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Viaje a Ítaca, por Enriqueta de la Cruz*

 Enriqueta de la Cruz*

Tras la guerra de Troya, Ulises emprendió el regreso a casa. Entendíamos que eso harían los partidos de izquierda o lo que de ellos quedaba (en algunos casos, como es el del PSOE, claramente poco y/o pocos). Entendíamos que habían firmado lo que pudieron pero que eso no sería un cheque de rendición y en blanco para siempre al aparato nuclear franquista y de añadidura, al imperio capitalista con una penetración consentida.

Entendíamos que la Monarquía instaurada por Franco (o restaurada por ella misma tras un paréntesis de bromazo de 40 años de Dictadura), daría paso a una III República, lógica y necesaria porque el progreso es para adelante, porque ya no era posible otra Edad Media ni más latrocinios. Y que esto, aunque un poco aplazado, sería por fin el “Jamás, jamás, jamás” Borbones pronunciado por Prim, aunque un poco más tarde, sí.

Y también hay que tener en cuenta lo que entendió el Gobierno republicano en el exilio, que no se rindió. Hay que remitirse a su despedida en los términos exactos cuando dejó de serlo, para tener claro que, al no darse los supuestos lógicos por los que cedió el paso, y al resultar todo una burla pasado el tiempo y nuevas botas en el cuello, habría que revisar desde el principio… Ese texto debería llevar a los españoles a una seria reflexión (y en concreto a la izquierda) sobre posibles siguientes pasos a dar dentro de la legalidad y así esa: “De la ley a la ley”, que pronunciara en la redoma de los inventos Torcuato Fernández Miranda, cobraría sentido, no en la forma torcuanesca y sí perfectamente desde lo legal.

Y es que el Gobierno republicano ya no lo fue más por respeto a las elecciones  (el pueblo había votado) celebradas bajo el barniz democrático y en el entendimiento de que al ser realmente una democracia elegida la que se inauguraba, no podría por menos que llegar por el curso natural de esas aguas democrática, a III República. Pero no ha sido así, poniéndose de manifiesto la anormalidad española en todo el mundo que, haciendo ojos ciegos, aun consiente a un socio y aliado con el aparato franquista mandando, eso sí, de la mano del capitalismo ortodoxo predador que, siempre tan práctico, nos ha quitado la sal y la tierra y ahora nos mete en toda clase de conflictos y enemistades donde y con quienes no tenemos problema alguno. O no los teníamos hasta este fiasco.

¿Pero qué ha pasado?

Nadie puede creer que la izquierda que pactó, se rindiera completamente en el 78. Entonces ¿qué ha pasado?

Podemos entenderlo así: En estos decenios, desde el comienzo lejano de la Transición (nudo gordiano que nos ata por el cuello, aún pasados más años que los que fueron de Dictadura), la llamada izquierda de la foto, del pacto del 78, y poco a poco, en términos generales, casi toda, se ha dejado todos sus pelos en la gatera. Y ya es hora de terminar su viaje a Ítaca, llegar al fondo de la casa, rastrear entre sus recuerdos y recuperar su esencia. Para cerrar etapa y afrontar los nuevos retos. Han sido tantos los cantos de sirena, las trampas en que se metió en esta Odisea, que hasta alguna izquierda se ha creído que está en el Gobierno. O que sigue siendo izquierda, heredera de sus dignos referentes.

En el campo nacionalista, de las llamadas Autonomías, completamente desde el Sistema ya, alguna izquierda bracea por liquidar el asunto y separarse del resto, independizarse, creyendo llegado el momento. La derecha burguesa nacionalista, también lo cree así, de manera que ahí se abre una brecha, para algunos comienzo del fin de la monarquía borbónica y de las cosas como hasta ahora. De modo que se iniciaría el proceso republicano con las repúblicas catalana, vasca, quizá gallega… O alguna. Y de ahí no se sabe muy bien qué pasará con el resto, ni se han publicado si hay resultados de lógicos diálogos donde se abordan estas interesantes cuestiones… Para que nos enteremos todos… Solo hay puzzles donde faltan piezas, tiras y aflojas y hasta sospechas de injerencias internacionales (no precisamente rusas, se supone). Y próximas elecciones de a ver si nos enteramos de por dónde se va a tirar. Parece poco serio que no se proceda con luz, taquígrafo, y debate general; que la sede parlamentaria no sirva ya para esto como para otras tantas cosas de vital importancia.

Es un momento propicio para, si se quiere, recomenzar, o no habrá camino, esperanza alguna ya con esta gente de arriba; motivo de apoyo, en adelante, a las fuerzas en el escaparate público, nada creíbles para tantos, muy agujereadas en su credibilidad, sí y en su nombrarse de “izquierda” o “progresista”. Para no hacer sangre no vamos a volver a preguntar qué tiene de ello apoyar a Zelensky o dejar más que tirados a los saharauis, o no salir en masa a organizar la calle para la paz mundial.

