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Pensar (y actuar) frente a Milei

OPINI脫N de Daniel Campione*




Con algo m谩s de dos meses en el gobierno, el actual presidente ha demostrado que no se ci帽e a los par谩metros habituales de una gesti贸n gubernativa. Lo que no quita que no sea un mero exc茅ntrico ni un “lobo solitario”, sino un impulsor de intereses y lineamientos pol铆tico-econ贸micos muy concretos.

Ya es hora de abandonar la espera de que Javier Milei se comporte como un pol铆tico m谩s o menos tradicional. Cuando el actual presidente de Argentina era s贸lo el mandatario electo, abundaron las especulaciones period铆sticas acerca de que el candidato triunfante abandonar铆a m谩s bien r谩pido el discurso y las actitudes propias de la campa帽a electoral, una instancia en la que menospreciar o incluso enlodar a los adversarios es un recurso m谩s que habitual. El socorrido “Teorema de Baglini” sali贸 a relucir.

Seg煤n esas suposiciones sus actitudes incendiarias ceder铆an el lugar a un tono m谩s reposado y sus propuestas extremas se moderar铆an al calor de las restricciones propias de la gesti贸n. Su talante ofensivo hacia contrincantes e incluso dirigido a aliados o ex-aliados ceder铆a lugar a la b煤squeda del di谩logo y los consensos.

Esto 煤ltimo era presentado como una verdad indudable, dado que La Libertad Avanza (LLA) s贸lo contar铆a con un reducido bloque en ambas c谩maras del Congreso Nacional y tendr铆a nula incidencia en provincias y municipios. Necesitar铆a amplios acuerdos.

El anarcocapitalista o “ultraliberal” de rasgos dogm谩ticos y hasta mesi谩nicos, ceder铆a lugar a un “neoliberal” m谩s o menos normal, m谩s all谩 de algunos excesos propios de un temperamento ind贸mito y un compromiso ideol贸gico muy acentuado.

Por cierto estas conjeturas se desarrollaban sobre todo en 谩mbitos pol铆ticos, period铆sticos y acad茅micos cercanos al pensamiento y la acci贸n liberal-conservadores. Quienes est谩n m谩s inclinados al “progresismo” y m谩s a煤n si a la izquierda, no dejaban de alertar en torno a la ideolog铆a reaccionaria del personaje, sus promesas de privatizaci贸n total, el aparente disparate de someter al pa铆s a la moneda norteamericana.

Asimismo se advert铆a, con insistencia y a viva voz, en que no hab铆a por qu茅 descreer del prop贸sito anunciado de imponer un ajuste econ贸mico y de la administraci贸n p煤blica de rasgos brutales, mucho m谩s all谩 del que propiciaba el propio Fondo Monetario Internacional (FMI). Am茅n de la aplicaci贸n de un programa generalizado de privatizaciones de las empresas pertenecientes al Estado nacional.

Acerca del luego presidente electo cundi贸 adem谩s la advertencia de que las excentricidades no eran pura extravagancia, sino que apenas encubr铆an un prop贸sito de empoderamiento absoluto del gran capital internacional y local, que entre sus destructivas derivaciones tendr铆a la de una ofensiva en toda regla y signada por la velocidad, sobre derechos, conquistas, ingresos y condiciones de trabajo de los asalariados y de los sectores m谩s empobrecidos. “Gatito mimoso del gran capital”, lo llam贸 la tambi茅n postulante presidencial Myriam Bregman, en frase muy recordada no s贸lo por la picard铆a de su construcci贸n sino por la certeza conceptual que conten铆a.

Ya en el plano sociocultural la perspectiva reaccionaria de los “libertarios” en materia de g茅nero, defensa del ambiente, pueblos ind铆genas, migrantes, diversidades, completaban el cuadro de un men煤 indigerible para cualquiera que est茅 alineado no ya con el progresismo sino con alguna versi贸n de la “modernidad”.

El se帽or presidente.

Aun as铆, una vez consumada la asunci贸n presidencial, las predicciones que llamaban a la calma se vieron contrarrestadas, a煤n para el gusto de los m谩s conservadores. Ya en los primeros d铆as de gobierno se torn贸 dif铆cil hacer compatible la defensa de la gesti贸n con el discurso “republicano” que ha sido el leit motiv de la derecha argentina durante muchos a帽os.

