Por Teodoro Rentería Arróyave
La Organización de Estados Americanos, OEA, para bien del continente y sus habitantes todos, retornó a sus orígenes que le dieron forma y consistencia, al condenar “ENÉRGICAMENTE” la irrupción policial en la embajada de México en Ecuador.
La resolución fue aprobada en la víspera en su sede en Washington, por todos los miembros salvo, obvio, Ecuador el agresor, y El Salvador que prefirió abstenerse. Se lee: la OEA condena “enérgicamente” la irrupción policial en la embajada mexicana en Quito para detener al exvicepresidente ecuatoriano Jorge Glas, es de aclararse que México, que rompió relaciones diplomáticas ipso facto, con el país sudamericano, estuvo ausente por decoro y respeto a su limpia trayectoria en sus relaciones con todos los países del mundo.
Estados Unidos que se había mantenido, cuando menos, cauteloso, declaró que “Estas acciones han sido un error”, al unirse a la condena al ataque a la embajada de México en Ecuador.
La delegación mexicana tampoco asistió el martes a una reunión del Consejo Permanente, órgano ejecutivo de la organización, convocada por Ecuador para exponer su punto de vista sobre la operación, porque nuestro país no puede ser testigo de las aberraciones al derecho internacional y al de asilo, expuestas por el vicecanciller de ese país, Alejandro Dávalos, quien a nombre del gobierno del presidente Daniel Noboa, acusó a México de promover “la impunidad” al haber concedido el asilo a Glas a pesar de estar “condenado y prófugo”.
Desde luego que el funcionario ecuatoriano debería de regresar a las aulas de la diplomacia, para enterarse que lo tratado en la sesión de la OEA es el fondo: la violación en asalto a una sede diplomático y la violación al derecho de asilo.
Que el exvicepresidente Glas es objeto de dos sentencias por asociación ilícita y cohecho y blanco de una orden de captura por el delito de peculado, es lo menos importante, la gravedad es haber roto Ecuador las garantías del Derecho Internacional.
Recuérdese que, el fin de semana la OEA ya había declarado o denunciado que “cualquier acción” que ponga en peligro la inviolabilidad de los locales de las misiones diplomáticas, es una intrusión en las instalaciones, en este caso de la embajada de México en el Ecuador y los reprobables actos de violencia ejercidos en contra de la integridad y la dignidad del personal diplomático de la misión”.
La OEA llamó a todos los países a “respetar" la Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas y asegurar “la inviolabilidad de las sedes diplomáticas y su personal”. Así como acatar la Convención de asilo diplomático y no inmiscuirse en los asuntos internos de otros Estados.
Por último, exhortó a Ecuador y México a que “inicien un diálogo y tomen acciones inmediatas para resolver este grave asunto de manera constructiva” y pone a su disposición “los buenos oficios” de la OEA para facilitarlo.
El problema consiste en que, Ecuador, “montado en su macho”, insiste e insiste en sus falsas razones para violentar la soberanía de las naciones y el derecho de asilo. Así, no puede darse avenencia alguna. Lo triste es que varios de nuestros connacionales, por razones partidistas y de otras más innobles causas, estén a favor del gobierno asaltante de Ecuador.
LA ENÉRGICA CONDENA A ECUADOR DE LA OEA, LE DA LA RAZÓN A MÉXICO