Excepción hecha de algunos de la izquierda, de los que quedaron marginados, apartados del proceso del pacto de silencio, tragaderas y olvido, fuera de la foto, que con todo el brío siguen en la brecha, lo cierto es que ya huele lo de esta mal llamada izquierda.

El 14 de abril

En las últimas fechas se ha desaprovechado un aniversario: el 14 de abril, para organizar una movilización masiva contra las guerras, por la paz y por la tercera república. Sencillamente, no se quiere. Eso parece. Seguimos escuchado el aplazamiento: “España, mañana será republicana”, tema en la carpeta de “asuntos pendientes”. Claro que ha habido el clamor de miles, meritorio, contra la guerra y por la República (meritorio porque no es fácil), el izado de banderas republicanas, la lucha. Pero no están todos los que deberían. Y se deja que los medios ninguneen, cuando no escondan deliberadamente, lo que sí está, ese clamor en la calle, y se deja que muchos sindicalistas y políticos no acaben de dar la talla.

Las protestas, contra la privatización de la sanidad, algo verdaderamente sangrante y criminal, en defensa de una educación pública y de calidad y tantas otras demandas urgentes, como el fin de los asesinatos machistas (es decir, en pro de políticas verdaderamente activas y eficaces), sigue saliendo atomizadas (es de anotar la de pensionistas que avanza meritoriamente, sumando lo que puede y metiendo el dedo en la llaga de que se haga una auditoría del desvío de fondos de los trabajadores a otros fines no objeto de la hucha común).

Pero todas ellas sin una unidad de lucha a estas alturas, cuando todo es uno y sale de las mismas políticas perniciosas y lo saben. ¿Quiénes? ¿Los que siguen en los sillones tan ricamente preocupados de las próximas campañas electorales? ¿Para qué? ¿Para hacer lo mismo? ¿Y seguir defraudando a los electores? Para más dolor de oídos.

Ya sabemos que el poder, el Sistema, nos ha puesto como alternativa a la extrema derecha y sus “principios”, y a los peperos. “Que si no quieres arroz, toma tres tazas y fascistas”. El juego del gran diablo.

En fin… Seguimos también de vez en cuando escuchando la maravilla de que algunos (ahora mismo la que se supone izquierda a la izquierda del PSOE), están por los valores republicanos. Pero es que, señores, es que estar por eso es estar por la República, no como entelequia o nostalgia, sino para traerla. Porque no hay valores republicanos que valgan con estos pintas que amamantamos y son el vértice de unos valores contrarios. No, no se puede, no amparándolos; siendo aceite, no se puede ser agua, porque flotas y se te ve.

Con tanta necesidad social, que a la vista está, y en los mayores tiempos de decrepitud de esas almas muertas que son la monarquía, su corte y los rancios abolengos representados estos días por la boda más ordinaria y chocante, más fea, más hortera, más decadente y burlesca que se haya visto en bastantes años, ¿a quienes se engaña? Tantos fastos, gastos de los cuatro monarcas y sus proles y amantes y demás cuestiones no declaradas, tanta putrefacción y de corona: las guerras en las que nos meten más y más a conciencia. ¿Y la gente no reacciona? ¿Y no hay un clamor de parar la fiesta?

Ya no es cuestión de “hay motivo”, sino de supervivencia. ¡Se ríen, impunes, en nuestra cara!

La guerra de la mentira

Ni con la mentira como arma de guerra podemos estar ciegos. Porque, vamos, es cierto, es que ni los periodistas más parte del juego, o que lo han sido antes, por decirlo de alguna manera, lo niegan. Nadie puede dudar que estamos siendo víctimas del mayor engaño y guerra cognitiva que han conocido los siglos. En todos los planos, desde el casero político hasta el internacional que nos condiciona absolutamente. Nos mienten como bellacos. ¿Pero quién no lo ve? Lo que ocurre es que hay que abrir el melón.

Para los que tenemos memoria y sabemos la importancia de ella, los referentes, aquí, donde tenemos un modelo, siguen estando en la II República, no superados ni llevados a buen fin, aunque el futuro requiere alternativas acordes con el momento, claro está.

Estas alternativas, objetivo urgente, tienen que diferenciarse en la práctica de nuestro día a día, en cada acción que se emprenda, de esos usos y modos capitalistas donde consumo, oportunismo, habilidad de marketing y todo lo quiero rápido, y falsas expectativas, se dan la mano y han sido, si acaso, un “pan para hoy y hambre para mañana”. Con estas trazas y formas de ir por la vida, con incoherencias, con ese nadar poco y guardar mucho las ropas, han atrapado los sueños, han anquilosado el cuerpo y  hemos sembrado aun sin querer, o inconscientemente, lo que ha traído estos lodos.