Ubicado en el sill贸n presidencial, Milei apareci贸 empe帽ado en ridiculizar, insultar y ejercer la coerci贸n hasta el l铆mite de la rendici贸n sin condiciones a cualquier instancia, institucionalizada o no. Bastaba para desencadenar su furia el menor intento de resistencia. O incluso alguna t铆mida objeci贸n hacia sus designios.

En el primer debate parlamentario de trascendencia que tuvo que afrontar la nueva gesti贸n, el de la llamada “ley 贸mnibus”, al comienzo pareci贸 abrirse paso cierto talante negociador. Aunque con incontables idas y vueltas as铆 como desautorizaciones desde la presidencia a las gestiones “dialoguistas” de ministros y legisladores, finalmente se hac铆an concesiones, se modificaban y sobre todo se suprim铆an art铆culos del proyecto. Hasta el ministro de Econom铆a Luis Caputo, que no se caracteriza en particular por la disposici贸n al di谩logo, sell贸 con su p煤blica anuencia el retiro de todo el cap铆tulo fiscal de la futura ley.

Como es sabido, al adentrarse en la discusi贸n art铆culo por art铆culo, qued贸 evidenciado que segu铆an existiendo objeciones. Y que la aquiescencia que se hab铆a alcanzado con la aprobaci贸n en general no se proyectaba sobre cl谩usulas que afectaban intereses locales o sectoriales, o hacia las cesiones de facultades en exceso amplias. Baj贸 “de arriba” la indicaci贸n de terminar con la discusi贸n del proyecto, de que “volviera a comisi贸n”, lo que r谩pidamente se trasunt贸 como un retiro liso y llano de la propuesta.

Fue entonces que volvi贸, con renovada fuerza, la ira presidencial. “Traidores, banda de delincuentes, par谩sitos”, fueron s贸lo algunas de las lindezas obsequiadas a los miembros de la c谩mara de diputados que hab铆an osado retacear la aprobaci贸n a alguna secci贸n del variopinto y largu铆simo proyecto de ley.

Unos d铆as despu茅s, Milei se super贸 en lo que otrora alguien llam贸 “el arte de injuriar”. Llam贸 “nido de ratas” al Congreso Nacional. Ya no queda mucho margen para humoradas o disculpas ben茅volas. La ominosa deshumanizaci贸n de quien es construido como “enemigo” no pod铆a ser m谩s expl铆cita.

Qued贸 m谩s claro a煤n que el primer magistrado no tiene tapujos para desconocer la legitimidad de quienes nuestro sistema constitucional inviste como “representantes del pueblo”. Incluso los acus贸 de malversar el mandato que el pueblo le hab铆a conferido con su voto.

De nada val铆a para el “libertario” que esos representantes tuvieran tanta legitimidad electoral como 茅l. No s贸lo se trat贸 de ofensas hacia los legisladores sino de amenazas contra todo el armaz贸n institucional de nuestro pa铆s. Amag贸 con no enviar ning煤n proyecto m谩s al parlamento, gobernar por decreto y llamar a consulta popular para refrendar por v铆a extraparlamentaria sus prop贸sitos.

Los papeles se les hab铆an quemado a muchos de quienes, sin enrolarse en LLA, sosten铆an, desde las tribunas pol铆ticas o de opini贸n, tesis “dialoguistas,” “dadoras de gobernabilidad”; los que repet铆an que “Si al gobierno le va bien, a Argentina le ir谩 bien”. C贸mo hablar o escribir en nombre de la divisi贸n de poderes, el Estado de Derecho o la responsabilidad de los gobernantes, frente a tama帽a catarata de desprecios o directas negaciones de las normas imperantes, con la Constituci贸n Nacional al frente.

Para algunes voceros oficiosos del nuevo gobierno la dificultad no pareci贸 importar mucho. Deslizaron alguna cr铆tica hacia los rasgos de “populismo de derecha” y elucubraciones en torno a la voluntad del presidente de establecer una relaci贸n directa con sus bases de apoyo de modo de prescindir de “mediaciones”. Sin embargo continuaron en el sost茅n de la idea de que Milei es “el cambio”.

