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Malí, la resiliencia de las mujeres agricultoras


Alianza por la Solidaridad

La región de Gao se encuentra en el noreste de la República de Malí, con más de medio millón de personas, es una de las más pobres de Malí y con mayor afectación por el conflicto. La persistencia de las sequías, el recrudecimiento de la inseguridad, el aislamiento y la lejanía de los grandes centros nacionales trastornan la vida socioeconómica y política de la región.

El recrudecimiento del conflicto en la zona ha supuesto que el círculo de Gao se vea cada vez más afectado por el desplazamiento de población y la creación de campos de desplazados en todas las comunas. Además de las necesidades de protección derivadas del conflicto, comunidades enteras se enfrentan a una constante inseguridad alimentaria, debido a un cúmulo de situaciones que no tienen una solución fácil a corto plazo. A las malas condiciones climáticas, la falta de diversificación e inversión agrícola, el frágil equilibrio entre recursos naturales y actividades como el pastoreo agua-pastoreo, se ha sumado la crisis política y de seguridad que ha sacudido Malí desde 2012.


Los cultivos de los últimos 5 años en esta región se han visto seriamente afectados. El aumento de los precios en los mercados locales y la disminución del poder adquisitivo hace que las familias no puedan llevar a sus hogares ningún alimento.
Mujeres y niñas las más afectadas…

Esta enorme crisis ha dado lugar a graves violaciones de los derechos humanos, afectando principalmente a mujeres y niñas, que han sido víctimas de violaciones de todo tipo (pérdida de vidas humanas, desplazamiento forzado, separación, violación, matrimonio forzado o precoz, violencia física y psicológica, privación de libertad…). Ante la imposibilidad de cubrir las necesidades básicas, las familias ponen en marcha estrategias negativas de supervivencia. Algunos menores de edad se han dedicado a la mendicidad, lo que contribuye a exponerlos a todo tipo de violencia. También se da el intercambio sexual, la migración forzosa o el matrimonio temprano.
…y las que primero responden

En estas precarias condiciones, las mujeres son siempre las primeras en reaccionar y juegan un papel central en la supervivencia de sus familias. Durante la crisis, activan pequeñas actividades, cría de pequeños rumiantes, restauración, recolección, pesca, artesanía que les permiten contar con un pequeño ingreso para mantener a su familia. Junto con nuestra socia, la organización maliense GREFFA, estamos tratando de garantizar la protección y defensa de los derechos de mujeres y niñas en un contexto de grave crisis humanitaria. Trabajamos en la región de Gao, incluyendo su núcleo urbano, y en las comunas de Anchawadji, Gounzeye, Soni Ali Ver.







La resiliencia de las agricultoras en Malí

Además de la distribución de alimentos para la población desplazada, estamos apoyando a una cooperativa agrícola, formada por 50 mujeres y 200 hombres, para proteger y mejorar sus medios de vida, sacar adelante sus actividades agrícolas a través de la rehabilitación de perímetros, la entrega de semillas, insumos y herramientas, así como la formación en técnicas agrícolas resilientes y agroecología. El objetivo es asegurar el acceso a los alimentos, y que las familias puedan salir adelante sin tener que recurrir a esas alternativas negativas y que atentan especialmente contra los derechos de niñas y mujeres. Estas actividades agrícolas garantizarán un aumento de la producción para el consumo y para la generación de pequeños ingresos.

Son importantes las acciones de sensibilización para apoyar a las mujeres y jóvenes de la cooperativa para que puedan ejercer un liderazgo y desempeñar un papel importante en su comunidad.
Letrinas para los asentamientos

El aumento de población desplazada debido al conflicto bélico ha hecho que se estén produciendo asentamientos en la zona urbana de Gao. Sin embargo, estos asentamientos carecen de estructuras higiénicas básicas provocando graves problemas de salubridad.

La instalación de letrinas de urgencia en los campos de desplazados, dotadas de un foso séptico, está permitiendo mejorar las condiciones de salubridad e higiene de la población desplazada. Esto además les da más seguridad a las mujeres y niñas, que hasta ahora tenían que salir del recinto familiar para satisfacer sus necesidades corporales, asumiendo un riesgo. También se han distribuido kits de higiene y prevención del COVID-19, fundamentales para que los hogares desplazados dispongan de lo más básico para su higiene.




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