Sin ser los guardianes del tiempo sino precisamente motores hacia el futuro, sin querer crear nuevas maquinarias burocráticas de las que andamos sobrados al modo de esa acción paralela tan magníficamente descrita por Musil el “El hombre sin atributos” al describir el ambiente pre II Guerra Mundial, lo cierto es que hay mucho que trabajar.

No estaría mal empezar por una encuesta de satisfacción (y ahí sí, irónicamente, imito el lenguaje de esos vendepeines del Sistema). Porque nos sabemos todo su rollo de palabrería condicionante, alienante. Digamos mejor una encuesta de situación real de la gente real: Paro, pobreza, necesidades, mundo laboral, vida social, emocional…, expectativas… una encuesta, que desde luego no nos van a servir los hijos de Linz, desde luego, no Tezanos.

Podemos continuar con una comparativa de cómo se han organizado otros países y cómo piensan salir de este enredo USA donde el imperio necesita que queden atrapados para  su mejor uso en el siguiente y clave escenario de conflicto: Asia-Pacífico. El compartir conocimiento y aunar esfuerzos ha sido un clásico, ahora en el abandono; no se puede entender por qué.

En medio habremos dejado de ver-escuchar a los redentores del Sistema en redes, análisis llenos de falsedad, televisiones (hay que anotarlo por si alguien aún las ve), y demás plataformas, por supuesto, las series demoledoras que deforman el cerebro y por supuesto, no habremos entrado en estas aturdideras atrapa inocentes que no saben qué hacer con su tiempo como esas pretendidas nuevas casas del pueblo y de revolución de nombres pomposos. Pues una de las nuevas bromazas es que, en lugar de bibliotecas, los chicos de la izquierda alternativa, que no quieren ya llamarse así (por algo se consideran sin identidad) y que se han dejado comer por los pies desde el minuto uno de pisar moqueta, se abren bares, intentando que sigamos  jugando constantemente todos al chorra juego de Peter Pan, ahondando en el engaño y los principios que jamás fueron de izquierda, ni de abajo, sino de los alcohólicos sin recursos y desesperados que la República sacó de esa enfermedad.

Otra cosa de la que hay que quitarse es de la negatividad y de la victimización o queja, de una vez. Jugando a ser lo más, consumimos y hasta algunos emiten, contenidos en redes que redundan en la queja de cómo la derecha y la extrema de ésta, por ejemplo, se llevan a los incautos y necesitados, sin hacer más. Son estos embelesos otras tantas prácticas de consumo de entretenimiento que ni hacen base ni sirve para más que para pasar el rato. Esto también hay que dejarlo. Como ser propagadores de contenidos alarmistas, negativos, excesivos en el arte de adivinar un porvenir inmediato de Guerra Mundial y Apocalipsis nuclear. Porque antes, de no reaccionar, nos matan de locura y hambre. ¿Por qué no exigimos que nos aclaren el alcance de cada noticia que se da?

Aprender y enseñar a reconocer contenidos tóxicos, adelantar por otros lados constructivos de lo que de verdad queremos, no desanimarnos ni desalentar y contraponer a la mentira realidad, soluciones posibles y cercanas, solidarias, cada cual desde sus habilidades y conocimiento, es un buen seguir.

Porque nada se inventa y nada comienza hoy. Lógicamente hay una izquierda que trabaja, que nunca lo dejó, que está, que multiplica con pocos recursos y mucho esfuerzo lo bueno y que se nota. Sin embargo, es tarea ineludible ir sumando y ahondar y concretar con quienes y con quienes no (por propia exclusión de facto), se puede contar sin que esto signifique exclusiones a futuro si cambien las actitudes, pero, desde luego, con claridad meridiana para no perder tiempo ni energías.

Mirar también con lupa cada nueva iniciativa republicana en cuanto a composición, objetivos y exageraciones, no fueran nuevos cantos de sirena enterradores de precisamente la meta republicana transformadora: único camino ya posible. Y camino en que hay que marcar muy claramente los puntos de sostén, antes de que nos monten nuevamente un sucedáneo de “concordia” y trágala y nuevamente desde fuera. “Determinar o que nos determinen”, he ahí la cuestión. La autodeterminación del conjunto de los ciudadanos ¿cómo va a ser? ¿No sería correcto buscar con otros republicanos entendimiento, coordenadas para llegar sin que esto sea otro descafeinado para todos que no termine por alimentar a nadie?    

Y en el plano internacional, interno ya, que nos sube la vida (no su calidad, su precio), que nos la hipoteca ¿no es lícito y oportuno pedir auditoría de situación y cuentas, y exigir antes de encontrarnos con nuevos desastres? Pues ¿por qué y cuánto tanto gasto militar, qué cantidades y de qué se detraen?

Cuentas en sede parlamentaria y de los peligros reales de la escalada militar, que ya nos quita el sueño y a los mandamás les dota de excusas para recortar derechos.

¿Qué nos lo impide?

¿Qué más debe pasar?

*Enriqueta de la Cruz es periodista y escritora

Federación de Republicanos





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