancias tóxicas que pueden comprometer nuestra salud.
Tras la pandemia, la Comisión Europea se comprometió formalmente, dentro de las iniciativas del Pacto Verde, a mejorar la normativa para que dejase de ser un coladero.
Se anunció, por ejemplo, una reforma del famoso reglamento REACH, la principal norma que se ocupa del tema, y también se acordó promover una importante reducción en el uso de pesticidas en el continente.
Sin embargo, con la coartada de la crisis por la guerra en Ucrania, la poderosa industria química europea presionó fuertemente y la Comisión ha dejado sus promesas en vía muerta.
Algo que, si no se rectifica, puede llevar a que los europeos nos sigamos viendo expuestos a un relevante nivel de contaminación química por mucho tiempo.
Salud de los niños
Pero no todos los europeos lo sufrirán de igual manera. Hay unos europeos que lo sufrirán con más intensidad, por ser más vulnerables a los efectos de los contaminantes químicos: los niños.
Un reciente informe de Child Rights International Network (CRIN) denuncia que el retroceso en el control de las sustancias tóxicas en la UE amenaza el derecho a la salud de millones de niños.
Esta organización de defensa de los derechos de los niños comenta en su informe que, mientras una serie de deficiencias normativas sigan sin ser corregidas, "los niños están pagando el precio, en perjuicio de su salud y del medio ambiente, suponiendo una clara negación de sus derechos".
Destaca CRIN que los tóxicos ambientales no afectan de igual manera a los adultos que a los más pequeños. En el cuerpo de estos últimos, por una serie de razones, tienden a ingresar y acumularse mayores cantidades de contaminantes; y no sólo eso, sino que, al estar en desarrollo, son más vulnerables ante sus efectos.
Buena parte de las consecuencias adversas que los contaminantes químicos producen, de los más importantes y profundos, pueden generarse, precisamente, en las primeras etapas de la vida.
El informe de CRIN cita investigaciones científicas que han asociado la exposición a sustancias tóxicas en esas etapas tempranas con efectos tales como incremento de riesgo de cánceres infantiles, pérdida de coeficiente intelectual, asma, diabetes, obesidad, etc.
Sustancias tóxicas en juguetes, pañales o productos de aseo
El informe detalla cómo los fallos existentes en la legislación europea están permitiendo la presencia de sustancias tóxicas preocupantes en productos infantiles como juguetes, pañales o productos de aseo.
Denuncia, por ejemplo, importantes deficiencias en la normativa de juguetes y pasa revista a diferentes informes que revelan la presencia de tóxicos en esos y otros artículos destinados a los niños.
Según el documento, basándose en informe como los de la agencia oficial francesa ANSES, ni los pañales para bebés se libran de poder contener sustancias muy peligrosas como el formaldehido, los hidrocarburos aromáticos policíclicos o las dioxinas.
Otro aspecto que destaca CRIN es la “exposición diaria y continua de los niños a pesticidas peligrosos en la UE”.
Para CRIN, “tal y como están las cosas, los niños viven en un entorno legal que está fallando para protegerlos”.
Por eso, esta organización insiste en que "la defensa de los niños debe ser lo primero, y anteponerse, como un interés superior, a la hora de acometer la necesaria mejora de la legislación sobre sustancias químicas de la UE".
(*) Carlos de Prada es periodista ambiental. Premio Global 500 de la ONU. Premio Nacional de Medio Ambiente. Director de la iniciativa Hogar sin Tóxicos.
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