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Sólo un milagro nos libraría de que Trump se hiciera nuevamente con la Casa Blanca

Por Teodoro Rentería Arróyave

La Corte Suprema de Estados Unidos, para abreviar, El Supremo de la gran potencia del norte ha dado una victoria crucial, casi definitiva, al expresidente, Donald Trump, no sólo para permitirle ser candidato presidencial para los comicios de este 2024, sino para hacerse con la Casa Blanca por un periodo más, y lo que siga. 

Sólo un milagro podría librar a la humanidad del magnate neoyorquino nuevamente en la Presidencia de Estados Unidos. Mi padre médico, doctor Fortino Rentería Meneses, creyente como todos los de su generación, pero con ideas de avanzada, decía que creía en los milagros, el problema estriba en que nunca había sido testigo de uno sólo.

Resulta que en la víspera del “supermartes”, en que se definen a los candidatos presidenciales de los dos principales partidos políticos, recuérdese que la gran potencia por origen, por costumbre o por atavismo es una nación bipartidista, es decir, los candidatos independientes no cuentan, acordaron apuntalar Trump en su meta reeleccionista.

Los nueve jueces del Supremo se fueron por la tangente y acordaron por unanimidad marginarse de una decisión directa al acordar “que es el Congreso, no los estados, el que debe decidir si alguien que ha participado o apoyado una insurrección puede optar a la presidencia de la nación”.

Es de recordarse que el Supremo del estado de Colorado había dictaminado en diciembre que Trump no era elegible para buscar o tener el cargo por la sección 3 de la Enmienda 14, adoptada tras la guerra civil, que prohíbe tener un cargo a alguien que, tras jurar apoyar la Constitución, hubiera participado “en una insurrección o rebelión contra la misma, o dado ayuda o consuelo a sus enemigos”.

Admírense, los nueve magistrados del Supremo, en contra de esa decisión, se lavan las manos, al determinar, repetimos, que “la responsabilidad de aplicar la sección 3 contra candidatos y cargos federales depende del Congreso y no de los estados”.

Simple y llanamente, el Congreso lo controlan los republicanos, luego entonces Donald Trump será el candidato presidencial de la derecha y de la ultraderecha estadounidense y mundial sin contrincante al frente, su adversaria partidista, la exgobernadora de Carolina, Nimrata Nikki Randhawa Haley, sin ninguna posibilidad de triunfo y con un Joe Biden disminuido en el bando demócrata.

Lo dicen todos los medios, En vísperas del supermartes y con la nominación presidencial republicana prácticamente asegurada, Donald Trump ha conseguido este lunes en el Tribunal Supremo una victoria fundamental, al acordar por unanimidad que Colorado no puede vetar al expresidente en las papeletas de las primarias, que son unas de las 15 que los republicanos celebran este martes y donde, pese a la prohibición, su nombre aparecía en esas papeletas.

Como ya dijimos, en su decisión de este lunes los jueces no entran a valorar si Trump participó o alentó una insurrección, concluyen los magistrados que los estados sí pueden invocar la sección 3 de la Enmienda 14 para descalificar a insurrectos de tener un cargo o ser candidatos estatales, pero afirman también que “bajo la Constitución no tienen poder para aplicarla con respecto a cargos federales, especialmente la Presidencia”.

Sólo un milagro nos podría salvar de Trump nuevamente en la Presidencia de Estados Unidos y al frente de la derecha y la ultraderecha mundiales, el problema es que no hemos sido testigos en nuestra larga carrera periodística de ningún milagro, Por lo tanto, sólo nos queda amarrarnos los cinturones.





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