"La gente no nace buena (...). El mal está dentro de cada uno, es parte de la naturaleza", ha asegurado la escritora y periodista argentina Mariana Enríquez durante la presentación de su último libro de cuentos, Un lugar soleado para gente sombría, páginas repletas de fantasmas y monstruos que persiguen a los protagonistas en grandes urbes como Buenos Aires o Los Ángeles.
Enríquez (Buenos Aires, 1973), una de las voces más aclamadas de la literatura latinoamericana, ha estado acompañada por la cantautora española Christina Rosenvinge en la presentación que ha tenido lugar este 20 de marzo en Casa de América, Madrid, donde cientos de personas la han escuchado con fervor y otras decenas se han quedado fuera tras completarse el aforo.
Escritora y cantautora se han mostrado fieles fans la una de la otra y Rosenvinge ha confesado que ha leído Un lugar soleado para gente sombría (Anagrama) mientras estaba de gira, al igual que le pasó con Las cosas que perdimos en el fuego (Anagrama, 2016), otro compendio de cuentos que "salió antes del boom del feminismo y que, de alguna forma, ya anunciaba cosas que no parecen ser tan ficción", ha expresado.
La lucha feminista en Argentina
Enríquez ha relatado que a fines a de los 80, ella y sus amigas ya organizaban festivales de feminismo, escribían fanzines sobre cuestiones relacionadas con las mujeres y "al 8M marchábamos ocho personas, cuatro punkies y cuatro señoras", ha recordado entre risas.
"Nosotras leíamos a Silvia Federici, Simone de Beauvoir, Margaret Atwood... Pero no pasaba nada. Eso que para nosotras era tan pequeño y tan frustrante empezó más tarde". "Yo ya lo tenía incorporado cuando el boom", ha agregado.
La autora también ha contado, volviendo la vista al pasado, que cuando una banda amiga sacó el tema 'El aborto ilegal asesina mi libertad', los punkies se les echaron encima.
Ahora, en Argentina la ley del aborto "pende de un hilo", ha explicado, después de que diputados oficialistas hayan presentado un proyecto para derogar la ley. Pero ha matizado que "va a ser muy difícil" que eso ocurra porque fueron miles de mujeres las que tomaron la calle a finales del 2020 para pelear por este derecho.
Haz clic para ver el pase de diapositivas.El fantasma de la memoria
Rosenvinge ha insistido en que se espera que las mujeres hablen y escriban sobre la familia, pero no acerca de lo más oscuro y feo que impregna la cotidianidad. A lo que Martínez ha contestado que ella sí que escribe de la familia, de lo "horrible de la familia".
"Hay una idea totalmente discursiva sobre la familia como milagro de la infancia, el amor a los padres, pero luego cuando uno habla con la gente todo es un desastre y es una tragedia la familia".
Sin embargo, la cantautora ha observado que en estos cuentos, más allá de que Enríquez lleve "la familia disfuncional al extremo", "la nueva generación resulta ser más benigna y se ayudan entre ellos, más que los adultos".
La autora argentina ha recordado que esa socialización es consecuencia del momento histórico en el creció, con la dictadura cívico-militar de Videla (1976-1981) de fondo. Entonces, "había un abandono importante de los chicos, que me parece bien o mejor que la sobreprotección", ha expresado.
Muchas personas de su edad han seguido esperando a familiares desaparecidos durante mucho tiempo, a pesar de saber que estaban muertos por la dictadura, y ha agregado que esta realidad "encarna un fantasma de forma mucho más concreta. Ese fantasma, ese trauma, se hereda".
"Somos los que estamos más acostumbrados a la idea de vivir con fantasmas y a la memoria exacerbada porque nuestros padres estaban en la dictadura".
La vejez femenina
Otros de los temas sobre los que han conversado ha sido el cuerpo y la vejez. "Que el cuerpo mande y te diga que ya no es fértil viene acompañado de síntomas de la muerte en el buen sentido", ha aseverado la escritora, quien ha criticado que se habla muy poco de la vejez femenina.
Hacia el final, Enríquez se ha reivindicado como cuentista, aunque acepta de buena gana que la etiqueten en los medios como escritora de terror: "Soy cuentista, no tengo una militancia del terror, pero cuando me lo dicen me parece bien porque es un genero menor y popular".
EFE
