CINE. MUNDO NEGRO
El arte de la disuasi贸n familiar se impone sutilmente cuando uno de tus v谩stagos plantea qu茅 quiere ser de mayor. Por ejemplo, artista. Sin m谩s, el desconcertante horizonte laboral se vuelve gris, pero muchas veces por desconocimiento. La respuesta paterna es un «no» de caj贸n. Por eso, la nueva pel铆cula del jovenc铆simo director suizokeniano Damien Hauser –ya lleva varias producciones con tan solo 23 a帽os–, que presentaba hace unas semanas en el Festival de Cine Internacional de Rotterdam, es una ense帽anza global necesaria. La historia nos transporta a la ciudad costera de Watamu (Kenia), donde conoceremos a Aisha, una ni帽a de diez a帽os con sue帽os grandilocuentes que le har谩n cuestionar los confines de su comunidad tradicional. Guiada por la determinaci贸n inquebrantable de convertirse en actriz en Europa, Aisha desaf铆a las expectativas y redefine su camino en la vida.
Si bien es cierto que los paisajes de este enclave keniano endulzan toda la pel铆cula, en este trabajo convergen una exploraci贸n m谩s amplia de los sue帽os infantiles, la resiliencia y el poder de la imaginaci贸n –si lo crees, se puede hacer realidad–. Hauser acierta al hacer protagonitas a las ni帽as y entrelaza otros temas como son la paciencia y los desaf铆os de la vida. De hecho, las nubes de lluvia, a las que alude el t铆tulo de la pel铆cula, representan la met谩fora de las cargas y alivios que se reflejan en un famoso refr谩n: «Despu茅s de la tormenta siempre viene la calma». Una pel铆cula entretenida y estimulante con un rico tapiz de elementos culturales.
La batalla por Laikipia es un documental conmovedor sobre el complejo legado del colonialismo en Kenia, la potencia econ贸mica del este africano, plasmado en las actuales disputas territoriales en esta regi贸n del pa铆s. Codirigida por Peter Murimi y Daphne Matziaraki, el escenario de la investigaci贸n se convierte en un microcosmos en el que se examina el terreno inestable de los derechos a la tierra, la identidad y los desaf铆os ambientales. Para ello se centra en las interacciones que se producen entre tres grupos de personas: los pastores n贸madas, los propietarios blancos de fincas y los conservacionistas. Y todos ellos combinados con los impactos del cambio clim谩tico. La historia resulta familiar en muchos otros pa铆ses africanos donde los vestigios del colonialismo persisten: las tierras las heredan los descendientes de los colonizadores blancos y pocas veces las reciben las poblaciones ind铆genas locales.