Dec铆an percibirlo, a despecho de todo, como la 煤nica v铆a de salida de que dispon铆a nuestra sociedad para dejar atr谩s largas d茅cadas (o m谩s de un siglo, en las visiones m谩s radicales) de demagogia sin frenos, desmadre fiscal, desenfadada emisi贸n de moneda. Asimismo ser铆a necesario terminar con el “fest铆n” que se trasluc铆a en el hecho de que muchos millones de compatriotas “vivan del Estado”.

Adem谩s, a no olvidarse, el actual presidente puede ser abanderado de las “reformas indispensables” que el grueso de las grandes empresas predican hace tiempo: Reforma previsional, laboral, tributaria y del Estado. Lo que significa reducci贸n del gasto social, libertad de avance del capital sobre el trabajo, sistema impositivo “simplificado”, a煤n m谩s regresivo que el actual. Y por 煤ltimo privatizaciones y despidos en masa en el seno del aparato estatal.

La vulgata neoconservadora acusaba obst谩culos en su camino. Pero no parec铆a dispuesta a abandonar el sendero de apoyo, cr铆tico si fuera indispensable, al “le贸n” que ruge contra los principios a cuya inflamada defensa dedicaron mir铆adas de palabras y millares de p谩ginas en el pasado reciente e incluso inmediato.

Ay, las provincias.

Una nueva complejidad ha despuntado a medida que el mandatario enfil贸 sus ca帽ones contra los gobernadores, cort谩ndoles recursos por todos los senderos posibles, desde los subsidios al transporte p煤blico hasta el Fondo Nacional de Incentivo Docente (FONID), recortes que se sumaron al virtual cese de la obra p煤blica nacional y a la disminuci贸n sustancial de las llamadas “transferencias discrecionales a provincias”, anunciadas en los primeros d铆as de gobierno. Nada menos que el federalismo se sumaba al listado de agravios contra las instituciones. Y la suerte de los habitantes de los distintos territorios quedaba a煤n m谩s comprometida.

La primera vuelta de insultos parti贸 otra vez de considerarlos “traidores” por no haber inducido a los legisladores de sus respectivas provincias a votar sin limitaciones el megaproyecto y fue seguida por las restricciones de recursos ya mencionadas.

El gobernador cordob茅s Mart铆n Llaryora fue al principio el m谩s hostigado por Milei y a la rec铆proca el m谩s contestatario ante sus actitudes. Hace pocos d铆as comenz贸 un nuevo vuelco cuando el primer mandatario le practic贸 un quite adicional de fondos a la provincia de Chubut, esta vez de los coparticipables, a cuenta de una deuda impaga con el Estado nacional.

El gobernador Ignacio Torres respondi贸 con la promesa de que, de mantenerse la quita, interrumpir铆a los env铆os de hidrocarburos al resto del pa铆s. La trama se complic贸: No es un gobernador opositor sino de PRO, el partido al que se supone cada vez m谩s cercano al gobierno y abocado a establecer alg煤n tipo de alianza estable con la actual gesti贸n.

El joven e impetuoso Torres, ante la falta de di谩logo con el gobierno nacional arrastr贸 en su defensa a los jefes provinciales patag贸nicos, principales proveedores de combustibles. Y luego al resto de los gobernadores (salvo el converso Osvaldo Jaldo, peronista de Tucum谩n), de todas las fuerzas pol铆ticas, incluido el bonaerense Axel Kicillof y el jefe de gobierno de la ciudad de Buenos Aires, primo del expresidente Mauricio Macri.

Menos sorprendente ha sido la quita de recursos a la provincia de Buenos Aires, que acaba de sufrir el corte del Fondo de Fortalecimiento Fiscal, una fuente de recursos que el gobierno nacional le hab铆a otorgado a la provincia de Buenos Aires en 2020, despu茅s de un conflicto con la polic铆a provincial. Axel Kicillof recurrir谩 a la Corte Suprema de Justicia y planea concertar acciones con otros mandatarios bonaerenses.

Lo que queda a la vista es que el dirigente libertario est谩 dispuesto a lanzarse contra cualquier instituci贸n, nacional o local. Y no se amedrenta por sostener un duro pleito incluso con quienes han estado 谩vidos de brindarle “gobernabilidad” y facilitarle “las leyes necesarias para que avance el cambio”.

De paso, ha desatado una crisis al interior de la ya dividida derecha argentina. A la virtual extinci贸n de Juntos por el Cambio (JxC) se suma ahora la posibilidad de que se genere una escisi贸n en PRO. Esto 煤ltimo porque la hasta ahora presidente del partido y 煤nica representante suya en el primer nivel del gabinete nacional, Patricia Bullrich, no dud贸 en salir a respaldar al presidente contra los gobernadores d铆scolos.

Un choque abierto Bullrich vs. Macri ser铆a un agregado de potencialidad letal en el ya muy ajado terreno de la derecha “cl谩sica”. Para apreciar esto 煤ltimo no hay que centrarse s贸lo en las reyertas internas. El avance de Milei, al menos desde las PASO de 2023 en adelante ha encendido la alerta respecto a la supervivencia del electorado de “Juntos por el Cambio” (JxC).

El pase casi un谩nime de sus votantes al sufragio por LLA en el balotaje, con mayor claridad que las indicaciones de los jefes pol铆ticos de JxC, que se destacaban por contradicciones y titubeos. fue una manifestaci贸n m谩s de la acentuada polarizaci贸n y a la vez un nuevo impulso para profundizarla.

El presidente no frena.

No hay que confundirse; a煤n ante ese cuadro con rasgos de descomposici贸n pol铆tica, el avance “libertariano” contin煤a. Desde el gobierno se habla con insistencia creciente de la dolarizaci贸n; se celebra el super谩vit fiscal alcanzado sobre el sacrificio social forzoso, con los jubilados en primer lugar y se anuncian nuevos decretos y proyectos de leyes para avanzar en el ajuste estructural y en la transformaci贸n completa de las relaciones sociales b谩sicas de la sociedad argentina.

Como correlato “diplom谩tico” (por llamarlo de alguna manera) el presidente concurri贸 jubiloso a un foro de la derecha conservadora en EE.UU, entre efusivos abrazos con Donald Trump, felicitaciones mutuas y rec铆procos augurios de 茅xito. El argentino lleg贸 a exteriorizar su deseo de que el magnate sea el pr贸ximo presidente de EE.UU.

Se percibe a s铆 mismo como un potencial l铆der mundial de la extrema derecha. Y es probable que piense al reinado pleno de las grandes corporaciones que 茅l preconiza como la nueva forma de organizarse del capitalismo a escala planetaria.

En s铆ntesis, el presidente sigue a la ofensiva. Como ha verbalizado en varias ocasiones 茅l nunca frena, siempre acelera. No es un detalle, ni siquiera para 茅l, el hecho de que al mismo tiempo enfrenta una temprana resistencia de organizaciones de las clases explotadas.

La semana pasada se jalon贸 con paros de diversos sectores, seguidos en 茅sta por los docentes de CTERA. Y sobre todo por una multiforme manifestaci贸n de sectores precarizados expresada en m煤ltiples cortes de ruta.

Las resurgidas asambleas siguen funcionando. Y para el mes entrante se anuncian al menos tres movilizaciones de aspiraci贸n multitudinaria, el 1, fecha del mensaje presidencial de inauguraci贸n del a帽o parlamentario; el 8, d铆a internacional de las mujeres y el 24, la gran convocatoria por memoria, verdad y justicia. Las marchas se perfilan como de amplia unidad y con consignas en gran parte coincidentes. La lucha de calles parece destinada a ser una constante en el futuro pr贸ximo.

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Lo que se halla por ahora pendiente es una respuesta “desde abajo” que adem谩s de como resistencia, se exprese en forma de programa de acci贸n compartido. Y se erija en propuesta superadora no ya de este aciago mandato presidencial, sino de la realidad del pa铆s empobrecido, endeudado, con derechos sociales en retroceso, inflaci贸n invivible… Y continuidad de intolerables abusos del poder econ贸mico, pol铆tico, comunicacional y cultural contra las mayor铆as populares.

Un cap铆tulo insoslayable de un programa conjunto deber铆a ser la reivindicaci贸n incondicional de una democracia asamblearia, impulsada desde las clases subalternas, con orientaci贸n anticapitalista, antipatriarcal, de defensa ambiental y vocaci贸n revolucionaria.

No es hora de ser t铆midos. ¿Por qu茅 deber铆amos conformarnos con menos?

*Daniel Campione

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